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Irak, ni lo uno, ni lo otro.
por Luis DE LION

jueves, 1 julio 2004


El traspaso de poder en Irak, no complace ni a la tesis de los neoconservadores de Washington, ni a la bobalicona izquierda europea, como tampoco a su majestad Chirac. Por lo pronto Irak, no es ni la capital democrática de ese soñado Medio-Oriente democrático que desde Washington los halcones creen imponer, así como tampoco Irak es el hervidero de la insurrección popular moderna que le haría frente al gran Satán imperialista.

Por ahora, Irak, es un país que apenas comienza a recobrar su soberanía enjuiciando a Saddam Hussein.

Claro está, la lista de problemas por resolver con carácter de urgencia, por parte del nuevo gobierno del primer ministro Iyad Allaoui, es enorme; seguridad, restablecimiento del aparato de Estado, pasando por la reconstitución del ejército; todo ello teniendo como denominador común la reintegración de miembros del partido Baas, a través de una suerte de tacita amnistía, de la cual el mismo Allaoui como antiguo miembro del partido Baas es uno de los principales beneficiados.

En igual medida, mientras internamente Irak, mal que bien busca reacomodo; los neoconservadores sufrieron un duro golpe, cuando sus oponentes desde la CIA pusieron a circular en Internet las fotos que mostraban la atrocidad cometida por los marines en la prisión de Abu Ghraïb; se buscaba la cabeza de Rumsfeld, sin embargo rodaron las de Tenet director de la CIA, y la de Chalabi quien quedó fuera del nuevo gobierno iraquí.

La izquierda europea también se equivocó al apostar por la rebelión de los descamisados chiítas de Moqtada-Sadr, llamados a abrir una rebelión pro árabe que impregnara toda la región, finalmente pactaron y se sometieron a la política de pacificación dictada desde Irán. A cambio, los ayatollas entraron en el gobierno provisional iraquí y están al frente del Ministerio de Finanzas.

Al mismo tiempo, la sangrienta insurrección que lleva adelante Al Zarqawi un antiguo miembro de Al Qaeda, con la cadena de atentados suicidas, y el asesinato de rehenes extranjeros; pareciera mas la obra de un mercenario desesperado que ve el final aproximarse.

Sin embargo, éste balance no se logra directamente gracias a la política que impusieran sobre el terreno las fuerzas de la coalición. La guerra si bien alborotó el avispero, no le otorgó a los EE.UU. una influencia decisiva sobre todo lo que sucede en la región. Irak es una nación en medio de un sangriento reacomodo, y que a los ojos de occidente estaría al borde de una guerra civil; sin embargo, muy a pesar de todo el drama hay que reconocer que existen fuerzas internas que apuestan por la supervivencia en común. Las mayorías chiítas, junto a la fortaleza sunita y los kurdos están claros, en la necesidad de lograr un compromiso histórico que le otorgue a todas las partes una recíproca subsistencia.

Así las cosas, el reciente apoyo que la OTAN acordara al nuevo gobierno iraquí, se inscribe en la realidad efectiva de lo que está sucediendo en Irak. Y en noviembre son las elecciones en los EE.UU. y el silencioso Kerry encabeza ligeramente los sondeos, gracias a los autogoles del propio Bush; pero éste último pareciera haberse políticamente fortalecido luego del Handover adelantado y de su gira europea.

Mientras tanto, vimos en el TEI (Tribunal Especial Iraquí) a un delgado Saddam, quien venido a menos, habló mas como quien acabara de ver la película de Michael Moore Fahrenheit 9/11, en lugar del desafiante sátrapa que hasta hace poco el propio Hussein encarnara.                                                    Imprima el artículo Subir Página