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Un hombre...
por José Alberto Medina Molero
sábado, 22 septiembre 2007


(a 15 años de su gran luz y ejemplo )

“y un tumulto de pájaros rehuye
el vasto territorio del desvelo;
extrañamente de mis dedos fluye
un manantial que sorbe el desconsuelo.   “
Rennée Ferrer de Arréllaga 

Una de esas personas que se atreven
a dar forma a lo inefable: un poeta

Neirlay Andarade

            

El próximo 23 de Septiembre, se cumplirán los primeros 15 años de la desaparición de un ser excepcional: Don Arístides Bastidas. Probablemente para  las nuevas generaciones amerite presentación, para las anteriores no, pues su obra sencilla y profunda, trascendente y limpia, como el amanecer en las montañas, estuvo henchida de amor a su patria, al periodismo y a la ciencia. A los adolescentes de otras épocas, no tan lejanas, nos hizo fácil y divertido el relato de los átomos y sus partículas internas. Nos llevó a contemplar con ojos todavía de niños (como los de él), los misterios unicornianos del cosmos, de la materia, de la energía, de las moléculas que corren en nosotros como los ríos en la tierra sana y hermosa. 

Nacido en San Pablo, Yaracuy, un 23 de Marzo de 1924, se multiplicó en su tiempo vital en muchas profesiones y actividades: reportero, periodista, investigador de la Ciencia. Lo más portentoso de su quehacer sin embargo, lo encontró estudiando por su cuenta a lo Leibnitz y Newton, escudriñando en boletines, revistas, libros, que devoraba para desentrañar los principios del universo para colocarlos en lenguaje sencillo (ameno, como prefería decir él) para nosotros que, dando pininos nos acercábamos furtivamente a las maravillas del saber. Supo Don Arístides Bastidas apartar como pocos, las miles de calamidades físicas que lo azotaron con fiereza tropical (cosa nada fácil cuando estas son variadas y crueles), para avanzar en su obra fecunda de divulgar, los secretos guardados en esa intimidad serena de la naturaleza y de lo superior. Como un Job moderno, sufrió, pero dejó un hermoso ejemplo de entrega, de conocimientos y de pletórica esencia humana. Encarnó, frente a nuestros desprevenidos ojos aquella vieja conseja criolla sobre el hacer, el poder y el querer. 

Entre sus obras podemos citar: : El Átomo y sus Intimidades, Científicos del Mundo, Aliados Silenciosos del Progreso, El Anhelo constante, Los Órganos del Cuerpo Humano, La Ciencia Amena, aunque muchos sospechamos, que su verdadera obra fue su entereza de hombre bueno, su espíritu inquebrantable, curioso, y ese   amor por sus semejantes que derramaba como lluvia fresca en nuestras cabezas. 

Quiera Dios que, muchos venezolanos nos veamos en esa su manera tenaz y desinteresada de ser, para que podamos, apartando dificultades, trabas y limitaciones, seguir avanzando hacia orillas de bienestar, armonía y progreso en todos los órdenes, hacia esa Venezuela que nos merecemos y tan torpemente hemos diferido por centurias. De cuando en cuando, hombres de la enorme talla de Don Arístides Bastidas, nos recuerdan que ese país es posible  construirlo entre todos.

jamedina11@gmail.com


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