(a
15 años de su gran luz
y
ejemplo )
“y un tumulto de
pájaros rehuye
el vasto territorio del desvelo;
extrañamente de mis dedos fluye
un manantial que sorbe el desconsuelo. “
Rennée Ferrer de Arréllaga
“Una
de esas personas que se atreven
a dar forma a lo inefable: un poeta”
Neirlay Andarade
El
próximo 23 de Septiembre, se cumplirán los primeros 15 años
de la desaparición de un ser excepcional: Don Arístides
Bastidas. Probablemente para las nuevas generaciones
amerite presentación, para las anteriores no, pues su obra
sencilla y profunda, trascendente y limpia, como el amanecer
en las montañas, estuvo henchida de amor a su patria, al
periodismo y a la ciencia. A los adolescentes de otras
épocas, no tan lejanas, nos hizo fácil y divertido el relato
de los átomos y sus partículas internas. Nos llevó a
contemplar con ojos todavía de niños (como los de él), los
misterios unicornianos del cosmos, de la materia, de
la energía, de las moléculas que corren en nosotros como los
ríos en la tierra sana y hermosa.
Nacido en San
Pablo, Yaracuy, un 23 de Marzo de 1924, se multiplicó en su
tiempo vital en muchas profesiones y actividades: reportero,
periodista, investigador de la Ciencia. Lo más portentoso de
su quehacer sin embargo, lo encontró estudiando por su
cuenta a lo Leibnitz y Newton, escudriñando en boletines,
revistas, libros, que devoraba para desentrañar los
principios del universo para colocarlos en lenguaje sencillo
(ameno, como prefería decir él) para nosotros que, dando
pininos nos acercábamos furtivamente a las maravillas del
saber. Supo Don Arístides Bastidas apartar como pocos, las
miles de calamidades físicas que lo azotaron con fiereza
tropical (cosa nada fácil cuando estas son variadas y
crueles), para avanzar en su obra fecunda de divulgar, los
secretos guardados en esa intimidad serena de la naturaleza
y de lo superior. Como un Job moderno, sufrió, pero dejó un
hermoso ejemplo de entrega, de conocimientos y de pletórica
esencia humana. Encarnó, frente a nuestros desprevenidos
ojos aquella vieja conseja criolla sobre el hacer, el poder
y el querer.
Entre sus
obras podemos citar:
:
El Átomo y sus Intimidades, Científicos del
Mundo, Aliados Silenciosos del Progreso, El Anhelo
constante, Los Órganos del Cuerpo Humano, La Ciencia Amena,
aunque muchos
sospechamos, que su verdadera obra fue su entereza de hombre
bueno, su espíritu inquebrantable, curioso, y ese amor por
sus semejantes que derramaba como lluvia fresca en nuestras
cabezas.
Quiera Dios que,
muchos venezolanos nos veamos en esa su manera tenaz y
desinteresada de ser, para que podamos, apartando
dificultades, trabas y limitaciones, seguir avanzando hacia
orillas de bienestar, armonía y progreso en todos los
órdenes, hacia esa Venezuela que nos merecemos y tan
torpemente hemos diferido por centurias. De cuando en
cuando, hombres de la enorme talla de Don Arístides
Bastidas, nos recuerdan que ese país es posible construirlo
entre todos.
jamedina11@gmail.com