La
inflación por
José
Guerra
martes, 12
junio 2007
La
tasa de inflación correspondiente al mes de mayo de 2007
dada a conocer por el BCV se situó en casi 20% en los
últimos doce meses, lo que cual refleja que el gobierno está
perdiendo la lucha contra el alza de los precios. El paquete
de medidas anunciado por el Ministerio de Finanzas y el BCV
luce totalmente ineficiente para contener la escalada de los
precios. Tampoco han servido las medidas de carácter
represivo que han adoptado el Seniat, la Guardia Nacional y
el Indecu para abatir la inflación. Cuando se aplicó la
rebaja del impuesto al valor agregado y los precios
experimentaron una contracción los arquitectos de esas
acciones se apresuraron a decir que la tendencia
inflacionaria de la economía estaba mostrado un quiebre
hacia la baja. Se equivocaron desde el BCV los voceros
oficiosos del gobierno y aquellos que con un desconocimiento
de los asuntos económicos imaginaron que una disminución de
la alícuota del IVA podría traducirse en menores tasas de
inflación. Su curso reciente en Venezuela está demostrando
lo que hace tiempo es evidente en todo el mundo: que los
controles de precios son inútiles para bajar la inflación y
más bien lo que crea es escasez.
La situación luce entonces complicada para el gobierno toda
vez que con una tasa de inflación anual en la vecindad del
20% en el mes de mayo, la meta inflacionaria cifrada por las
autoridades en 12% para este año se aleja cada vez más de su
cumplimiento, como se evidencia en el gráfico. Algo similar
sucedió en 2006 cuando el entonces ministro de Finanzas,
Nelson Merentes estableció un objetivo de inflación en un
rango entre 10% y 12% el cual se violó al registrarse un
incremento de precios de 17% ese año. Esto sugiere que la
credibilidad de las autoridades monetarias y fiscales
literalmente no existe por cuanto no solamente incumplen con
la meta que establecieron sino que además no explican qué
están haciendo o piensan hacer para contener la presión
alcista de los precios. El descrédito del directorio del BCV
aumenta proporcionalmente con la inflación.
Al examinar en más detalle las cifras de mayo salta a la
vista la aceleración que han reflejado los precios de los
alimentos al situarse su variación en 30,2%. Con esta subida
de los precios alimenticios el ajuste salarial otorgado a
los trabajadores se esfumó y lo que queda es la ilusión de
tener más dinero en el bolsillo pero el cual cada vez tiene
menos poder de compra. La carrera entre los aumentos de
sueldos y los precios nunca la ha ganado los salarios. Por
ello urge en Venezuela una verdadera política
antiinflacionaria para poder reestablecer la capacidad
adquisitiva de los asalariados.
Entre los efectos de la inflación, se aprecia un deterioro
del patrimonio de los ahorristas que perciben 6,5% de
remuneración en una cuenta de ahorro cuando la inflación
está cercana al 20%. Ello representa una invitación a los
depositantes para que liquiden sus ahorros de los bancos y
lo coloquen en opciones más rentables como la compra de
bienes o la adquisición de divisas que se revalúan con
relación al bolívar. Al respecto ha sido irresponsable el
manejo monetario del directorio del BCV al mantener
congeladas por aproximadamente dos años las tasas de interés
en un ambiente de alta inflación, todo con el propósito de
facilitarle el financiamiento al gobierno. Así, el
Ministerio de Finanzas puede colocar letras y bonos de la
deuda pública a 4,5% y 6,0% de interés, respectivamente,
adquiridos por los bancos con los depósitos que el público
todavía mantiene en el sistema financiero. Mientras que la
tasa de interés de un crédito para la adquisición de un
vehículo está en 18% el gobierno se endeuda pagando como
máximo 6,0%. Esto representa un subsidio que recibe el
gobierno, financiado por los desvalidos ahorristas
venezolanos, gracias a una política monetaria que perdió el
norte en lucha contra la inflación. Similarmente, el ascenso
de la inflación está minando al tipo de cambio oficial de
Bs.2.170 por dólar al acrecentarse las expectativas de
devaluación del bolívar, lo que ha ensanchado la brecha con
el tipo de cambio paralelo. Esta discrepancia entre estas
dos cotizaciones de la divisa es un presagio de que el año
próximo el gobierno va a requerir de una devaluación para
cuadrar las cuentas públicas, golpeadas también por la
subida de los precios.