En
1999, en sus inicios, el gobierno del presidente Chávez,
cuyo vocero en economía era Jorge Giordani, intentó
aplicar un plan económico cuyos objetivos eran enfrentar
la recesión de la economía, la elevada inflación y la
abrupta disminución de los precios del petróleo. La
política económica tuvo entonces un claro componente
ortodoxo, basado en la contención del gasto público y el
anclaje del tipo de cambio en el sistema de bandas que
estuvo vigente desde1996. Esa visión fue cambiada
radicalmente, por cuanto desde 2003 el gobierno se adentró
en una estrategia que pretende la liquidación del capital
nacional para sustituirlo en sus funciones de producción y
distribución de bienes y prestación de servicios por un
capitalismo de Estado cada vez más asfixiante y por una
camada de empresarios que en realidad no son tales sino
más bien simples rentistas, a la caza de fondos públicos,
unos para cubrir sus bolsillos deficitarios y otros para
financiar actividades económicas de las cuales son
simplemente intermediarios o testaferros. En la medida en
que la inflación disminuyó hasta 2001 algunos creyeron que
ésta ya estaba bajo control, lo que resultó en un fiasco
cuando en febrero de 2002, el gobierno y el BCV tuvieron
que dejar flotar el bolívar, lo cual puso en evidencia que
la inflación no estaba controlada sino represada, tal como
está sucediendo actualmente.
En enero de 2007, el
presidente Hugo Chávez lanzó su ofensiva general mediante
el ahora fundido proyecto de los "Cinco Motores de la
Revolución". Se nombraron nuevos ministros, entre los
cuales destacó Rodrigo Cabezas en la cartera de las
Finanzas Públicas, en sustitución del cuestionado por
manejos financieros opacos, Nelson Merente. Rodrigo
Cabezas y Armando León, quien funge como presidente en
funciones del BCV, diseñaron un programa para abatir las
presiones inflacionarias que se estaban incubando en la
economía, cuyas líneas maestras fueron los siguientes:
·
Disminuir gradualmente la
alícuota del IVA de 14% a 9%.
·
Eliminar el IVA para un
conjunto de bienes.
·
Emitir bonos de la deuda
pública para absorber liquidez
·
Aumentar el encaje legal desde
12% a 17%.
·
Mejorar la agestión de
tesorería del gobierno y de PDVSA
·
Incremento del cupo de divisas
para comprar por Internet
·
Dictar una ley contra el
acaparamiento y la especulación.
·
Otorgar subsidios al maíz,
algodón, caña de azúcar, arroz y sorgo.
·
Aplicar una reconversión
monetaria
Los datos de la economía
venezolana en 2007 muestran que el Plan Cabezas-León
fracasó estrepitosamente, al punto que Cabezas fue
defenestrado como ministro. Desde el punto de vista del
crecimiento económico la economía pasó de una tasa de
expansión de 10,4% en 2006 a 8,4% en 2007, pero inflación
saltó desde 17% hasta 22,5% en el lapso señalado, todo
ello en medio de controles de precios y de cambio, lo que
sugiere la gravedad del potencial inflacionario existente
en la economía venezolana.
Vistas las fallas de sus comisionados en materia fiscal y
monetaria, el presidente Chávez se tomó para si la tarea de
diseñar un nuevo plan económico el cual ha ido labrando
gradual pero sostenidamente. Ello en ausencia de técnicos en
los ministerios en las áreas económicas y financieras, toda
vez que el nuevo ministro de Finanzas, Rafael Isea no tiene
el calibre para articular el plan económico coherente y con
credibilidad que exige Venezuela. Es más, Isea viene de
realizar una gestión financiera en el Banco de Desarrollo
Económico y Social (Bandes) altamente cuestionable, plagada
de pérdidas, créditos incobrables y con nexos con operadores
cambiarios de que venido haciendo su agosto en negociaciones
financieras con el Ministerio de Finanzas.
Aunque todavía incompleto, de lo
que ha anunciado el presidente Chávez de medidas
antiinflacionarias, destaca lo siguiente:
·
Aumentar el precio de la leche
tanto cruda como procesada
·
Obligar a los bancos a
incrementar la cartera de crédito al sector agrícola,
fijando una tasa de interés máxima de 15% anual al tiempo
que se aumentan los plazos para el pago de los créditos.
·
Ampliar las empresas del Estados
en el sector agroindustrial.
·
Usar la fuerza militar y
expropiar a las empresas que no acaten el control de
precios.
Este es el alcance del Plan
Chávez. Como se ve, se trata de aplicar la fuerza bruta a un
asunto económico como la inflación que demanda de medidas
fiscales, monetarias, cambiarias y de estímulo a la
producción. El resultado es previsible.