Venezuela
vive una situación de desabastecimiento en renglones
esenciales para la alimentación, entre los cuales destacan
la leche en todas sus modalidades, la carne, el aceite, la
pasta y el papel sanitario, entre otros bienes. La política
que ha aplicado el gobierno tiene dos vertientes: por una
parte ha establecido desde enero de 2003 un control de
cambio estricto que está liquidando la rentabilidad de los
sectores productivos y por la otra ha incentivado las
importaciones con el objeto de abastecer el mercado interno
al costo de debilitar aún más el establecimiento productivo
nacional. Las medidas de controles de precios han tenido
consecuencias nefastas sobre la producción nacional desde
que fueron instituidas en Venezuela durante el primer
gobierno de Carlos Andrés Pérez en 1974, sin que sus
supuestos beneficios de disminuir la inflación se hayan
materializado. Contrariamente, esos controles han destruido
el incentivo para producir y como consecuencia de ello,
Venezuela ha visto desaparecer buena parte de su parque
industrial, su agricultura y su ganadería. El gráfico anexo
refleja el descenso de la producción de leche en Venezuela,
la cual disminuyó desde 1.410 millones de litros en 1998
hasta 1.150 millones de litros en 2006. Esto pone de
manifiesto un hecho evidente: el fracaso de la política
agrícola del gobierno del presidente Chávez, no obstante los
incontables recursos gastados en la promoción de un conjunto
de unidades económicas que van desde los fundos zamoranos
hasta los centros florentinos, los cuales se han convertido
en un desaguadero de dineros públicos. Lo peor de todo es
que el gobierno persevera en el error y ahora anda
estimulando lo que llaman "empresas socialistas", que no son
otra cosa que empresas estatales donde los trabajadores
tiene un nuevo patrón mucho más poderoso que el sector
privado: el Estado en su función de propietario de los
medios de producción.
Como los gobiernos siempre buscan un culpable cuando
confrontan dificultades, el ministro de Alimentación,
general Rafael Oropeza no se le ha ocurrido una idea más
desafortunada para encarar el desabastecimiento de leche y
otros productos que ampliar todavía más el rol del Estado
como productor, porque según su criterio el sector privado
no quiere producir. Señor ministro, usted debería
interrogarse acerca de si la caída de la capacidad de
producción de alimentos en Venezuela guarda alguna relación
con las políticas aplicadas por este gobierno. ¿No será más
bien que en Venezuela, a diferencia de otros países, no
existen los incentivos para producir? ¿Por qué si el Estado
ha gastado tanto dinero en la producción de bienes el
mercado sigue desabastecido? General, yo estimaría que usted
mostrara un solo ejemplo, uno solo, de un país donde la
producción de alimentos a cargo del Estado sea eficiente. El
caso del comunismo de guerra en la antigua Unión Soviética
acabó en una hambruna y forzó a Lenín a introducir
tímidamente la Nueva Política Económica en 1923 para
incentivar a los productores privados del campo quienes
habían sido expropiados por los bolcheviques. Otro caso es
el de China bajo Mao, con más de 20 millones de muertos por
el hambre que causó la colectivización de la tierra y las
llamadas comunas, todo cual llevó al liderazgo chino a
desarrollar la economía privada. De Cuba, no vale la pena
mencionar sino el hecho de un país que produjo menos caña de
azúcar por habitante en 2006 que lo que producía en 1956,
mientras que Corea del Norte ha tenido que se ser auxiliada,
en una operación rescate, por su vecina y rica Corea del Sur
para que sus parientes no fallezcan de inanición. Con esas
ferias efectistas realizas en lugares abiertos para vender a
raudales toneladas de productos no se logra la seguridad
alimentaria, eso mismo fue lo que hicieron sus predecesores,
quienes llevaron a Venezuela a la postración que hoy sufre y
de la cual Hugo Chávez ha sido el continuador por otras
vías. Olvídese general del Estado como productor, eso no ha
funcionado ni funcionará. Con incentivos al sector privado,
pequeño, mediano y grande y una buena regulación del Estado
usted verá los anaqueles repletos de alimentos. No sigan
malbaratando plata en empresas públicas que no son otra cosa
que fuente de corrupción.