La segunda
muerte del
BCV y la
reconversión
monetaria por
José
Guerra
miércoles,
22 agosto
2007
Una
vez más el presidente Hugo Chávez ha sido explícito acerca
de sus propósitos de liquidar al Banco Central de Venezuela
(BCV). Se equivocan quienes piensan que el asunto radica en
limitar la autonomía del BCV. No, el plan consiste en la
eliminación de la institución del banco central porque un
instituto emisor con funciones monetarias propias es
incompatible con el modelo de socialismo a la cubana con el
cual el presidente Chávez simpatiza. De hecho, si no se
derrota la reforma constitucional, al igual que en Cuba, el
de Venezuela será el único banco central de la región
totalmente controlado por el Gobierno. Chávez fue muy claro
cuando afirmó: “Propongo que transformemos al Banco Central
de Venezuela y eliminemos todo vestigio de autonomía. El BCV
no puede ser autónomo”. Esta es la segunda muerte del BCV
porque la primera ocurrió el julio de 2005 cuando se consumó
la expoliación de las reservas del BCV con la complicidad
del Directorio del Instituto. Efectivamente, con los
traspasos de las divisas del BCV al Fondo de Desarrollo
Nacional (Fonden) se ha debilitado significativamente el
poder de compra del bolívar en virtud del aumento de la
inflación que ello lleva implícito. Esa acción abiertamente
ilegal ha sido posible ante la mirada encubridora del TSJ
quien tiene paralizada la demanda de nulidad interpuesta
para que al BCV le sean resarcidos sus activos
internacionales.
Conviene recordar que en Venezuela las emisiones de dinero
tienen como soporte las reservas internacionales en poder
del BCV y que los billetes y monedas en circulación tienen
valor no por el papel en que fueron impresos o el metal en
que fueron acuñadas sino más bien en tanto y en cuanto esas
unidades monetarias tienen el respaldo de un banco central
con la fuerza financiera para defender la economía de la
inflación. Al eliminarse la autonomía del BCV la economía
venezolana quedará sin el ente que pueda aplicar una
política monetaria que preserve la capacidad de compra del
dinero con lo cual aumenta el riesgo y la incertidumbre en
el país. Otorgarle al Presidente de la República la facultad
para administrar y disponer de los activos externos del BCV
es equivalente a supeditar la política monetaria a los
designios del Gobierno y con ello se maximiza el potencial
de una devaluación del bolívar y de un aumento de la
inflación en Venezuela, en vista de una gestión
presupuestaria marcada por la irresponsabilidad y el sesgo
hacia el déficit. Por situaciones como estas, de abuso con
la impresión desordenada de dinero, pasaron la gran mayoría
de las naciones de América Latina y ya aprendieron la
lección que les dejo las crisis de hiperinflación con sus
secuelas de pobreza y decadencia social y por esa razón fue
que se consagró la autonomía de los bancos centrales desde
comienzo de la década de los noventa. Ahora el gobierno de
Chávez se da la vuelta y reitera el error que se cometió en
la región al proponer la eliminación del BCV y supeditar el
manejo monetario al Gobierno de turno. La estabilidad
monetaria de un país es algo demasiado serio y por esa razón
se le encomienda al banco central como agencia
especializada, responsable ante la nación. Donde quiera que
el Gobierno controlado y dirigido la política monetaria los
daños a la sociedad han sido severos en materia de inflación
de lo cual es un testigo viviente Argentina.
Lo grave de esta situación para Venezuela tiene que ver con
el hecho de que la desaparición del BCV y sus
correspondientes funciones monetarias ocurre en el contexto
de la aplicación de una reconversión monetaria y el
lanzamiento del llamado bolívar fuerte. De esta manera, al
dejar de existir el BCV y con ello la disposición de las
reservas internacionales por parte del Presidente de la
República, las emisiones de dinero quedarían sin la
fortaleza suficiente como para asegurarle al nuevo bolívar
la credibilidad de la cual debe gozar una moneda de
aceptación general. Por lo expuesto anteriormente se deduce
que Venezuela enfrenta el peligro de que el bolívar se
continúe depreciando y la inflación se desborde toda vez que
arrebatarle la gestión de la política monetaria al BCV
implicaría que ya las reservas internacionales no serían el
apoyo de la liquidez monetaria en circulación sino más bien
una especie de caja chica para el financiamiento del gasto
corriente, los planes en el exterior que adelanta el
Gobierno y cuanto ocurrencia pase por la mente de Hugo
Chávez. ¡¡¡Que Dios no agarre confesados!!!