La
pertinencia de estos conceptos básicos de economía se
acrecienta en la medida en que los diseñadores y quienes
aplican la política económica emiten declaraciones públicas,
lo que en muchos casos resulta asombroso por lo precario de
su formación y la confusión que crean sobre asuntos tan
delicados como los temas económicos. Con motivo de la
espiral inflacionaria que actualmente experimenta Venezuela,
resultan patéticos los juicios formulados desde el gobierno
intentando presentar lo que es un típico problema
inflacionario como si el mismo fuese resultado de lo que
ellos llaman "especulación". Según esta lógica absurda,
cuando los precios aumentan ello se debe a la conducta
inescrupulosa de los comerciantes y cuando se estabilizan,
con los mismos sectores comerciales en acción, ello obedece
a la política del gobierno.
Anteriormente se definió en términos generales el déficit
fiscal como la diferencia entre ingresos fiscales y el gasto
fiscal. Los ingresos ordinarios son aquellos que se perciben
regularmente, a diferencia de los ingresos por concepto de
la emisión de deuda pública que no es otra cosa que el
financiamiento que recibe el Estado cuando realiza
colocaciones de bonos en el mercado financiero. Los ingresos
se conforman por los impuestos directos y los impuestos
indirectos. Los impuestos directos son los que gravan al
ingreso, y su ejemplo más evidente es el impuesto sobre la
renta. Por su parte, los ingresos indirectos recaen sobre el
consumo y una de la forma más fácil de recaudarlos es
mediante el impuesto al valor agregado (IVA). La estructura
impositiva de una economía guarda una estrecha relación con
la distribución del ingreso, en particular, en las economías
donde predominan los impuestos a la renta tienden a tener
una distribución más equitativa del ingreso. Sin embargo, la
administración del impuesto a la renta suele significar un
costoso esfuerzo gubernamental que muchos Estados no están
en condiciones de afrontar y por esa razón el IVA ha
terminado imponiéndose como un tributo fundamental. Por su
parte, el gasto suele clasificarse atendiendo a su finalidad
como gasto corriente y gasto de inversión. El gasto
corriente es que regularmente realiza el gobierno para
atender el funcionamiento de la administración pública,
principalmente sueldos y salarios y compras de bienes y
prestación de servicios. El gasto de capital es el que se
realiza para aumentar el acervo de capital y se expresa en
la adquisición de maquinarias, equipos, entre otros.
Relacionado con los conceptos anteriores está el de deuda
pública, el cual hace referencia al endeudamiento que asume
el Estado para financiar el déficit fiscal. Ese
endeudamiento usualmente adquiere la forma de emisión de
bonos u otros títulos valores y puede ser interno si se
destinan al mercado financiero nacional o externo si bonos o
títulos se colocan en moneda extranjera. Entre 1999 y 2007,
por lo general las finanzas públicas de Venezuela las ha
caracterizado gestiones deficitarias lo que ha obligado al
gobierno a incrementar de manera notoria el endeudamiento
público, especialmente el interno, aunque durante 2007 se
hicieron importantes adjudicaciones de deuda pública
externa, pagaderas en moneda nacional, como fueron los casos
del los Bonos del Sur y los Bonos El Venezolano.
Desde el punto de vista monetario destacan los conceptos de
base monetaria, liquidez monetaria y tasas de interés. La
base monetaria es el dinero que crea el banco central
mediante dos operaciones fundamentales: en primer lugar
cuando compra divisas y emite moneda nacional para pagarlas
y en segundo lugar cuando concede créditos al sistema
financiero nacional. En Venezuela, el primero de los casos,
la compra de divisas, es el relevante. Así, una política
monetaria expansiva se aprecia por el crecimiento nominal
del dinero creado por el banco central y una política
contractiva ocurre cuando el banco central procura frenar el
crecimiento del dinero de su propia creación y la liquidez
en general. El banco central actúa como un monopolista de la
emisión de base monetaria, por tanto puede fijar su precio,
es decir la tasa de interés. La liquidez monetaria es el
dinero que público tiene en sus manos y está conformado por
el efectivo y los depósitos a la vista, ahorro y a plazo. Un
aumento nominal de la liquidez es síntoma de que la economía
cuenta con medios de pagos para financiar sus transacciones
y adquirir otros instrumentos financieros tales como bonos
públicos y acciones de empresas privadas. Sin embargo, los
bancos centrales deben tener sumo cuidado de dotar a la
economía de liquidez requerida, por cuanto un aumento de la
cantidad de dinero más allá de lo que está pueda asimilar,
seguramente tiende a causar dos fenómenos sumamente
peligrosos: la inflación y la depreciación de la moneda
nacional respecto a otras monedas, es decir una devaluación
del tipo de cambio.