Saltos al
vacío por
Juan
Antonio
Muller
lunes, 9
junio 2008
En
lo que va de año el gobierno nacional ha radicalizado sus
políticas y decisiones con la finalidad de implantar un
socialismo rechazado por las grandes mayorías populares.
La última, decretada por el ejecutivo, conocida
coloquialmente por el pueblo como la ley sapo, coloca a los
individuos en posición de delator bajo penas que no pueden
ser revisadas por los tribunales de la nación. La promesa de
revisarla trae a la memoria lo ocurrido con el currículo
escolar, que a pesar del compromiso de tomar en cuenta las
observaciones que padres y educadores le hicieron por su
carga ideológica, este se ha seguido implantando
arbitrariamente.
Tampoco podemos pasar por alto la concentración de poder en
manos del gobierno central quitando a las autoridades
regionales responsabilidades que habían asumido como fruto
de la descentralización o la inhabilitación de políticos
oposicionistas.
La ley sobre especulación y acaparamiento que coloca a las
empresas del sector alimentario en condiciones de no poder
operar con los adecuados niveles de inventarios. La
legislación sobre las ganancias súbitas en el sector
petrolero que ahuyenta las inversiones privadas requeridas
por los propios planes de la estatal petrolera. Las amenazas
de regulación a las clínicas privadas las cuales representan
un paliativo para la población, ante un sistema de salud
público colapsado. La confiscación arbitraria de tierras sin
intención clara de distribuirlas entre los trabajadores del
campo.
Las estatizaciones de empresas productivas y eficientes
decretadas de manera ilegal. La compra desmesurada de armas
y equipos militares, que reducen la posibilidad de ejecutar
obras de beneficio comunitario. La entrega incontrolada de
fondos a gobiernos extranjeros que provoca indignación de
amplios sectores en nuestro país.
Esta enumeración de acciones inconsultas y hasta ilegítimas
en ciertos casos, es tan sólo una muestra del salto al vacío
cuyo costo, la revolución habrá de pagar en un futuro
cercano.