( a esos inolvidables años, a lo
que éramos)
Al primero se le recordará por el inmenso compás que hacía
en primera, por la calidad con la que levantaba los
piconazos, así, como si nada, también por su sensacional
seguidilla de hits como emergente de lujo de Oakland en la
Serie Mundial de 1972. Al segundo de ellos se evocará
siempre por haber sido un pionero en las mayores, un
baqueano en la prodigiosa siembra de buenos serpentineros
que tenemos en la actualidad. El tercero de ellos fue
protagonista de batallas épicas en el Universitario y en el
José Bernardo Pérez de Valencia, pitcher de coraje,
sapiencia y habilidad. El Salón de la Fama de Venezuela
acaba de tomar la feliz decisión de albergar como huéspedes
de la gloria deportiva a Gonzalo Márquez, Luis Leal y Luis
Peñalver .Entre los tres se resume muy bien la calidad de
nuestra pelota de los últimos 40 años.
No puede ser más merecida la distinción que representa el
ser exaltados al Salón de la Fama, pues constituyeron
eslabones valiosos de esa cadena que ha impulsado nuestro
béisbol y que dicho sea de paso vive su edad de oro en
grandes ligas en todas las posiciones del campo.
Gonzalo Márquez, el gran Carupanero, como dicen sus
biógrafos no fue una estrella en el sentido elitesco del
término, sino fue alguien sumamente útil, talentoso y
trabajador, que es precisamente lo que debe esperarse de un
buen jugador. Hay dos hechos que significaron hitos en su
carrera : su actuación en la Serie del Caribe del 70 como
refuerzo del Magallanes y su extraordinario aporte, como
bateador emergente, al gallardete obtenido por Oakland en la
Serie Mundial del 72 contra los legendarios Rojos de
Cincinnati. Se decía en la prensa de la época que Sparky
Anderson, manager Rojo, le había preguntado a David
Concepción donde jugarle a Márquez, éste le dijo que cargado
hacia tercera pues a Gonzalo le gustaba templar líneas hacia
ese sector. Márquez en sus turnos al parecer leyó esa
estrategia, pues sus combinaciones (se fue de 5-3 rn la
Serie) pasaron bordeando el segundo saco.
¿Qué decir de Luis Leal ?. Leal no es el número de victorias
(51) que obtuvo en grandes ligas, sino lo que significaba
esa cifra en un país que desde el Patón Carrasquel, no había
dado muestras palmarias de que podía llenar los montículos
de la gran carpa . Leal, fue el precursor de una era que fue
configurándose después con Wilson Alvarez, Freddy García,
Kelvin Escobar, Johan Santana, Carlos Zambrano, Juan Carlos
Pulido, El “Kid” Rodriguez y la nueva generación encarnada
por Aníbal Sánchez, Félix Hernández, Armando Galarraga y
Gustavo Chacín. Desde mayo de 1980, fecha en la cual se
convirtió en el vigésimo octavo criollo en la mayores,
estableció ese gran puente entre la gloria del primer
pelotero (y pitcher) venezolano en las grandes ligas y la
extraordinaria realidad que vivimos hoy con dos “Cy Young”
en las vitrinas y dos “no hit no run” propinados.
Por su lado Luis Peñalver desperdigó durante 23 años
talento, disciplina y corazón desde el montículo. Un
gladiador de los diamantes y una inspiración para los
peloteros más jóvenes. Luis detenta aún un record difícil de
superar: es el serpentinero con más juego lanzados en la
LBPV con 384. ¿Cómo olvidar que ante un lanzamiento de Luis
Peñalver, Bob Darwing conectó aquel laberíntico batazo que
hizo llenar de gloria a Víctor Davalillo e impulsó al
Caracas a ganar el campeonato 1972-1973? Un buen amigo me
refería una anécdota de Luis Peñalver , que bien vale la
pena compartir : “Contaban que Luis antes de firmar al
profesional tuvo una destacada labor en la pelota juvenil y
doble A de la época , lo cual llamó la atención de los
dueños del equipo Orientales luego transformados nuevamente
en navegantes o filibusteros lo que es lo mismo que decir
PIRATAS, en fin el caso es que se hicieron todos los
arreglos para firmar a Peñalver al profesional y llegado el
gran día de la firma que se había convenido en un bono de
20.000 bolívares , el dueño del equipo se presentó con la
cantidad de 10.000 bolívares y le dijo a Peñalver que la
otra mitad se la entregaría posteriormente , hecho ante el
cual el pelotero procedió a estampar su firma y llamo la
atención del directivo que solamente escribió el nombre sin
colocar el apellido , el directivo le pregunta que cual era
la razón que solamente firmaba con el nombre a lo que
Peñalver le respondió que el apellido lo colocaría cuando le
entregaran la otra mitad del bono . Bueno lo cierto es que
al directivo no le quedó más remedio que buscar el resto del
dinero”
A quitarse el sombrero frente a
estos nuevos inmortales. De seguro Gonzalo lo hubiese
disfrutado mucho entre nosotros.
Thommy Lasorda dijo una vez: “hay tres clases de peloteros:
aquellos que hacen que las cosas pasen, los que ven lo que
pasa y otros que se preguntan: “¿Qué pasa? “.
Definitivamente estos tres inmortales pertenecían a la
primera y única clase que importa.
jamedina11@gmail.com