Inicio | Editor | Contáctenos 
 
 

Bolivia: Tiempos de tensiones e incertidumbres
por Julio Cirino  
martes, 19 diciembre 2006



Durante la semana que concluyó, Bolivia caminaba decidida hacia el abismo de la confrontación interna, el viernes 15 de diciembre se paró en el borde y resolvió, al menos por el momento, retroceder. No es la primera vez que esto sucede en el país, pero siempre queda la pregunta si será la última. Los “cabildos abiertos” particularmente el llevado a cabo en Santa Cruz, convocaron a miles de adherentes, independientemente de las discrepancias respecto de su número (Un millón según la oposición, cien mil personas según el gobierno) pero, no se produjo el llamado a la secesión de consecuencias absolutamente imprevisibles; mientras el país era recorrido por rumores, no confirmados, respecto de la presencia de efectivos venezolanos.

 El planteo de los 11 puntos de los cabildos refuerza la idea de las autonomías, y si bien al día siguiente Evo Morales les felicitó públicamente, es poco probable que esto signifique en la práctica el inicio de una negociación con posibilidades de plasmarse en un acuerdo duradero. El país mas pobre de América del Sur, continua dividido, buscando a tientas un futuro que se le escapa entre las manos de su gente.

Casi simultáneamente Hugo Chávez, en el teatro Teresa Carreño de Caracas, presentaba el PARTIDO SOCIALISTA UNIDO DE VENEZUELA (PASUV), daba por difunto al Movimiento Quinta República (su plataforma política actual) y señalaba: “… Yo no he engañado a nadie en Venezuela. Vamos hacia el socialismo. Uno nuevo, propio. Ese tenemos que idearlo y parirlo…”

Estos dos hechos, aparentemente sin relación, tienen un común denominador que trataremos de explicar. 

El camino hacia la crisis 

Hay dos niveles posibles de análisis del conflicto en Bolivia. El primero es más superficial y se basa en el estudio de los acontecimientos políticos que comienzan a precipitarse a partir de agosto (2006) cuando inicia sus reuniones la Asamblea Constituyente. En este nivel hay una serie de hechos que comentaremos.

El segundo es el análisis de las causas profundas que tiene que ver con la llegada del Movimiento al Socialismo (MAS) al poder, con su proyecto de “Refundación de Bolivia” y con la incidencia que en este proceso tendrán Hugo Chávez y Fidel Castro.

Comencemos por este último. A diferencia de los partidos políticos tradicionales, desde su aparición como fuerza política relevante en 2002 el MAS liderado por Evo Morales se planteó “refundar Bolivia”. En otras palabras su origen y su definición como movimiento de masas se conjugan con un fundamento ideológico y un programa para materializarlo.

Uno de sus más confrontativos planteos es la conformación de un gobierno de: “ indígenas, campesinos, trabajadores y estudiantes para remover del poder  el gobierno oligárquico de las clases medias y altas de mestizos y europeos (blancos)…”

En definitiva el objetivo de Evo al tomar el poder no es gobernar desde el sistema existente sino cambiarlo totalmente y esto quedó visible en Junio pasado cuando se dio a conocer el documento denominado “Refundar Bolivia” (El texto completo puede verificarse en http://constituyentesoberana.org ).

Allí se parte señalando que la historia de Bolivia es la de la resistencia contra la discriminación y la pobreza, al tiempo que se proclaman los derechos de los indígenas a la autodeterminación, al control de sus territorios y “recursos colectivos”.

Declara también la “propiedad social” de los recursos naturales y su manejo según un modelo de economía social, con espacio para la propiedad privada productiva siempre que sirva a propósitos sociales. En definitiva la “ideología” del MAS es una variante de la revolución socialista de Hugo Chavez con la sumatoria de un componente indígena (Quechua y Aymará) una especie de “socialismo comunitario” en el cual el estado es el gran regulador y es co-propietario de las industrias extractivas consideradas de utilidad pública.

Además de intentar hacer coexistir formas políticas basadas en la justicia comunal indígena, con instituciones propias de un estado occidental moderno, con la consiguiente colisión de derechos a veces opuestos.

En estos conceptos, compartidos sólo por una parte de los 9.000.000 de bolivianos, y en su aplicación de forma que alguno de ellos entienden es compulsiva, está la base del conflicto que no parece tener vías de solución. Es que la “Refundación de Bolivia” a un sector de la población le suena a revancha y autoritarismo, tal vez no lo sea así, pero Evo Morales no realizó muchos esfuerzos en mostrarse como un gobernante para todo el pueblo boliviano. 

Recapitulando algunos hechos 

Cada una de las determinaciones políticas que va tomando Morales desde su inauguración le genera un aumento de la conflictividad político/social (como quedó demostrado en las marchas del pasado 15 de diciembre en pro de las autonomías).

Una de las primeras (mayo 2006) el control de la producción gasífera generó entusiasmo y apoyo entre los seguidores del MAS pero se llevó a cabo, primero ignorando al parlamento (se realiza por un “decreto supremo”) y segundo con un despliegue militar que no parecía tener demasiada justificación. Esto y las tensas negociaciones que siguieron con la brasileña PETROBRAS y con la española REPSOL unidas a la irrupción de la venezolana PDVSA en condiciones inusualmente favorables, marcaron lo que sería el tono.

Esto trajo dos consecuencias, por una parte, si bien, el grueso de las empresas aceptó las nuevas condiciones (y cánones) impuestos en forma unilateral  al mismo tiempo, los programas de inversión comenzaron a detenerse y se mueven hoy en “cámara lenta” cuando no están totalmente parados (uno de los motivos del reciente viaje de Evo a Holanda fue para tratar de revertir esto).

El plan no es estrictamente una nacionalización, pero entrega la mayoría de los recursos a Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB) y le otorga royalties en el orden del 82%.

 A comienzos de Junio desembarca el gigante ruso “GAZPROM” contemplando una inversión de 2.000 millones para exploración, explotación, producción y exportación. Bolivia necesita, muy urgentemente inversores para aumentar la alicaída producción gasífera.

En el caso particular de la negociación con Argentina el país no puede reexportar el gas boliviano a Chile. Claro que según el especialista en temas energéticos Ricardo Molina en conversación con el autor: “… la incidencia de los volúmenes importados de gas natural boliviano en la Argentina, medido entre Enero y Septiembre de este año alcanza solo al 2,9% del volumen producido localmente. Si tomamos en cuenta que el gas natural incide en un poco más del 50% de nuestra matriz energética, la incidencia energética total es del orden del 1,5%.”

Lo que no sucede igual con Brasil, al respecto Molina señalaba:”… sobre la base de datos del 2005, la incidencia de la importación de gas natural boliviano en Brasil, representa alrededor del 50% del consumo total de gas natural del país. Por su parte, el gas natural representa el 9,3% de su matriz energética total, por lo que la incidencia boliviana es inferior al 5% en el total de las energías consumidas por Brasil. Pero, el uso principal del gas natural en Brasil es industrial (69% de la demanda total) y poco termoeléctrico (16%), con lo que particularmente para el sector industrial del área de Sao Paulo, no es una cuestión a descuidar.

 Para el 2009, el nuevo yacimiento off shore denominado Mexilhao, estará produciendo 9 millones de metros cúbicos diarios, lo que significa un poco menos de la mitad de los volúmenes actualmente importados de Bolivia. Para el 2012 esa producción se elevará a 15 millones…”

Bolivia por su parte, comentaba Molina “…no tiene otros clientes. Si bien no hay datos concretos sobre los actuales niveles de producción de gas, se puede estimar que el volumen total de exportaciones estará en el orden de los 24/26 millones de metros cúbicos diarios (22 a Brasil y 4 a Argentina), inferior a los 40 millones contratados (33 con Brasil y 7 con Argentina)…”

La preanunciada intención del presidente de modificar la constitución se materializó con la elección de 255 constituyentes (2 de Julio) de los cuales sólo 135 responden al MAS; pero por la Ley de Convocatoria las decisiones que lleven a la nueva constitución y el texto final de las misma, deben ser aprobados por los dos tercios de los constituyentes, lo que fuerza al gobierno a negociar con la oposición y que deviene en uno de los motivos centrales de confrontación en estos días.

La reforma agraria convertida en otro de los pilares de la gestión Morales debería servir para asegurarle el apoyo del campesinado (muchos de los cuales no poseen tierras). La idea de reforma agraria data de 1953 cuando se intentó por primera vez pero sin financiamiento ni asistencia técnica fracasó – a más que se efectuó en las tierras altas que son las de menor productividad agraria --.

Así el 3 de Junio desde Santa Cruz, Morales repartió casi 25.000 kilómetros cuadrados de tierras, solo la primera fase de una distribución que llegará a los 200.000 kilómetros cuadrados en cinco años. Esto detonó las quejas de los productores privados quienes – entre otras cosas – si bien no se oponían al reparto, deseaban que beneficiara a los campesinos sin tierra locales, mientras que Morales intentaba distribuirlas entre sus seguidores de las tierras altas (con lo que en el mediano plazo se habría modificado la distribución del voto).

El conflicto casi paraliza en la práctica la distribución y continúa generando violencia por lo que ahora se aguarda que sea la asamblea constituyente la que resuelva si la implementación quedará o no a cargo de las autoridades regionales.

Para comienzos del mes de noviembre la relación de Evo Morales con la oposición se deterioró profundamente y tres fueron las causas principales, si bien no las únicas:

1. La Asamblea Constituyente y su sistema de votación.

2. La amenaza del presidente de aprobar la reforma agraria “por la fuerza”.

3. El acuerdo militar con Venezuela.

A esto se le sumó a comienzos de Diciembre la cuestión de las autonomías regionales que había sido votada en Julio.

Sin duda la reforma constitucional era, y sigue siendo, la piedra angular de la estrategia de Morales y de la oposición. El oficialismo logró aprobar la calidad de “originaria” para la Constituyente y simultáneamente disponía que las decisiones se tomarán por mayoría; lo que según la oposición vulnera la Ley de Convocatoria que señala que el texto constitucional se aprobaría con los dos tercios de los votos.

Para la oposición nucleada detrás de Jorge Quiroga Ramirez jefe de la agrupación “Podemos” la aprobación del proyecto constitucional de Evo implicaría la reversión de la propiedad agrícola a manos del Estado; la instauración de un modelo limitativo de la propiedad privada; el rechazo de las autonomías departamentales e incluso se hablaba de la posibilidad de la reelección indefinida de Morales

La Asamblea se instaló el 6 de Agosto y hasta el momento no pudo resolver definitivamente ni siquiera el reglamento de funcionamiento; para terminar de complicar las cosas, a mediados de noviembre el MAS contando con 140 votos sobre 255 intentó imponer la mayoría simple como criterio para la aprobación del articulado con lo que la oposición amenazó con retirarse de la Constituyente y dio comienzo a una huelga de hambre en el hemiciclo por parte de varios de sus dirigentes como forma de protesta ante lo que ellos estiman un indebido avasallamiento.

El 17 de Noviembre el Senado no aprobó el proyecto de reforma agraria que contaba con media sanción de la cámara baja y el presidente amenazó con “levantamientos populares”; lo que fue respondido desde Santa Cruz con marchas y huelga de hambre.

Una semana después, la principal fuerza de oposición se retiraba del  Senado, para trabar el debate de la ley de reforma agraria, lo que provocó  la airada reacción del presidente de Bolivia que denunció un "golpe institucional".
           
El gobierno boliviano quedó peleando  una batalla en tres frentes. Por un lado, intenta imponer un reglamento en la Asamblea Constituyente para que los artículos de la nueva Carta Magna puedan ser aprobados por mayoría simple, mientras la oposición sostiene que no puede haber modificaciones sin, por lo menos, los dos tercios de la asamblea.

Por otra parte, enfrenta la rebelión de seis de los nueve gobiernos regionales por un proyecto de ley para fiscalizar -y, eventualmente, sustituir- a los prefectos (gobernadores). Finalmente, el gobierno de Morales intenta doblegar la negativa opositora a aprobar una ley de reforma agraria, que en su espíritu propone expropiar latifundios y tierras de propiedad dudosa, para repartirlas entre indígenas y campesinos, tal y como señalábamos arriba.

La cuestión del Acuerdo Militar data del pasado 26 de mayo en que los  presidentes de Bolivia y Venezuela firmaron un tratado de seguridad y defensa que -pese a las críticas de la oposición y la preocupación de los países vecinos- contempla explícitamente la construcción de dos bases militares, pero la intención de Morales es llegar a un total de 24 a lo largo de los 6.918 kilómetros de línea fronteriza que Bolivia comparte con Perú, Brasil, Paraguay, Argentina y Chile. En realidad el tema venía desde antes de la elección de Evo Morales como presidente, unido a que según algunos su actitud frente a Hugo Chávez y a Fidel Castro es considerada casi de “sumisión”.
        El plan según el gobierno de La Paz,  responde a la necesidad boliviana de revertir la vulnerabilidad que, por falta de recursos y escasa población en las fronteras, presenta el país para evitar la "invasión pacífica" de ciudadanos de países fronterizos, así como el contrabando de sus recursos naturales, la oposición en cambio lo ve como una militarización innecesaria y una indebida ingerencia foránea en los asuntos de Bolivia

Al respecto el Diputado de Podemos, Fernando Messmer en conversación telefónica con el autor nos señalaba:”…Me siento avergonzado como boliviano de un acuerdo que permite la intervención en Bolivia del dictador del Caribe…” y respecto de su aprobación en el Senado nos dijo: “…El acuerdo estaba paralizado en el Senado, el gobierno no tenía los votos con lo que no podía ser aplicado. Se convocó a un senador suplente de Podemos que estaba viviendo en Brasil y llegó a hurtadillas, traído expresamente y a un senador de una fuerza pequeña; se los introdujo clandestinamente en el Senado a las 20.00 horas al tiempo que se rodeaba al Senado de policías y adherentes a Morales. Como diputado pretendí ingresar y fui golpeado por la policía. Nuestros senadores titulares no pudieron ingresar porque su ingreso habría invalidado la presencia de suplentes. La sesión fue ilegal e inconstitucional pero no tenemos instancias a las que se pueda recurrir en estos momentos…” 

Conclusiones precarias 

En un proceso con el dinamismo y la velocidad del que está viviendo Bolivia, nada sería más imprudente que pretender sacar conclusiones “talladas en piedra”.  La primera, no por obvia es menos importante; el Cabildo abierto del viernes 15 de Diciembre fue sólo un momento en lo que será un largo proceso. La segunda es que la lamentable posibilidad de violencia no está para nada conjurada en la medida en que las posiciones se hacen irreductibles.

La cuestión de las autonomías está íntimamente vinculada a lo que suceda en la Asamblea Constituyente. El Senador Carlos Borth en conversación telefónica nos señalaba su visión sobre el tema autonómico: “…el pasado 2 de Julio ganó el Si (a la autonomía) en cuatro departamentos y el no en los cinco restantes, esta votación era vinculante en términos departamentales, no nacionales, así las autonomías serían un proceso selectivo, optativo y gradual (…) La actitud del gobierno alimenta el temor que se va a ignorar lo votado en los cuatro departamentos que se pronunciaron por el sí; esto sumado a que en la Asamblea se intenta aprobar la nueva constitución por mayoría simple y no con los dos tercios han sido elementos de preocupación en buena parte de la población...”

Un dato que llama la atención es el paulatino acercamiento de Evo Morales a las Fuerzas Armadas; luego del cambio de mandos parecería que el presidente sigue los pasos de su homólogo venezolano y si bien no se puede hablar de un proceso de militarización, en reiteradas oportunidades señaló su intención de hacer uso de las mismas (recordemos que Evo Morales fue uno de los más duros críticos del presidente constitucional Gonzalo Sanchez de Losada cuando hizo lo mismo en octubre de 2003).

Otro elemento a ser tomado en cuenta es la creciente presencia de Rusia, no ya solamente en Bolivia sino en la región, con propuestas de ventas de armamentos de diverso tipo; esto sin analizar el volumen y calidad de las compras realizadas por Venezuela, dado que no es el objetivo de este artículo.

Para Brasil, la estabilidad del gobierno boliviano no es un tema menor, tanto por la necesidad del gas, cuanto por la ubicación geopolítica de Bolivia (el mas brillante geopolítico brasileño, Golbery do Couto e Silva, llamaba a Bolivia, el área continental de soldadura, el equivalente al “heartland” de la región) tanto por la centralidad de su posición geográfica cuanto  por las implicancias en el equilibrio en los liderazgos regionales que para Brasil tiene ver aumentar o disminuir su influencia sobre Bolivia en un juego donde ambos países se necesitan mutuamente.

En este marco Argentina parece  ausente, de hecho el presidente Kirchner optó por no asistir a la reunión de la Comunidad Sudamericana de Naciones que se efectuó días atrás en Cochabamba y nuestra capacidad para influir en un sentido o en otro parece, al menos por el momento, bastante disminuida.

La influencia de Hugo Chávez sobre Evo Morales es muy difícil de negar, no solamente por el número de personal venezolano que se encuentra en Bolivia, o los acuerdos militares, o los helicópteros presidenciales provistos por Venezuela, sino también  por la integración de Bolivia en el llamado acuerdo ALBA (junto con Cuba) y el creciente alineamiento de su política con la del Bolivariano; esto sin analizar la incidencia del dinero fresco que puede aportar Venezuela en la supervivencia de la administración Morales

Al comienzo señalábamos que el conflicto por las autonomías en Bolivia y la presentación de Hugo Chávez del partido único tenían un denominador común. Ambos se presentan ante la región con “una idea”, una propuesta de futuro, que puede llamarse el “Socialismo Para el Siglo XXI” o la “Refundación de Bolivia”, e independientemente de la opinión que respecto de esas ideas cada uno pueda tener; independientemente del hecho que –personalmente – estoy convencido que no conducen al bienestar de sus pueblos ; en un panorama que, en términos de propuestas originales para los males de nuestra región es un verdadero desierto; es muy comprensible que estos planteamientos unidos a la abultada billetera de Hugo Chávez hagan pensar a más de uno que este es el camino a seguir.

Leer algo de la  historia de los experimentos socialistas, tal vez nos haría cambiar de opinión…

*

Julio A. Cirino: Historiador y periodista argentino. Experto en seguridad hemisférica.
Presidente del Centro de Estudios Alexis de Tocqueville.

 
 

© Copyright 2006 - WebArticulista.net - Todos los Derechos Reservados.