Durante
la semana que concluyó, Bolivia caminaba decidida hacia el
abismo de la confrontación interna, el viernes 15 de
diciembre se paró en el borde y resolvió, al menos por el
momento, retroceder. No es la primera vez que esto sucede
en el país, pero siempre queda la pregunta si será la
última. Los “cabildos abiertos” particularmente el llevado
a cabo en Santa Cruz, convocaron a miles de adherentes,
independientemente de las discrepancias respecto de su
número (Un millón según la oposición, cien mil personas
según el gobierno) pero, no se produjo el llamado a la
secesión de consecuencias absolutamente imprevisibles;
mientras el país era recorrido por rumores, no
confirmados, respecto de la presencia de efectivos
venezolanos.
El planteo de
los 11 puntos de los cabildos refuerza la idea de las
autonomías, y si bien al día siguiente Evo Morales les
felicitó públicamente, es poco probable que esto
signifique en la práctica el inicio de una negociación con
posibilidades de plasmarse en un acuerdo duradero. El país
mas pobre de América del Sur, continua dividido, buscando
a tientas un futuro que se le escapa entre las manos de su
gente.
Casi
simultáneamente Hugo Chávez, en el teatro Teresa Carreño
de Caracas, presentaba el PARTIDO SOCIALISTA UNIDO DE
VENEZUELA (PASUV), daba por difunto al Movimiento Quinta
República (su plataforma política actual) y señalaba: “…
Yo no he engañado a nadie en Venezuela. Vamos hacia el
socialismo. Uno nuevo, propio. Ese tenemos que idearlo y
parirlo…”
Estos dos
hechos, aparentemente sin relación, tienen un común
denominador que trataremos de explicar.
El camino
hacia la crisis
Hay dos
niveles posibles de análisis del conflicto en Bolivia. El
primero es más superficial y se basa en el estudio de los
acontecimientos políticos que comienzan a precipitarse a
partir de agosto (2006) cuando inicia sus reuniones la
Asamblea Constituyente. En este nivel hay una serie de
hechos que comentaremos.
El segundo es
el análisis de las causas profundas que tiene que ver con
la llegada del Movimiento al Socialismo (MAS) al poder,
con su proyecto de “Refundación de Bolivia” y con la
incidencia que en este proceso tendrán Hugo Chávez y Fidel
Castro.
Comencemos por
este último. A diferencia de los partidos políticos
tradicionales, desde su aparición como fuerza política
relevante en 2002 el MAS liderado por Evo Morales se
planteó “refundar Bolivia”. En otras palabras su origen y
su definición como movimiento de masas se conjugan con un
fundamento ideológico y un programa para materializarlo.
Uno de sus más
confrontativos planteos es la conformación de un gobierno
de: “ indígenas, campesinos, trabajadores y estudiantes
para remover del poder el gobierno oligárquico de las
clases medias y altas de mestizos y europeos (blancos)…”
En definitiva
el objetivo de Evo al tomar el poder no es gobernar desde
el sistema existente sino cambiarlo totalmente y esto
quedó visible en Junio pasado cuando se dio a conocer el
documento denominado “Refundar Bolivia” (El texto completo
puede verificarse en
http://constituyentesoberana.org ).
Allí se parte
señalando que la historia de Bolivia es la de la
resistencia contra la discriminación y la pobreza, al
tiempo que se proclaman los derechos de los indígenas a la
autodeterminación, al control de sus territorios y
“recursos colectivos”.
Declara
también la “propiedad social” de los recursos naturales y
su manejo según un modelo de economía social, con espacio
para la propiedad privada productiva siempre que sirva a
propósitos sociales. En definitiva la “ideología” del MAS
es una variante de la revolución socialista de Hugo Chavez
con la sumatoria de un componente indígena (Quechua y
Aymará) una especie de “socialismo comunitario” en el cual
el estado es el gran regulador y es co-propietario de las
industrias extractivas consideradas de utilidad pública.
Además de
intentar hacer coexistir formas políticas basadas en la
justicia comunal indígena, con instituciones propias de un
estado occidental moderno, con la consiguiente colisión de
derechos a veces opuestos.
En estos
conceptos, compartidos sólo por una parte de los 9.000.000
de bolivianos, y en su aplicación de forma que alguno de
ellos entienden es compulsiva, está la base del conflicto
que no parece tener vías de solución. Es que la
“Refundación de Bolivia” a un sector de la población le
suena a revancha y autoritarismo, tal vez no lo sea así,
pero Evo Morales no realizó muchos esfuerzos en mostrarse
como un gobernante para todo el pueblo boliviano.
Recapitulando algunos hechos
Cada una de
las determinaciones políticas que va tomando Morales desde
su inauguración le genera un aumento de la conflictividad
político/social (como quedó demostrado en las marchas del
pasado 15 de diciembre en pro de las autonomías).
Una de las
primeras (mayo 2006) el control de la producción gasífera
generó entusiasmo y apoyo entre los seguidores del MAS
pero se llevó a cabo, primero ignorando al parlamento (se
realiza por un “decreto supremo”) y segundo con un
despliegue militar que no parecía tener demasiada
justificación. Esto y las tensas negociaciones que
siguieron con la brasileña PETROBRAS y con la española
REPSOL unidas a la irrupción de la venezolana PDVSA en
condiciones inusualmente favorables, marcaron lo que sería
el tono.
Esto trajo dos
consecuencias, por una parte, si bien, el grueso de las
empresas aceptó las nuevas condiciones (y cánones)
impuestos en forma unilateral al mismo tiempo, los
programas de inversión comenzaron a detenerse y se mueven
hoy en “cámara lenta” cuando no están totalmente parados
(uno de los motivos del reciente viaje de Evo a Holanda
fue para tratar de revertir esto).
El plan no es
estrictamente una nacionalización, pero entrega la mayoría
de los recursos a Yacimientos Petrolíferos Fiscales
Bolivianos (YPFB) y le otorga royalties en el orden del
82%.
A comienzos
de Junio desembarca el gigante ruso “GAZPROM” contemplando
una inversión de 2.000 millones para exploración,
explotación, producción y exportación. Bolivia necesita,
muy urgentemente inversores para aumentar la alicaída
producción gasífera.
En el caso
particular de la negociación con Argentina el país no
puede reexportar el gas boliviano a Chile. Claro que según
el especialista en temas energéticos Ricardo Molina en
conversación con el autor: “… la incidencia de los
volúmenes importados de gas natural boliviano en la
Argentina, medido entre Enero y Septiembre de este año
alcanza solo al 2,9% del volumen producido localmente. Si
tomamos en cuenta que el gas natural incide en un poco más
del 50% de nuestra matriz energética, la incidencia
energética total es del orden del 1,5%.”
Lo que no
sucede igual con Brasil, al respecto Molina señalaba:”…
sobre la base de datos del 2005, la incidencia de la
importación de gas natural boliviano en Brasil, representa
alrededor del 50% del consumo total de gas natural del
país. Por su parte, el gas natural representa el 9,3% de
su matriz energética total, por lo que la incidencia
boliviana es inferior al 5% en el total de las energías
consumidas por Brasil. Pero, el uso principal del gas
natural en Brasil es industrial (69% de la demanda total)
y poco termoeléctrico (16%), con lo que particularmente
para el sector industrial del área de Sao Paulo, no es una
cuestión a descuidar.
Para el 2009,
el nuevo yacimiento off shore denominado Mexilhao, estará
produciendo 9 millones de metros cúbicos diarios, lo que
significa un poco menos de la mitad de los volúmenes
actualmente importados de Bolivia. Para el 2012 esa
producción se elevará a 15 millones…”
Bolivia por su
parte, comentaba Molina “…no tiene otros clientes. Si bien
no hay datos concretos sobre los actuales niveles de
producción de gas, se puede estimar que el volumen total
de exportaciones estará en el orden de los 24/26 millones
de metros cúbicos diarios (22 a Brasil y 4 a Argentina),
inferior a los 40 millones contratados (33 con Brasil y 7
con Argentina)…”
La
preanunciada intención del presidente de modificar la
constitución se materializó con la elección de 255
constituyentes (2 de Julio) de los cuales sólo 135
responden al MAS; pero por la Ley de Convocatoria las
decisiones que lleven a la nueva constitución y el texto
final de las misma, deben ser aprobados por los dos
tercios de los constituyentes, lo que fuerza al gobierno a
negociar con la oposición y que deviene en uno de los
motivos centrales de confrontación en estos días.
La reforma
agraria convertida en otro de los pilares de la gestión
Morales debería servir para asegurarle el apoyo del
campesinado (muchos de los cuales no poseen tierras). La
idea de reforma agraria data de 1953 cuando se intentó por
primera vez pero sin financiamiento ni asistencia técnica
fracasó – a más que se efectuó en las tierras altas que
son las de menor productividad agraria --.
Así el 3 de
Junio desde Santa Cruz, Morales repartió casi 25.000
kilómetros cuadrados de tierras, solo la primera fase de
una distribución que llegará a los 200.000 kilómetros
cuadrados en cinco años. Esto detonó las quejas de los
productores privados quienes – entre otras cosas – si bien
no se oponían al reparto, deseaban que beneficiara a los
campesinos sin tierra locales, mientras que Morales
intentaba distribuirlas entre sus seguidores de las
tierras altas (con lo que en el mediano plazo se habría
modificado la distribución del voto).
El conflicto
casi paraliza en la práctica la distribución y continúa
generando violencia por lo que ahora se aguarda que sea la
asamblea constituyente la que resuelva si la
implementación quedará o no a cargo de las autoridades
regionales.
Para comienzos
del mes de noviembre la relación de Evo Morales con la
oposición se deterioró profundamente y tres fueron las
causas principales, si bien no las únicas:
1. La Asamblea
Constituyente y su sistema de votación.
2. La amenaza
del presidente de aprobar la reforma agraria “por la
fuerza”.
3. El acuerdo
militar con Venezuela.
A esto se le
sumó a comienzos de Diciembre la cuestión de las
autonomías regionales que había sido votada en Julio.
Sin duda la
reforma constitucional era, y sigue siendo, la piedra
angular de la estrategia de Morales y de la oposición. El
oficialismo logró aprobar la calidad de “originaria” para
la Constituyente y simultáneamente disponía que las
decisiones se tomarán por mayoría; lo que según la
oposición vulnera la Ley de Convocatoria que señala que el
texto constitucional se aprobaría con los dos tercios de
los votos.
Para la
oposición nucleada detrás de Jorge Quiroga Ramirez jefe de
la agrupación “Podemos” la aprobación del proyecto
constitucional de Evo implicaría la reversión de la
propiedad agrícola a manos del Estado; la instauración de
un modelo limitativo de la propiedad privada; el rechazo
de las autonomías departamentales e incluso se hablaba de
la posibilidad de la reelección indefinida de Morales
La Asamblea se
instaló el 6 de Agosto y hasta el momento no pudo resolver
definitivamente ni siquiera el reglamento de
funcionamiento; para terminar de complicar las cosas, a
mediados de noviembre el MAS contando con 140 votos sobre
255 intentó imponer la mayoría simple como criterio para
la aprobación del articulado con lo que la oposición
amenazó con retirarse de la Constituyente y dio comienzo a
una huelga de hambre en el hemiciclo por parte de varios
de sus dirigentes como forma de protesta ante lo que ellos
estiman un indebido avasallamiento.
El 17 de
Noviembre el Senado no aprobó el proyecto de reforma
agraria que contaba con media sanción de la cámara baja y
el presidente amenazó con “levantamientos populares”; lo
que fue respondido desde Santa Cruz con marchas y huelga
de hambre.
Una semana
después, la principal fuerza de oposición se retiraba del
Senado, para trabar el debate de la ley de reforma
agraria, lo que provocó la airada reacción del presidente
de Bolivia que denunció un "golpe institucional".
El gobierno boliviano quedó peleando una
batalla en tres frentes. Por un lado, intenta imponer un
reglamento en la Asamblea Constituyente para que los
artículos de la nueva Carta Magna puedan ser aprobados por
mayoría simple, mientras la oposición sostiene que no
puede haber modificaciones sin, por lo menos, los dos
tercios de la asamblea.
Por otra
parte, enfrenta la rebelión de seis de los nueve gobiernos
regionales por un proyecto de ley para fiscalizar -y,
eventualmente, sustituir- a los prefectos (gobernadores).
Finalmente, el gobierno de Morales intenta doblegar la
negativa opositora a aprobar una ley de reforma agraria,
que en su espíritu propone expropiar latifundios y tierras
de propiedad dudosa, para repartirlas entre indígenas y
campesinos, tal y como señalábamos arriba.
La cuestión
del Acuerdo Militar data del pasado 26 de mayo en que los
presidentes de Bolivia y Venezuela firmaron un tratado de
seguridad y defensa que -pese a las críticas de la
oposición y la preocupación de los países vecinos-
contempla explícitamente la construcción de dos bases
militares, pero la intención de Morales es llegar a un
total de 24 a lo largo de los 6.918 kilómetros de línea
fronteriza que Bolivia comparte con Perú, Brasil,
Paraguay, Argentina y Chile. En realidad el tema venía
desde antes de la elección de Evo Morales como presidente,
unido a que según algunos su actitud frente a Hugo Chávez
y a Fidel Castro es considerada casi de “sumisión”.
El plan según el gobierno de La Paz, responde a
la necesidad boliviana de revertir la vulnerabilidad que,
por falta de recursos y escasa población en las fronteras,
presenta el país para evitar la "invasión pacífica" de
ciudadanos de países fronterizos, así como el contrabando
de sus recursos naturales, la oposición en cambio lo ve
como una militarización innecesaria y una indebida
ingerencia foránea en los asuntos de Bolivia
Al respecto el
Diputado de Podemos, Fernando Messmer en conversación
telefónica con el autor nos señalaba:”…Me siento
avergonzado como boliviano de un acuerdo que permite la
intervención en Bolivia del dictador del Caribe…” y
respecto de su aprobación en el Senado nos dijo: “…El
acuerdo estaba paralizado en el Senado, el gobierno no
tenía los votos con lo que no podía ser aplicado. Se
convocó a un senador suplente de Podemos que estaba
viviendo en Brasil y llegó a hurtadillas, traído
expresamente y a un senador de una fuerza pequeña; se los
introdujo clandestinamente en el Senado a las 20.00 horas
al tiempo que se rodeaba al Senado de policías y
adherentes a Morales. Como diputado pretendí ingresar y
fui golpeado por la policía. Nuestros senadores titulares
no pudieron ingresar porque su ingreso habría invalidado
la presencia de suplentes. La sesión fue ilegal e
inconstitucional pero no tenemos instancias a las que se
pueda recurrir en estos momentos…”
Conclusiones precarias
En un proceso
con el dinamismo y la velocidad del que está viviendo
Bolivia, nada sería más imprudente que pretender sacar
conclusiones “talladas en piedra”. La primera, no por
obvia es menos importante; el Cabildo abierto del viernes
15 de Diciembre fue sólo un momento en lo que será un
largo proceso. La segunda es que la lamentable posibilidad
de violencia no está para nada conjurada en la medida en
que las posiciones se hacen irreductibles.
La cuestión de
las autonomías está íntimamente vinculada a lo que suceda
en la Asamblea Constituyente. El Senador Carlos Borth en
conversación telefónica nos señalaba su visión sobre el
tema autonómico: “…el pasado 2 de Julio ganó el Si (a la
autonomía) en cuatro departamentos y el no en los cinco
restantes, esta votación era vinculante en términos
departamentales, no nacionales, así las autonomías serían
un proceso selectivo, optativo y gradual (…) La actitud
del gobierno alimenta el temor que se va a ignorar lo
votado en los cuatro departamentos que se pronunciaron por
el sí; esto sumado a que en la Asamblea se intenta aprobar
la nueva constitución por mayoría simple y no con los dos
tercios han sido elementos de preocupación en buena parte
de la población...”
Un dato que
llama la atención es el paulatino acercamiento de Evo
Morales a las Fuerzas Armadas; luego del cambio de mandos
parecería que el presidente sigue los pasos de su homólogo
venezolano y si bien no se puede hablar de un proceso de
militarización, en reiteradas oportunidades señaló su
intención de hacer uso de las mismas (recordemos que Evo
Morales fue uno de los más duros críticos del presidente
constitucional Gonzalo Sanchez de Losada cuando hizo lo
mismo en octubre de 2003).
Otro elemento
a ser tomado en cuenta es la creciente presencia de Rusia,
no ya solamente en Bolivia sino en la región, con
propuestas de ventas de armamentos de diverso tipo; esto
sin analizar el volumen y calidad de las compras
realizadas por Venezuela, dado que no es el objetivo de
este artículo.
Para Brasil,
la estabilidad del gobierno boliviano no es un tema menor,
tanto por la necesidad del gas, cuanto por la ubicación
geopolítica de Bolivia (el mas brillante geopolítico
brasileño, Golbery do Couto e Silva, llamaba a Bolivia, el
área continental de soldadura, el equivalente al
“heartland” de la región) tanto por la centralidad de su
posición geográfica cuanto por las implicancias en el
equilibrio en los liderazgos regionales que para Brasil
tiene ver aumentar o disminuir su influencia sobre Bolivia
en un juego donde ambos países se necesitan mutuamente.
En este marco
Argentina parece ausente, de hecho el presidente Kirchner
optó por no asistir a la reunión de la Comunidad
Sudamericana de Naciones que se efectuó días atrás en
Cochabamba y nuestra capacidad para influir en un sentido
o en otro parece, al menos por el momento, bastante
disminuida.
La influencia
de Hugo Chávez sobre Evo Morales es muy difícil de negar,
no solamente por el número de personal venezolano que se
encuentra en Bolivia, o los acuerdos militares, o los
helicópteros presidenciales provistos por Venezuela, sino
también por la integración de Bolivia en el llamado
acuerdo ALBA (junto con Cuba) y el creciente alineamiento
de su política con la del Bolivariano; esto sin analizar
la incidencia del dinero fresco que puede aportar
Venezuela en la supervivencia de la administración Morales
Al comienzo
señalábamos que el conflicto por las autonomías en Bolivia
y la presentación de Hugo Chávez del partido único tenían
un denominador común. Ambos se presentan ante la región
con “una idea”, una propuesta de futuro, que puede
llamarse el “Socialismo Para el Siglo XXI” o la
“Refundación de Bolivia”, e independientemente de la
opinión que respecto de esas ideas cada uno pueda tener;
independientemente del hecho que –personalmente – estoy
convencido que no conducen al bienestar de sus pueblos ;
en un panorama que, en términos de propuestas originales
para los males de nuestra región es un verdadero desierto;
es muy comprensible que estos planteamientos unidos a la
abultada billetera de Hugo Chávez hagan pensar a más de
uno que este es el camino a seguir.
Leer algo de
la historia de los experimentos socialistas, tal vez nos
haría cambiar de opinión…
* |
Julio A. Cirino:
Historiador y periodista argentino. Experto en
seguridad hemisférica.
Presidente del Centro de Estudios Alexis de
Tocqueville. |