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Gerbasi, oriundo del paraíso
por José Alberto Medina Molero
sábado, 17 febrero 2007


"..ése pueblo rodeado de montañas, de cacaotales,
de cafetales, de camburales, donde viven las
serpientes, donde viven leones y dantas,
animales maravillosos"
Vicente Gerbasi



De no haber escrito “Mi padre el Inmigrante”, de seguro nos hubiese cautivado con otro hermoso poema, donde las palabras danzaran parejas a la imaginación, y a la Belleza que plasmó en esos versos, brotados de su espíritu como botones en flor, como herrumbres de un tiempo circular. Así de ancha, pródiga y sensible fue la manera de contar en lírica, que tuvo este nativo del reino mágico de Canoabo (especie de Macondo, incrustado en la niebla de la montaña), un oriundo del paraíso. Gerbasi, uno de nuestros grandes poetas, nació en esa región del Estado Carabobo, un soleado 2 de Junio de 1913. De niño, toma contacto con al tierra de sus padres, Italia. Estudia en ella (1924-1929) y conoce de cerca las maravillosas huellas, que dejó el renacimiento en Florencia, impregnándose para siempre de ese espíritu creativo que, aún se respira entre las obras de los grandes maestros. En el emblemático año 28, muere el padre de Gerbasi, donde éste nació, entre mágicas y nebulosas montañas.

Es a partir de la década de los 30, cuando comienza el despertar literario de Vicente Gerbasi, se inicia su acercamiento paulatino a las peñas, a esos grupos donde almas tomadas por la misión de crear y recrear, van asumiendo su destino en las letras. Es al final de esa década (1939) cuando participa en la fundación de la Revista Viernes, y participa como secretario en la célebre Revista Nacional de Cultura, dirigida por Don Mariano Picón Salas. En todos estos años combina la creación lírica con el periodismo .Igualmente participa en política colaborando en la fundación (1937), del PDN, agrupación política, que luego daría paso al emblemático partido “Acción Democrática”, pues para el poeta, era importante actuar, articulando mejoras en su entorno, que permanecer encerrado en forma exclusiva en la creación, entrando en ese grupo de venezolanos únicos, que han armonizado sus talentos con la construcción del país en todos sus órdenes.

Para 1943, Gerbasi ha escrito “Líricas “ y “Poemas de la Noche y de la Tierra “, y es para 1945 cuando aparece la obra poética que lo haría inolvidable: “Mi padre, el Inmigrante”, donde vuelca ese universo, que supo atesorar entre la neblina de su paraíso tropicalmente bucólico de Canoabo, expresa lo que siente “en su sangre como un rumor del día/cuando una mariposa de la noche/viene a besar la sombra de nuestro corazón”- Tres años después, luego del golpe que depone a Gallegos, renuncia al cargo diplomático que detentaba, regresando a Venezuela, donde de inmediato se incorpora a esa lucha sorda contra la dictadura instaurada. Para 1952, funda la Revista “Shell”, no obstante la política le aparta nuevamente de la conducción literaria. Los tiempos de ignominia y persecución siempre han desequilibrado a los buenos espíritus, sin embargo siguen saliendo de esa anchura de selva nuevos poemarios, y es así como se publican “Los espacios cálidos”, “Círculos de trueno”, “Tiranos de Sombra y fuego”.

Para 1959, con el regreso a la democracia, se le designa como embajador en Haití y luego en Israel, curiosa forma que tienen los gobiernos latinoamericanos, de suavizar sus relaciones con la presencia de intelectuales al frente de sus legaciones. Para 1963, y con prólogo de la señora Golda Meir, se publican en hebreo una selección de sus poemas. Al año siguiente es traducida al francés su obra “Olivos de eternidad”. Gerbasi, gana el premio nacional de literatura en 1968. Al año siguiente es designado embajador en Polonia, de donde retorna en 1971, año en el que le ofrecen la Dirección de la Revista Nacional de Cultura, cargo que desempañará hasta su muerte en Diciembre de 1992.

Mucho se ha disertado sobre la real utilidad de la poesía, de esa que brota, como río de palabras que asombran, advierten y seducen con cadencia de rumor de cuna. Tal vez, una buena aproximación a este tema, sea la vida misma de Gerbasí, que al igual que reflejó en su verso: “Dios es una conformación de milagros…” también a su vez lo fue.
 

jamedina11@gmail.com


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