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La actividad económica en el primer trimestre 2008
por José Guerra
jueves, 5 junio 2008


Ya habíamos anticipado un par de semanas atrás desde estas mismas páginas que con información muy preliminar se podía inferir que la economía venezolana durante el primer trimestre de 2008 presentaría un ritmo de crecimiento de la actividad económica, es decir, del Producto Interno Bruto (PIB), significativamente menor que su período análogo de 2007. En efecto, así ha ocurrido, toda vez que la información publicada por el BCV refleja un verdadero frenazo en el dinamismo que ha mostrado la economía desde mediados de 2003. Resulta increíble confusión del ministro de Planificación y Desarrollo, Haimad el Troudi, quien de forma errónea argumenta que en los primeros meses del año la economía tiene a desacelerarse. Tal vez lo que no sabe el ministro es que alguien que conozca de estadística elemental debe comparar período homólogos, en este caso primer trimestre de 2008 versus primer trimestre de 2007, justamente para evitar el componente estacional de la producción. En otras palabras, no es admisible cotejar, por ejemplo, el primer trimestre de 2008 contra el cuarto trimestre de 2007.

Los datos del BCV hablan por si solo. Actividades fundamentales como la industria manufacturera, el comercio y la construcción, muestran importantes reducciones en sus tasas de crecimiento. Ello obedece entre otras razones, a la política que ha venido aplicando el gobierno. En particular en lo relativo a la industria, la tasa de variación porcentual del PIB manufacturero pasó de 6,8% en el primer trimestre de 2007 a a penas 1,4% en los tres primeros meses de este año. Venezuela es un país que se está quedando sin industrias por una política deliberada del gobierno de favorecer las importaciones para golpear al sector productivo nacional. Piensa el gobierno equivocadamente que manteniendo el precio del dólar barato puede contener las tensiones inflacionarias, ignorando el hecho de que la economía mundial ahora refleja altas tasas de inflación y que Venezuela está importando la inflación internacional. Con costos de producción internos aumentando aproximadamente 30% anual mientras que los costos de los países con los cuales Venezuela comercia crecen 10%, es obvio que la industria local está condenada a la quiebra. Similarmente, la política de control de precios está creando un serio problema de rentabilidad del sector productivo nacional que está inhibiendo la inversión y desestimulando la producción de bienes, lo que ha llevado a que grupos tradicionalmente industriales se estén convirtiendo en importadores. No debe dejar de mencionarse el caso de las expropiaciones y nacionalizaciones que representan una barrera infranqueable para la producción y la ampliación de la capacidad productiva. En una economía donde no se respeten los derechos de propiedad, la inversión disminuye y se paraliza el crecimiento y esto pareciera que empieza a observarse en Venezuela.

Pero lo que llama poderosamente la atención es la depresión del PIB del sector privado de la economía. De un crecimiento de 10,2% en el primer trimestre de 2007, el mismo se derrumbó hasta registrar una contracción de 2,3% en el primer trimestre de este año, como se aprecia en el gráfico. No se podía esperar otra cosa de una política económica que hostiliza a los empresarios y que no crea los incentivos para producir internamente. Estos datos también muestran que esas empresas de maletín que se han constituido por parte de seudo empresarios han sido un verdadero fiasco y que no son otra cosa que un mecanismo para saborear el manjar de los créditos baratos que otorga el gobierno a supuestos hombres de empresas, de otra forma no se explica la caída de la actividad económica privada. De igual manera, todo ese amasijo deforme que ha conformado el gobierno con empresas etiquetadas de socialistas ha sido un fracaso porque nada han aportado a la producción manufacturera nacional. De esta manera, contempla Venezuela un proceso de deterioro económico en un momento de precios petroleros estelares y esa oportunidad la estamos desperdiciando miserablemente, por culpa de un planteamiento ideológico que estima que el Estado hace más próspera a la sociedad, cuando es todo lo contrario, el Estado es próspero porque la sociedad genera riqueza. Este principio tan básico resulta incomprensible para un gobierno cuyo concepto de socialismo busca imitar, en estos tiempos, lo que fue el fracaso del modelo soviético, ya fenecido, y del cubano en fase de extinción.


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