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La escasez y el general Oropeza
por José Guerra
martes, 4 diciembre 2007


Venezuela vive una situación de desabastecimiento en renglones esenciales para la alimentación, entre los cuales destacan la leche en todas sus modalidades, la carne, el aceite, la pasta y el papel sanitario, entre otros bienes. La política que ha aplicado el gobierno tiene dos vertientes: por una parte ha establecido desde enero de 2003 un control de cambio estricto que está liquidando la rentabilidad de los sectores productivos y por la otra ha incentivado las importaciones con el objeto de abastecer el mercado interno al costo de debilitar aún más el establecimiento productivo nacional. Las medidas de controles de precios han tenido consecuencias nefastas sobre la producción nacional desde que fueron instituidas en Venezuela durante el primer gobierno de Carlos Andrés Pérez en 1974, sin que sus supuestos beneficios de disminuir la inflación se hayan materializado. Contrariamente, esos controles han destruido el incentivo para producir y como consecuencia de ello, Venezuela ha visto desaparecer buena parte de su parque industrial, su agricultura y su ganadería. El gráfico anexo refleja el descenso de la producción de leche en Venezuela, la cual disminuyó desde 1.410 millones de litros en 1998 hasta 1.150 millones de litros en 2006. Esto pone de manifiesto un hecho evidente: el fracaso de la política agrícola del gobierno del presidente Chávez, no obstante los incontables recursos gastados en la promoción de un conjunto de unidades económicas que van desde los fundos zamoranos hasta los centros florentinos, los cuales se han convertido en un desaguadero de dineros públicos. Lo peor de todo es que el gobierno persevera en el error y ahora anda estimulando lo que llaman "empresas socialistas", que no son otra cosa que empresas estatales donde los trabajadores tiene un nuevo patrón mucho más poderoso que el sector privado: el Estado en su función de propietario de los medios de producción.


Como los gobiernos siempre buscan un culpable cuando confrontan dificultades, el ministro de Alimentación, general Rafael Oropeza no se le ha ocurrido una idea más desafortunada para encarar el desabastecimiento de leche y otros productos que ampliar todavía más el rol del Estado como productor, porque según su criterio el sector privado no quiere producir. Señor ministro, usted debería interrogarse acerca de si la caída de la capacidad de producción de alimentos en Venezuela guarda alguna relación con las políticas aplicadas por este gobierno. ¿No será más bien que en Venezuela, a diferencia de otros países, no existen los incentivos para producir? ¿Por qué si el Estado ha gastado tanto dinero en la producción de bienes el mercado sigue desabastecido? General, yo estimaría que usted mostrara un solo ejemplo, uno solo, de un país donde la producción de alimentos a cargo del Estado sea eficiente. El caso del comunismo de guerra en la antigua Unión Soviética acabó en una hambruna y forzó a Lenín a introducir tímidamente la Nueva Política Económica en 1923 para incentivar a los productores privados del campo quienes habían sido expropiados por los bolcheviques. Otro caso es el de China bajo Mao, con más de 20 millones de muertos por el hambre que causó la colectivización de la tierra y las llamadas comunas, todo cual llevó al liderazgo chino a desarrollar la economía privada. De Cuba, no vale la pena mencionar sino el hecho de un país que produjo menos caña de azúcar por habitante en 2006 que lo que producía en 1956, mientras que Corea del Norte ha tenido que se ser auxiliada, en una operación rescate, por su vecina y rica Corea del Sur para que sus parientes no fallezcan de inanición. Con esas ferias efectistas realizas en lugares abiertos para vender a raudales toneladas de productos no se logra la seguridad alimentaria, eso mismo fue lo que hicieron sus predecesores, quienes llevaron a Venezuela a la postración que hoy sufre y de la cual Hugo Chávez ha sido el continuador por otras vías. Olvídese general del Estado como productor, eso no ha funcionado ni funcionará. Con incentivos al sector privado, pequeño, mediano y grande y una buena regulación del Estado usted verá los anaqueles repletos de alimentos. No sigan malbaratando plata en empresas públicas que no son otra cosa que fuente de corrupción.


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