(a A.M.V. in memoriam)
“ Donde tenemos razón
no pueden crecer flores”
Yehuda Amijai
Hace
exactamente 224 años en Santiago de León de Caracas, nació
un ser, que para mucho bien transformó la faz de esta tierra
de gracia llamada Venezuela. Probablemente en la historia de
la humanidad, ninguna figura histórica haya sido tan
utilizada políticamente.
El Libertador, en una frase
resumió su ideario, ajeno a las injusticias y a las
deformaciones ideológicas: ““Son derechos del hombre: la
libertad, la seguridad, la prosperidad y la igualdad. La
felicidad general, que es el objeto de la sociedad, consiste
en el perfecto goce de estos derechos”. El procurar estos
elementos desde el gobierno, en el ámbito de la sociedad, es
el objetivo deseado de toda administración, construyendo
para ello sanos vasos comunicantes entre los ciudadanos,
elaborando planes concretos, escogiendo equipos idóneos y
honestos para su adecuada implementación, tendiendo puentes,
creando atmósferas positivas, donde crecen nuevas y variadas
alternativas que enriquecen los horizontes y apalancan el
futuro.
¿Por qué resulta tan utópico,
frustrante y complejo, articular este precepto de Bolívar en
estas tierras, sin que se tiña cualquier movimiento,
volviéndolo paralizante y se yugule la obtención de los
deseados resultados?. En la respuesta descarnada a esta
pregunta, puede encontrarse una de las claves de nuestro
destino como pueblo, pues en la medida en que no obtengamos
las cuotas necesarias de libertad, seguridad, prosperidad e
igualdad, seguiremos estrujando la memoria del Padre
histórico, contra los anhelos y dolores de un colectivo
irredento. Seguiremos explotando su figura para quemarla en
el altar de las apetencias de poder, continuaremos
mancillando ese sueño de El Libertador de vernos dignos,
prósperos e independientes.
jamedina11@gmail.com