Acumular medio
siglo de experiencia en el cine puede ser fácil, pues basta vivir
lo suficiente, pero seguir en la palestra y seguir siendo
solicitados para roles protagónicos sólo lo logran algunos actores
que pueden combinar el talento con el carisma necesario para
conservar la popularidad. Los seis actores que incluimos en esa
corta lista han estado haciendo películas desde los años 50, y su
prestigio se ha mantenido casi intacto, incólume a los estragos
del tiempo, siendo utilizados todavía como protagonistas... y
ganchos para atraer a los públicos con sus nombres llenos de magia
y encanto.
El duro más
famoso de los últimos tiempos, Clint Eastwood, digno
sucesor de John Wayne, se inició hace exactamente 50 años haciendo
breves apariciones en películas del oeste, hasta tener papeles más
sustanciosos en series vaqueras en la incipiente televisión. Harto
de
ser subestimado, a principios de los 60 se fue a España, donde con
su modesto currículo y su porte de duro logró impresionar al
director Sergio Leone para que lo contratara de protagonista de
los ‘spaghetti western’ que realizaba en estudios
madrileños, como Por un puñado de dólares y Lo bueno,
lo malo y lo feo. De regreso a Hollywood, protagonizó
‘thrillers’ (recordamos con agrado Play Misty for me) que
finalmente lo llevaron a una exitosa serie fílmica como un
despiadado inspector de policía, armado de una potente Magnum,
apodado ‘Dirty Harry’ por su falta de escrúpulos. Durante los 70
fue uno de los actores más taquilleros del mundo y nunca le faltó
buenos roles en los western (por ej.,El forajido Josey
Wales) o los thriller (por ej. Escape de Alcatraz),
e incluso se metió en política y fye elegido por dos períodos como
alcalde de Carmel, una aldea turística de California. Finalmente,
con su vasta experiencia en filmes taquilleros, se atrevió a
dirigir películas que tuvieron cierta resonancia, tales como
Los imperdonables (que le mereció un Oscar como director) y el
éxito romántico Los puentes de Madison , junto a la gran
dama del cine Meryl Streep. Más recientemente triunfó con el
excelente drama policial Río místico, que le valió
reconocimientos por doquier. A sus 74 años, sigue activo y con
numerosos proyectos, mientras saborea su libertad sentimental
después de un matrimonio fallido, habiendo procreado media docena
de vástagos con varias parejas, un tema que rehuye cuando concede
una de sus raras entrevistas.
Claudia Cardinale
fue la respuesta italiana a Brigitte Bardot
(CC vs BB) y, después de demostrar su
talento histriónico con directores como Visconti (Rocco y sus
hermanos, El gatopardo) y Fellini (Ocho y medio),
actuó en una variedad de filmes norteamericanos y
europeos, convirtiéndose en una de las símbolos sexy
del cine mundial, proyectada para competir con Silvana Mangano,
Gina Lollobrigida y Sophía Loren. Siempre muy solicitada, ha
realizando más de un centenar de filmes hasta la fecha, al lado de
luminarias como Burt Lancaster (Los profesionales), Sean
Connery (La tienda roja), Henry Fonda (Erase una vez en
el oeste) y John Wayne (Mundo del circo). En los
últimos años estuvo trabajando para afamados directores como
Claude Lelouch (en Y ahora, señoras y señores, de 2003),
siempre en roles estelares aún a sus 60 años, aunque se la visto
mucho en miniseries televisivas europeas, tales como La
revolución francesa. Pero el público la recordará más en
papeles como muchachas ideales e ingenuas, con una sonrisa y
figura como para soñar despierto con sus encantos. Hace poco se
dio el gusto de ser la presentadora de la biografía fílmica de su
tutor, el gran Visconti, y de numerosos eventos cinematográficos,
recibiendo en el Festival de Berlín del 2003 un Oso de Oro por su
prestigiosa trayectoria fílmica.
Desde los años 50, a
Paul Newman se le consideró como ‘un nuevo Brando’, logrando
de inmediato papeles
protagónicos en películas de alto presupuesto. En uno de éstos,
Desde la terraza, trabajó con la actriz Joanne Woodward, con
quien vivió el resto de su vida, aunque tuvo breves romances con
algunas co-estrellas. A pesar de lograr roles muy apreciados por
la crítica (El estigma del arroyo, Hud, Cool hand Luke) y
fue nominado a premios de la Academia en varias ocasiones, tuvo
que esperar hasta 1982 para ganarlo como un abogado alcohólico en
El veredicto. Los productores siempre contaron con él para
lograr éxitos de taquilla, como en la epopeya Exodo, el
filme catastrófico Infierno en la torre, el incisivo drama
sobre un jugador de billar (The hustler) y dos películas
muy populares como Butch Cassidy y el Sundance Kid, y El
golpe, que consagraron a su protegido, Robert Redford. Siempre
generoso con estrellas en ascenso, ayudó a Tom Cruise a darse a
conocer en la tardía secuela de The hustler, El color
del dinero, de Martín Scorsese. Tuvo siempre papeles
protagónicos, el último con un hábil ladrón en Donde está el
dinero, pero últimamente tuvo que aceptar roles secundarios,
como el que tuvo al lado de Ethan Hawke en Camino de perdición,
donde nuevamente fue nominado como mejor actor, esta vez de
reparto. Además de sus actividades comerciales (dirige una empresa
de aderezos para ensaladas, cuyas ganancias van a entes
benéficos), estuvo muy activo en la política, favoreciendo siempre
a candidatos demócratas.
Jeanne Moreau
es una de las féminas galas más representativas. Los cinéfilos más
consecuentes la recordarán cuando escandalizó al mundo en la
polémica cinta Los amantes (1958), sobre un amorío de una
dama de sociedad, enfrascada en un
matrimonio sin pasión. Siguieron papeles igualmente
controversiales como la parte femenina de un excitante ‘ménage a
trois’ en Jules et Jim (1963). En las siguientes décadas, JM hizo
diversos papeles, desde una liberal revolucionaria en ¡Viva
María!, hasta la bailarina-espía Mata Hari y la emperatriz
ninfómana Catalina la Grande, entrenando incluso en 1974 a un
novato Gérard Depardieu en otra escandalosa cinta como Los
rompepelotas (Les valseuses), e interpretando
recientemente la madre del mismo actor en la miniserie televisiva
sobre Balzac. Aún sesentona, la Moreau encarnó en El chalet de
verano a la amiga de una joven a punto de casarse sin amor
con un solterón maduro, seduciendo al final al novio para crear un
escándalo. Hace poco, JM se dio el gusto de interpretar en Cet
amour lá (2003) a la cineasta Marguerite Duras (la de
Hiroshima mon amour) en su edad madura, una artista muy
relacionada con ella desde Los amantes, basado en la vida
de la directora. Sin ser una beldad sensual, JM fue la gran
pionera de la liberación femenina y el amor libre, permaneciendo
soltera toda su vida, aunque sostuvo amoríos con cuanto director o
actor cayera víctima de su encanto.
El
actor británico Albert Finney es uno de los actores más
durables del cine internacional, ya que inició su carrera en el
teatro interpretando variados papeles de dramas de Shakespeare
junto al gran Laurence Olivier, su ídolo. Pasó al cine en un filme
aclamado por la crítica, Sabado por la noche y domingo por la
mañana, con poco éxito de público, pero al menos llamó la
atención de Tony Richardson, quien le dio el jugoso papel del
joven amoral Tom Jones, ambientada en la Inglaterra del siglo
XVIII. La cinta ganó cuatro oscares en 1963 gracias mayormente a
su brillante interpretación, y de ahí siguieron películas muy
populares como Camino para dos, junto a la superestrella
Audrey Hepburn. Volvió a impresionar a la crítica en su rol de
actor teatral en decadencia, en El vestidor, y luego como
un alcohólico empedernido en una obra menor de John Huston,
Debajo del volcán, luciéndose con gusto en una de sus
caracterizaciones más acabadas, la del meticuloso detective
Hercules Poirot en la exitosa cinta de Sydney Lumet, Asesinato
en el Orient Express. Ha interpretado personajes históricos
como Winston Churchill y Juan Pablo II en unitarios televisivos, y
personajes de ficción como el avaro Scrooge o el millonario
amargado de Annie, la huerfanita. En el 2000 vendría otra
gran oportunidad, al lado de Julia Roberts en la cinta premiada
por la Academia Erin Brockovich, donde encarnó al abogado
del personaje central, ganando su quinta nominación al Oscar,
premio que lo seguiría eludiendo toda su vida. Dirigió un par de
cintas sin mucho éxito, así que se concentró en su profesión de
actor, siendo uno de los más cotizados del cine mundial, aún a sus
68 años. Casado dos veces, una de sus esposas fue la estrella
francesa Anouk Aimée.
Sin ser una gran belleza,
Shirley MacLaine ha sido una cara conocida en el cine de
Hollywood durante medio siglo, exudando simpatía y talento en más
de 60 producciones. Debutando en Broadway en 1954, llamó la
atención de Alfred Hitchcock, quien la
seleccionó como protagonista de la comedia macabra The trouble
with Harry, para luego ser la novia india de Phileas Fogg en
La vuelta al mundo en 80 días, que arrasó con premios y la
taquilla en 1958. Nominada al Oscar por su rol de la amante del
jefe en la comedia romántica de Billy Wilder, Piso de soltero
(The Apartment, 1960), donde quedó consagrada como una fina
comediante. El mismo Wilder la volvió a seleccionar para el
memorable papel de la prostituta Irma la douce, quizás su
filme más recordado. SML se sentía igualmente a sus anchas tanto
en comedias musicales (Can Can, Sweet Charity) como en
sensibles dramas, siendo elogiada por la crítica por Madame
Sousatzka (donde ganó el Globo de oro) y La fuerza del amor,
filme por el cual finalmente se reconoció su talento con un Oscar
en 1983, galardón que aceptó sin modestia exclamando “¡Me lo
merezco!”. Mientras alternaba entre Broadway y Hollywood, SML se
sumergió en experiencias místicas, escribiendo populares libros
autobiográficos que resultaron muy populares entre los grupos
esotéricos de la Nueva Era. Hermana del popular actor-director
Warren Beatty, SML siempre fue muy liberal en su vida amorosa,
habiéndose casado y divorciado una sola vez, y se metido a menudo
en la política apoyando al bando demócrata, todo mientras sigue
escribiendo libros y aceptando papeles fílmicos, aún a sus 70
años.