Ex
ministro del Interior y Justicia en dos ocasiones, ex
presidente de la Asamblea Constituyente, alojó en su casa
varios años a Chávez cuando salió de la cárcel por golpista.
Fue quien le convenció de que podía llegar al poder por vía
electoral, recogiendo el descontento de los venezolanos.
Miquilena rompió con Chávez en el 2002, cuando comprobó que
abandonaba la vía democrática y profundizaba en el populismo
autoritario.
¿Por qué Chávez quedó muerto políticamente?
Su situación se descompuso con esta derrota. Presentó el
referéndum como un plebiscito, su decadencia viene en forma
vertical al mostrar que no es invencible. El daño es
redondo, ya no puede aspirar a ser el líder histórico de
América Latina. Incluso su liderazgo nacional será
cuestionado. Además, tiene plazo de caducidad al no poder
aspirar a la reelección indefinida. De hecho, hizo esta
reforma para mantenerse perpetuamente en el poder.
¿Qué debe hacer la oposición?
Presionar para convocar una nueva Asamblea Nacional. Los
actuales diputados elegidos con el 13% de los votos no
tienen legitimidad. Una Asamblea aumentaría la
gobernabilidad para sacar adelante al país, que enfrenta una
situación económica y social muy delicada.
¿Por qué rompió con el presidente?
Por abandonar los alineamientos democráticos. Este Chávez
que está ahora en Miraflores es muy distinto al que conocí
hace diez años. No reconozco su personalidad. Cuando lo
conocí era una persona humilde, preocupada por los pobres.
El poder es corrosivo. Está rodeado por gente tan subalterna
y sumisa que ha perdido el sentido de la realidad. Todos le
adulan para fomentar un ego monumental. El que más lo ha
hecho es Fidel Castro, que es quien saca más beneficios
económicos. También me fui del Gobierno porque se destinaba
todo el ingreso petrolero al gasto populista y nada al
desarrollo.
¿En esta revolución hay tanta corrupción como se dice?
La corrupción es gigantesca, astronómica. Chávez está
rodeado de oportunistas que se aprovechan del festín. El
despilfarro es tan grande que pese al enorme ingreso
petrolero no tardará mucho en venir un colapso económico. El
equipo de Chávez es de tan poca categoría que nadie se
atreve a discutirle el último disparate que se le ocurra.
Eso condujo a que su prepotencia y vanidad no tenga límite.
Chávez no profundiza en ningún tema. Termina siendo una
caricatura de Fidel. Castro le aconsejó que no radicalizara
el proceso, más de una vez le dijo que no tenía que
dirigirse a una revolución. Pero inventó el socialismo del
siglo XXI, que ni él sabe lo que es. Fidel se ha
aprovechado, encontró en Chávez una mina para sacar el
dinero que mantiene al régimen cubano.
¿Qué cosas buenas ha hecho Chávez?
Nada. Ha sido destructivo. Destruye lo que ya existía en el
país. El país se pudre por la corrupción, ha doblado la
deuda pública. No hay hábito de trabajo, ni vestigio de
producción. La iniciativa privada está aterrada. Y se ha
enfrentado y ha creado problemas con nuestros amigos de
siempre, España, Colombia, Perú, México, EE. UU. Lo peor es
que siembra el oído y el resentimiento entre la gente.
¿Es marxista o fascista?
Chávez nunca ha tenido nada de marxista. Su ideología es una
sopa de minestrone, agarra cosas de aquí y de allá. Se ha
convertido en un caudillo militar. Tiene aspectos de
fascista por su aparato represivo disfrazado de populismo.
Yo diría que es una mezcla de Perón y Mussolini. Tiene
mercenarios pagados para agredir a la oposición democrática.
Y con las llamadas milicias estaba armando un ejército
personal paralelo al de las Fuerzas Armadas Nacionales.
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Artículo
publicado originalmente en el diario La Vanguardia |