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Bolívar fuerte sin fuerza
por José Guerra
martes, 2 octubre 2007


La propaganda de la reconversión monetaria enfatiza que con esa medida de política económica Venezuela va a contar con una moneda fuerte y con un país fuerte. Es más, los estilistas de la reconversión hablan de que "Aquí hay fuerza". ¿Cuál fuerza?, ¿dónde está la fuerza? Ha sido tan contradictoria la posición de los voceros oficiales y oficiosos del BCV, que en realidad da lástima ver cómo se ha degradado la capacidad técnica de la directiva del BCV, salvo las excepciones del caso, de individualidades que han tenido el tino de clarificar el alcance de la reconversión. Así, por una parte hablan de bolívar fuerte intentando significar que la nueva moneda va a tener mayor capacidad de compra y que será una muestra de la renovada confianza en signo monetario. Por la otra, explican que la reconversión tiene un efecto neutro, es decir que nada cambiará con la eliminación de los tres ceros al bolívar. Si esto último es lo que privará, entonces es un sinsentido denominar a la nueva moneda bolívar fuerte y mucho menos decir que con esa acción se pretende bajar la inflación como se han aventurado a decir algunos osados. Un bolívar fuerte podría surgir en el contexto de un conjunto de políticas económicas entre las cuales las medidas del fisco se encaminen a eliminar en Venezuela el sesgo a la devaluación de tipo de cambio que genera una gestión financiera del gobierno marcada por el déficit de las cuentas públicas. Contrariamente, la política fiscal de este gobierno está sembrando las condiciones para un ajuste, tarde o temprano, toda vez que se ha colocado en una senda de gasto que no puede seguir financiando, debido al crecimiento desbocado del ámbito de acción del Estado en la economía. Con un sector público como el que se está conformando en Venezuela no hay ingreso petrolero que aguante. Esa tendencia deficitaria de las finanzas públicas de Venezuela va a llevar a una devaluación del tipo de cambio, porque esa ha sido la manera en que en este país se cierra la brecha entre ingreso y gasto público. El sendero hacia la devaluación se ha exacerbado con el diferencial cambiario entre la cotización oficial del dólar y la que resulta del mercado paralelo como es claramente visible en el gráfico anexo, donde la amplitud de los dos tipos de cambios excede el 100%.


No existe ni existirá bolívar fuerte debido a que el proyecto de reforma constitucional contempla la liquidación institucional del Banco Central de Venezuela al quedar supeditada la política monetaria a la autoridad del Presidente de la República, quien podrá disponer de las reservas internacionales del BCV a su mejor entender. Con un banco central destrozado no hay quien pueda defender la estabilidad de la moneda y contener las presiones inflacionarias. El hecho de que un presidente pueda utilizar las reservas internacionales y además se borre de un plumazo la autonomía del BCV es un atentado contra la reconversión monetaria sobre lo cual las autoridades del ente emisor han guardado un silencio sepulcral que delata su complicidad con lo que pretende hacer Hugo Chávez con el BCV. Los mismos sujetos que ayer decían defender al BCV hoy lo traicionan y se prestan para ser sus sepultureros. Por otra parte, con una economía que ahora se ha hecho más dependiente de las exportaciones petroleras, al tiempo que más vulnerable de esa fuente de ingreso, hablar de economía fuerte es un disparate mayúsculo toda vez que una economía fuerte es aquella que no experimenta grandes volatilidades, y que cuenta con sectores económicos líderes, basados en la productividad del trabajo y en la innovación técnica, y eso dista mucho de ser nuestro caso por cuanto Venezuela se encuentra desde hace mucho tiempo a años luces de la producción de tecnologías. Para todos los fines prácticos, con la política económica de puertos que adelanta este gobierno, Venezuela es una especie de factoría petrolera que está desaprovechando una oportunidad histórica para comenzar a dar pasos hacia delante en la modernización de su economía y no en este plan suicida que intenta retrotraer a Venezuela a fase precolombina de su evolución social.


Con expectativas de devaluación del tipo de cambio, con unas cuentas fiscales perforadas por el déficit y con una economía más subordinada a lo que ocurre en el mercado petrolero internacional muy difícilmente se puede hablar de moneda fuerte y mucho menos de economía fuerte. Ya lo veremos en el futuro cercano.


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