Quienes
siguen el curso de las políticas públicas en Venezuela
enfrentan una dificultad muy seria: la carencia de datos
estadísticos con la frecuencia y oportunidad apropiada para
el análisis. Una fuente tradicional y fundamental en materia
económica ha sido el BCV, tanto por la calidad de su
personal técnico como por el rigor en la aplicación de
metodologías de aceptación universal, todo lo cual se
tradujo en una credibilidad incuestionable. Sin embargo, al
observarse los datos proporcionados por el BCV se aprecia un
marcado deterioro tanto en la cantidad y variedad de
información como en lo concerniente a la oportunidad de las
publicaciones, máxime ahora cuando las ediciones digitales
han desplazado a las impresas y de esa manera facilitado la
puesta en circulación de la información, literalmente en
tiempo real. Las carencias estadísticas de un sector
público destruido por la politiquería fue suplido por los
aportes del BCV hasta el punto que las cifras del BCV
abarcaban prácticamente todos los ámbitos de la economía
haciendo olvidar que en Venezuela existía un Instituto
Nacional de Estadísticas. De esta manera, sin ser de su
competencia el BCV procesaba las estadísticas de inflación,
finanzas públicas, balanza de pagos, encuesta industrial,
entre otras, sencillamente porque los entes del gobierno no
estaban en condiciones de hacerlo. Cada pieza estadística
que el BCV transfirió al gobierno para su elaboración
significó que las estadísticas se dejaron de producir o su
retraso las hace inservibles.
Vale
mencionar el caso de la encuesta industrial donde se
reflejaría la situación de la manufactura al discriminarse
el valor de su producción, los establecimientos comerciales
por tamaño y el número de empleados, entre otros datos. La
confección y publicación de dicha encuesta fue traspasada
del BCV al INE y el resultado es que ahora Venezuela no
cuenta con una encuesta de ese tipo de manera oficial y esa
falla, afortunadamente, la cubre Conindustria, la cámara que
agrupa a las empresas manufactureras privadas. Algo similar
puede decirse de las estadísticas fiscales de Venezuela,
tradicionalmente a cargo del BCV. Al crearse una unidad
especializada en esa materia en el Ministerio de Finanzas,
el BCV se desprendió de su publicación y, al igual que el
caso anterior, las estadísticas fiscales salen a la luz
pública con un retardo tal que se pierde su utilidad.
Un caso
dramático lo constituye la producción de petróleo y las
exportaciones de ese bien. Antes se publicaba información
semanal sobre los indicadores fundamentales del negocio
petrolero. Actualmente, PDVSA y el Ministerio de Energía y
Petróleo optaron por un silencio informativo al negarse a
publicar las cifras relevantes de la industria petrolera
nacional con la oportunidad requerida. En el cuadro que
sigue se presenta una radiografía del estado de indicadores
fundamentales claves para el seguimiento de la coyuntura
económica.
Cuadro
Situación de la publicación de estadísticas económicas al 2
de julio de 2008
Indicador
|
Ente
responsable |
Publicación más
reciente |
Producción
industrial |
BCV |
Marzo 2008 |
Ventas comerciales |
BCV |
Marzo 2008 |
Agregados
monetarios |
BCV |
20 de junio de
2008 |
Tasas de interés
|
BCV |
20 de junio de
2008 |
Cuentas fiscales
|
Ministerio
Finanzas |
Diciembre de 2007 |
Producción de
petróleo |
PDVSA y MEP |
Diciembre de 2007 |
Exportaciones
|
INE |
Diciembre de 2007 |
Importaciones
|
INE |
Marzo de 2008 |
El cuadro
habla por si mismo. Existe en Venezuela una especie de
tiniebla informativa toda vez que las estadísticas de
publicación más actual tienen un atraso de un trimestre. La
gran interrogante que surge aquí es acerca de la demora del
BCV en editar oportunamente indicadores fundamentales como
la producción industrial y las ventas al comercio, elementos
insustituibles para el seguimiento del acontecer económico
nacional. Se sabe del esfuerzo técnico del banco central
para la confección de esos datos pero no hay excusa
razonable para dilatar su presentación a la opinión pública.
Para el país
es lamentable que el Ministerio de Finanzas, cundido por la
corrupción en sus altas esferas, no publique con oportunidad
las cuentas fiscales de Venezuela. Ello puede sugerir dos
cosas: la primera es que el deterioro institucional del
Ministerio es mayor de lo que se piensa y la segunda es que
están ocultando la información. Lo que ocurre con cifras de
PDVSA es la muestra palpable del estado de postración de la
principal industria nacional, más un centro de activismo
político partidista que una corporación petrolera. Como
parte del rescate de la institucionalidad en Venezuela hay
que rehacer el sistema estadístico nacional, confiriéndole a
un INE despartidizado e independiente, competencias y
recursos como órgano rector de las estadísticas nacionales.