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La izquierda alcahueta
por José Guerra
miércoles, 8 julio 2009


Alcahuete o alcahueta es una palabra dura pero no es una mala palabra. Según el Diccionario de la Real Academia dela Lengua Española, en una de sus acepciones, significa “Persona o cosa que sirve para encubrir lo que se quiere ocultar”. Con motivo del encuentro que se celebró en Caracas, organizado por CEDICE los días 26, 27 y 28 de mayo de 2009, el gobierno organizó un evento paralelo de lo cual resultó posteriormente un foro organizado por el Centro Internacional Miranda, en el cual se criticó el híper liderazgo del presidente Chávez y se hicieron algunas observaciones acerca de la conducción y las políticas que aplica el gobierno de Venezuela. No se habían terminado de marchar los invitados internacionales pagados con los fondos del erario público cuando el presidente Chávez arremetió contra quienes hicieron observaciones sobre su administración y los retó a que contrastaran sus posiciones con lo que piensa el pueblo a cerca de él. Luego, el canciller Nicolás Maduro, obviamente mandado por Chávez, fue un poco más allá y calificó a los intelectuales que se atrevieron a cuestionar el excesivo liderazgo del presidente, de contra revolucionarios y de agentes del imperialismo, el mismo apellido que le etiqueta el gobierno a quienes disienten. Les pagaron con la misma moneda. 

Entre los participantes en el foro que desató la ira del presidente están dos intelectuales de peso: Vladimir Acosta y Luis Britto García, personas de obra escrita de significación, esté uno hoy de acuerdo o en desacuerdo con sus planteamientos. El ministro Maduro tuvo la osadía de descalificarlos como contra revolucionarios y Acosta y Britto la bajeza de dejarse humillar por alguien cuyo único mérito es obedecer ciegamente las órdenes de Chávez, cualquiera que éstas sean.

Pero en el fondo no le falta razón a  Maduro para demolerlos con sus palabras. Los intelectuales de la izquierda en el gobierno tienen una lógica muy particular de ver el mundo. Para ellos, Pinochet  fue un tirano, como en efecto lo fue, pero Fidel Castro, es un demócrata. Pinochet gobernó diez y siete años, con mano de hierro y eso fue censurable, pero a ellos les parece bien que Fidel Castro tenga mas de cincuenta años gobernando a la pobre y sufrida Cuba y que desde su estado de postración continúe impartiendo directrices sobre los que se debe hacer en Cuba y en Venezuela. No ven mal que en Cuba exista un solo partido, se imprima solamente los periódicos del gobierno y que la gente no pueda salir de su país. Esos intelectuales siempre defendieron las luchas estudiantiles, pero ahora que el movimiento juvenil se opone al gobierno, los estudiantes son burgueses, siendo éstos de la misma composición social que la del pueblo venezolano. De hecho, cuando Chávez mandó a “echarle gas del bueno a los estudiantes”, a estos intelectuales le pareció simpático que los hijos de los ricos experimentaran los olores de los gases tóxicos que con saña lanza la policía.

Pero tal vez los dos hechos más desvergonzados de los intelectuales afines al gobierno son sus su postura ante el gobierno de Corea del Norte y el de los clérigos iraníes, encarnado por Mahmud Ahmadineyad.  Los intelectuales ven con simpatía la monarquía hereditaria de Corea. Para ellos no tiene nada de malo que Kim Il Sun haya gobernado vitaliciamente y traspasado el poder a su hijo Kim Jong Il quien a su vez ya a escogió a uno de sus hijos como su sucesor. Les falta decir a los intelectuales que Corea del Norte es más democrática que Suiza. En lo que concierne al régimen de Irán, es realmente inaudito que gente pensante, que profesa la teoría marxista, pueda acompañar a Chávez en su apoyo irrestricto a una teocracia que pretende llevar a la nación persa al medioevo y restaurar al mismo tiempo su antiguo imperio. Un Estado dirigido por una cofradía de curas islámicos, con un ayatolá que funge como líder espiritual, cuyo mandato nadie discute porque proviene de la divinidad suprema y con guardines de las santas escrituras, a los intelectuales les parece bien, siempre que se oponga a los Estados Unidos. Ahora con el fraude masivo en las recientes elecciones y que ha motivado que la juventud iraní se revele contra el régimen teocrático, los intelectuales enmudecieron, tal vez por temor que infunde Maduro y el miedo a que los vuelva a regañar en público. Lo que piden los jóvenes y el pueblo de Irán es que se respete la voluntad popular y que no sea compulsiva la práctica del dogmatismo islámico, que entre otros elementos conculca los derechos de las mujeres a ser personas. Sobre eso los intelectuales de la izquierda en el gobierno no opinan y no pueden hacerlo porque al parecer subastaron su manera de pensar y razonar.  

Quedaron estos intelectuales para los actos ofíciales donde Chávez desea presentar una cara del gobierno matizada con la presencia de personas que tienen referencias bibliográficas. También están disponibles estos intelectuales para asistir a eventos internacionales con sus viáticos y gastos cubiertos con cargo  a la Tesorería Nacional.


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