El
gran derrotado en las elecciones del domingo 2 de
diciembre no fue exclusivamente el presidente Hugo Chávez
sino más bien el proyecto etiquetado como socialismo del
siglo XXI. Desde que resultó triunfante en el referendo
revocatorio de agosto de 2004 el presidente Chávez desató
una verdadera batalla por afirmar en Venezuela el proyecto
socialista. Toda la acción de gobierno y la publicad
oficial gira en torno a la idea del socialismo, la cual
va desde la identificación del otorgamiento de becas y
ayudas sociales en especie hasta la realización de obras
públicas, y ello por arte de magia se identifica con el
socialismo. No hay una actividad del Estado que no se
vincule con el socialismo. En la concepción del
socialismo, algo elemental y primitiva, que maneja Hugo
Chávez, socialismo significa, fundamentalmente, cuatro
cosas. En primer lugar, el papel preponderante del Estado
en la economía y la sociedad, segundo, un minestrón
ideológico marxista-bolivariano, tercero, el partido único
y finalmente el culto a la personalidad. A partir de 2003
se observa en Venezuela una concentración absoluta del
poder económico en manos del Estado cuyo ámbito ha venido
creciendo a la par de los ingresos petroleros que permiten
financiar parcialmente un sector público hipertrofiado que
cada vez se hace más ineficiente. El reflejo de ello es la
situación financieramente crítica de PDVSA que ha sido
obligada a endeudarse para cubrir nuevos roles ajenos al
negocio petrolero. Aunque quienes fungen como estilistas
del gobierno, de forma rudimentaria intentan explicar que
hasta Jesús Cristo fue socialista, la mezcla del
pensamiento liberal de Simón Bolívar choca de frente con
el planteamiento marxista, justamente antiliberal y
antibolivariano, todo lo cual da como resultado una
especie de plato indigesto que nadie en su sano juicio
puede asimilar. Con la concreción del PSUV el asunto se
complicó porque el intento de replicar una vanguardia
revolucionaria tropezó con los criterios de aliados del
gobierno quienes optaron por mantener sus organizaciones
políticas y actualmente el PSUV, en construcción todavía,
exhibe el desgraciado privilegio de ser un partido en
formación que ya tiene su tribunal disciplinario. El
cuarto componente del socialismo del siglo XXI comparte
similitudes con las experiencias socialistas del siglo XX:
el culto a la personalidad. Esta tradición que comenzó con
Lenín y siguió con Stalin en Venezuela tuvo dos
extraordinarios representantes, Antonio Guzmán Blanco y
Cipriano Castro, quienes estructuraron una cofradía de
aduladores de oficio parecida a la de quienes ahora
reposan arrodillados ante la figura de Hugo Chávez.
Pues bien, el conteo de
quienes votaron en el referendo de lo reforma
constitucional y de quienes no lo hicieron, por desacuerdo
o indiferencia, cuyas cuentas se presentan en el cuadro
anexo, refleja el hecho de que, con todo y la maquinaria
del Estado volcada a la implantación del socialismo en una
constitución que pretendía crear una economía socialista,
una nueva geometría territorial igualmente socialista,
basada en las comunas y la reelección indefinida, la
aceptación del socialismo entre los venezolanos apenas
alcanza el 27%. Tal vez por esa razón fue que Hugo Chávez
argumentó que "los venezolanos no están preparados para el
socialismo". Y es verdad, las tesis del socialismo del
siglo XXI no se acepta en Venezuela. Con la derrota a
cuestas, la situación dentro del llamado chavismo se
complica tanto por la insistencia de Chávez sobre una
reforma derrotada como por las contradicciones internas.
Ello coloca el relevo a Chávez como un tópico fundamental
toda vez que al salir Jorge Rodríguez y Diosdado Cabello
muy maltratados por los resultados electorales, uno por
ser el jefe del Comando Zamora y el otro por ser barrido
en su estado (Miranda), no se ve un liderazgo con fuelle
para sustituir a Chávez, toda vez que la densidad política
de los cuadros chavistas tanto alta como intermedia es
sumamente mediocre. En todo caso, el curso previsible de
los hechos sugiere que vendrán tiempos difíciles en
Venezuela al querer forzar Chávez la implantación del
socialismo por otras vías en vista de su debacle
electoral.
Cuadro
Resultados electorales del
referendo
|
Porcentaje (%)
redondeados |
Votos por el SI
|
49,0 |
Votas por el NO
|
51,0 |
Abstención
|
43,0 |
Apoyo efectivo a la
propuesta socialista |
27,0 |