El
Ministerio de Finanzas presentó ante la Asamblea Nacional la
Memoria y Cuenta correspondiente a 2006, bajo la gestión de
Nelson Merente. Como ha sido la tradición en ese documento,
se expone el estado de las finanzas públicas del país y se
esboza información sobre los resultados, en términos de los
ingresos y gasto público y el financiamiento recibido.
Extrañamente el Ministerio de Finanzas no proporcionó
información correspondiente a la gestión fiscal al limitarse
a publicar en el anexo estadístico que acompaña a la Memoria
y Cuenta el detalle de los ingresos pero no del gasto
público ejecutado por el Gobierno Central. De está manera,
casi concluido el primer trimestre de 2007, todavía no se
conoce el cierre de las cuentas públicas de Venezuela. Llama
poderosamente la atención la omisión de la cifra de gasto
público durante 2007.
Afortunadamente, el BCV, en su Boletín Mensual
correspondiente a diciembre de 2006 permite clarificar la
situación de las finanzas públicas de Venezuela. El aspecto
más resaltante es de nuevo el saldo rojo de la gestión
financiera del Gobierno Central como resultado del
crecimiento vertiginoso del gasto público el cual aumentó en
términos nominales en 48,1% frente a unos ingresos fiscales
que si bien se expandieron fueron insuficientes para cubrir
las erogaciones del Gobierno en un año electoral donde
estaba en juego la Presidencia de la República. Así, en 2006
el déficit se ubicó en Bs. 2.284 millones (US$ 1.060
millones) con relación a una situación de virtual equilibrio
fiscal en 2005. Ello sugiere que en realidad ocurrió un
significativo deterioro de las finanzas públicas toda vez
que en 2006 se registró una importante mejora del precio
del petróleo el cual pasó de US$/b 46,03 en 2005 a US$/b
56,44 en 2006. De esta manera, se evidencia un cuadro de
vulnerabilidad de las cuentas fiscales de Venezuela, al
sostenerse un nivel de gasto que no se puede financiar por
vías ordinarias.
Sin embargo,
debe puntualizarse que un examen más detallado de las cifras
fiscales sugiere que en realidad Venezuela se encaminaba
hacia un déficit mayor y que el mismo fue mitigado por dos
operaciones, en las cuales estuvo involucrada PDVSA quien
declaró un dividendo extraordinario e hizo un aporte por
regalía petrolera al filo de diciembre de 2006 por Bs. 2.532
millardos y Bs. 5.403 millardos, respectivamente. Sin haber
una justificación para esas contribuciones, existe la
fundada presunción de que la compañía petrolera contrajo
deuda con el objeto de realizar aportaciones extras al fisco
con el objeto de enjugar un déficit fiscal que en noviembre
excedía Bs. 8.000 millardos. Lo que más sorpresa causa es
un renglón en las estadísticas del BCV denominado ingresos
extraordinarios por “operaciones diversas”, las cuales
saltaron de Bs. 401 millones a Bs. 1.975 millardos,
denotando un incremento de 393%. Con tan espectacular
ascenso ha debido colocarse una nota explicativa al pie del
cuadro II.2 del Boletín Mensual del BCV con el objeto de
orientar al lector que no conoce los detalles de la
contabilidad fiscal de Venezuela y que al observar una
magnitud como la referida queda desorientado.
En un
escenario de déficit fiscal en 2006, para el año en curso
las cuentas fiscales de Venezuela tienden a complicarse. En
primer lugar, con la disminución de la alícuota del IVA y el
aumento de las exenciones el Gobierno va a incurrir en un
sacrificio fiscal de aproximadamente Bs. 13.000 millardos
(5,0% del PIB) que difícilmente pueda compensar con otros
tributos o mejoras en la recaudación, al menos en el corto
plazo. En segundo término, todos los especialistas coinciden
en señalar, con la información disponible hasta ahora, que
los precios petroleros acusarán un debilitamiento que
implicaría una disminución de ingresos para Venezuela de
aproximadamente US$ 8.000 millones (7,7% del PIB). En estas
condiciones se potenciaría la brecha financiera del
Gobierno, quien tendría que arbitrar fondos si es que decide
mantener el volumen de gasto público en un contexto en el
cual el sector privado está ajustando hacia abajo sus
expectativas y planes de inversión debido a la incertidumbre
mientras que la actividad económica comienza a reflejar
síntomas de menor crecimiento. Una sector privado alicaído
podría expresarse en una importante desaceleración del ritmo
de expansión del PIB.
Vista las
coordenadas fiscales de esta manera, el Gobierno tendría
varias opciones. Primera, continuar endeudándose tal como ya
lo ha hecho con la colocación de los bonos del sur. Segunda
desacumular los recursos del Fondo de Desarrollo Nacional y
gastarlos internamente. Tercera exigirle al BCV que vuelva a
entregar una porción adicional de las reservas
internacionales y cuarta apelar a la devaluación del
bolívar. Este último recurso siempre será negado por las
autoridades económicas, pero la historia ha sido
suficientemente ilustrativa en señalar que cuando las
cuentas del Gobierno no cuadran el antídoto más efectivo
consiste en fabricar más bolívares con los mismos dólares,
es decir, mediante la devaluación. El asunto a ser
considerado no es si el Gobierno devaluará o no, sino cuándo
lo hará, porque mientras más demore en hacerlo más fuerte
será la corrección del tipo de cambio que habría que hacer
para enjugar el desbalance fiscal. La negarán pero
terminarán devaluando.
Cuadro:
Gestión fiscal del Gobierno Central en
2006 (Millardos de Bs)
|
2006 |
2005 |
Aumento (%) |
Ingresos totales |
111.663 |
76.549 |
45,9 |
Petroleros |
59.664 |
37.876 |
57,5 |
No Petroleros |
51.999 |
38.673 |
34,4 |
Gasto total |
113.947 |
76.956 |
48,1 |
Déficit
|
2.284 |
0,6 |
--- |
Precio petrolero (US$/b) |
56,44 |
46,03 |
22,3 |
Fuente: BCV:
Boletín Mensual, Diciembre de 2006
Las nuevas
monedas
Con el objeto
de evitar los problemas de redondeo o en todo caso de
minimizarlos, el BCV anunció la nueva familia de monedas, lo
que se conoce como el cono monetario. Extrañamente se
incorporó monedas de un céntimo, la llamada locha, un
billete de Bs.F 2,00 y otro de Bs.F 100,0. Esto hace más
complejo el manejo de las especies monetarias en lugar de
simplificarlo. Por una parte, el céntimo será dentro de poco
un moneda en desuso debido a la inflación al tiempo que será
un estorbo para quienes mantengan dinero. La incorporación
de la locha eso si que no tiene una explicación al
introducirse una unidad fraccionaria (doce céntimos y
medio). Ello se hizo porque el presidente Chávez una vez
mencionó que volvería la locha y eso es santa palabra. El
billete de Bs.F 2,00 no tiene justificación. No existió en
el pasado cuando había estabilidad monetaria en Venezuela y
ahora menos, ni siquiera en Estados Unidos circula esa
denominación. El de Bs.F 100,00 aunque por la inflación
esperada es posible que gane aceptación al introducirse no
será de uso común, como ahora no lo es de de Bs.50.000.
PDVSA
Cada vez se
confirma los problemas financieros por los que atraviesa la
empresa estatal de Venezuela. A la caída de su nivel de
producción se ha agregado serias dificultades de liquidez
que la está llevando a un proceso sostenido de
endeudamiento. Parte importante de la situación de
iliquidez guarda relación con las excesivas cargas que se le
han impuesto a la compañía, como si fuese el ministerio de
la asistencia social de Venezuela. Ese panorama lo completa
una gerencia que ha dado muestras evidentes de ineptitud. En
lo referente a la seguridad industrial la empresa cada año
rompe su propio record de fallecidos en una lista
interminable de accidentes que luce difícil de detener en
vista de la falta de inversión y mantenimiento. En este
contexto, que PDVSA asuma la operación de las asociaciones
estratégicas es un verdadero riesgo para el futuro
petrolero de Venezuela en vista de la incapacidad operativa
de la industria. En la próxima edición de Descifrado en
la calle se analiza en detalles la situación de PDVSA.