El
Fondo Nacional de Desarrollo (Fonden) fue creado el 29 de
agosto de 2005, según decreto No 3.854, Gaceta Oficial No
38.261. Se trata de un ente establecido de acuerdo con la
reforma de la Ley del BCV del 20 de julio de 2005, por
iniciativa del gobierno y cuyo brazo ejecutor en aquel
momento fue el diputado Rodrigo Cabeza, presidente de la
Comisión de Finanzas de la Asamblea Nacional. Con dicha
reforma en los hechos se eliminó la autonomía del Banco
Central de Venezuela y se violó la Constitución Nacional,
todo ello con la anuencia del Directorio del instituto
emisor, que no pudo o no quiso defender la institución que
nominalmente dirigen. Sin embargo, en la reforma citada se
contempló un artículo que en un futuro no muy lejano va a
servir para enjuiciar a tres ministros de Finanzas de este
gobierno: Nelson Merente, Rodrigo Cabeza y Rafael Isea.
Porque la justicia tarda, pero llega, más aún si es la
terrenal.
Efectivamente, el artículo 8 de la reformada Ley del BCV,
disposición transitoria décima, establece lo siguiente: "Los
recursos transferidos al Fondo, de acuerdo a esta
disposición transitoria, solo serán utilizados por éste, en
divisas, para el financiamiento de proyectos de inversión en
la economía real, y en la educación y la salud, el
mejoramiento del perfil y saldo de la deuda pública externa,
así como la atención de situaciones especiales y
estratégicas". Posteriormente, este principio se asentó en
el artículo primero del decreto No 3.854, con el agregado de
que Fonden estaría adscrito al Ministerio de Finanzas y su
dirección superior la conformarían el Ministro de Finanzas
como presidente, el Ministro de Planificación y Desarrollo y
Ministro de Energía y Petróleo y dos directores adicionales
nombrados por el Presidente de la República. De esta manera
quedaron claramente puntualizados las competencias y Fonden
y los responsables de materializar tales competencias.
El delito estriba en varios hechos. En primer lugar, la ley
prohíbe la realización de pagos diferentes a los realizados
en divisas y se conoce porque el presidente Chávez se ha
encargado de explicarlo, que Fonden está financiando gasto
interno, con lo cual el mismo dólar que el BCV le compró a
PDVSA vuelve a circular, creando nuevamente bolívares en un
ciclo peligro que popularmente se denomina dinero
inorgánico, que explica en buena parte la inflación de
Venezuela. En segundo término, Fonden está empleando con
proveedores un mecanismo de pago altamente cuestionable, que
desnuda su naturaleza como presupuesto paralelo, al emitir
Memorando de Pago en divisas al tipo de cambio oficial, todo
ello al margen de la Tesorería Nacional. Tercero y a la vez
lo más rechazable, es que Fonden se desvió radicalmente de
lo previsto tanto en la Ley del BCV como en el decreto que
lo creó, toda vez que durante la gestión de Nelson Merente
se dedicó a la adquisición de productos financieros,
llamados notas estructuradas, con el objeto de realizar
especulación en el mercado cambiario, aprovechando el
diferencial entre el tipo de cambio oficial y el paralelo y
con ello obtener más bolívares por el mismo dólar para
financiar el gasto interno. Al cierre de 2006, último año de
la administración de Merente en la cartera de Finanzas, el
Fonden tenía notas estructuradas ue representaban más del
50% de los recursos no comprometidos del Fondo. Buena parte
de esas notas estaban constituidas por bonos de la deuda de
Ecuador que fueron adquiridas para ayudar al presidente
Rafael Correa y que luego bajaron de precios con la amenaza
de su gobierno de hacer una moratoria de la deuda. La
solución que encontraron Merente y la tesorera nacional de
entonces la capitana Carmen Menéndez de Maniglia no pudo ser
más infortunada. Durante 2006, negociaron las notas con un
grupo de bancos, al igual que habían hecho con los bonos
argentinos, al tipo de cambio oficial de Bs/US$ 2.150 y
luego los bancos con las notas en su poder las transaban por
efectivo y se volteaban al mercado paralelo donde lo vendían
al precio del mercado paralelo, para ese tiempo en la
vecindad de Bs/US$ 3.200. El negocio no podía ser mejor.
Defenestrado Merente en enero de 2007, Rodrigo Cabeza, ahora
ministro de Finanzas, promete limpiar a Fonden de las notas
estructuradas y abrir una averiguación. No hizo ni lo uno ni
lo otro sino todo lo contrario, siguió con las asignaciones
de las notas a los bancos, violando la normativa legal. Al
cierre de 2007, Fonden tenía notas por US$ 4.000 millones
casi 45% de sus inversiones. Reventado Cabezas como
ministro, en enero de 2007, asume el teniente Rafael Isea y
su actuación hasta ahora no ha hecho sino proseguir las
ejecutorias de Merente. Toda su labor ha consistido en armar
un mercado paralelo de divisas usando para ello las famosas
notas estructuradas de Fonden, en asignaciones a ciertos
bancos de lotes semanales de aproximadamente US$ 150
millones con el objeto de hacer disminuir el precio del
dólar paralelo, estabilizarlo en la cercanía de Bs/US$
3.500, para luego instituir un mercado dual para el bolívar.
La pregunta que surge es cómo se reparte la ganancia
cambiaria que brota entre el dólar oficial y el dólar del
mercado paralelo. Para que recuerden Merente, Cabeza e Isea,
el artículo 56 de la Ley Contra la Corrupción es muy claro.
"El funcionario público que ilegalmente diere a los fondos o
rentas a su cargo una aplicación diferente a la
presupuestada o destinada (…), será penado con prisión de
tres meses a tres años, según la gravedad del delito".