Algunos
estados nacionales están amenazados por una de las más
poderosas transnacionales, la del narcotráfico. Los más
débiles ya han sucumbido, o por lo menos han cedido parte de
sus territorios.
Un estudio presentado en México en noviembre pasado reveló
que son varias las islas-Estado del Caribe que están
totalmente controladas por esa transnacional. La nueva
tendencia muestra al narcotráfico empeñado en una guerra con
muchos frentes por el control de territorios.
El Gobierno mexicano ordenó hace dos semanas que el ejército
intervenga para frenar a grupos de narcotraficantes que
operan en Michoacán y en Guerrero, además de la región
fronteriza vecina a Tijuana. La mafia se propone tomar
control de amplias zonas de territorio mexicano para la
producción de amapola y marihuana, además de traficar con
cocaína llegada desde Sudamérica.
El Gobierno brasileño movilizó también al ejército para
frenar a grupos de narcotraficantes que operan en Río de
Janeiro y que se proponen controlar amplias zonas de esa
gigantesca ciudad. El presidente Lula dijo la semana pasada
que el ejército tiene ´total autonomía´ en la guerra contra
el narcotráfico.
El estilo de disputar territorios a los estados nacionales
es una tendencia que nació en Colombia. Allí, grupos de
presuntos guerrilleros cumplen la misión de controlar
amplios territorios, misión que los narcotraficantes
agradecen y pagan muy bien, a fin de operar con total
libertad y garantía. Son republiquetas del narcotráfico.
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Cosecha de hojas de coca
El Chapare, Bolivia |
En Bolivia, el narcotráfico está muy activo. El 30 de
diciembre, cocaleros de Bulo Bulo emboscaron a una patrulla
de la Policía, dejaron heridos a ocho oficiales y luego se
internaron en la selva. La Policía informó que la acción de
los cocaleros estuvo dirigida a proteger a dos
narcotraficantes que estaban a punto de ser capturados.
Desde hace años, la Policía sabe que los narcotraficantes
aprovechan los días de bloqueo de las carreteras, en el
Chapare, para recoger la mercadería en avionetas que
aterrizan en las carreteras expeditas. Y hay la sospecha de
que algunos bloqueos son hechos sólo por la necesidad de los
cocaleros comprometidos en el negocio ilegal de entregar su
producción a los compradores extranjeros.
La semana anterior, la mafia del narcotráfico asesinó a un
taxista en Cochabamba. La prensa dijo que el cadáver fue
mutilado, como ocurre con las acciones ejemplarizadoras de
la mafia internacional.
Eran los días en que los cocaleros del Chapare estaban
movilizados en Cochabamba para pedir la renuncia del
prefecto Manfred Reyes Villa, a quien acusan de proponer un
referéndum para cambiar lo que dispuso otro referéndum
acerca de las autonomías.
Si no fuera por ese argumento político, la acción de los
cocaleros del Chapare se parecería demasiado a la que
realizan grupos de narcotraficantes en otros países,
tratando de controlar territorios. Cochabamba es la capital
departamental más próxima al mayor territorio boliviano
cubierto por plantaciones ilegales de coca.
Mientras se dan estas disputas territoriales, el
narcotráfico sigue con su tentador juego de hacer que no
sólo la gente se vuelva adicta a la droga, sino que los
países se hagan adictos a los ingresos de la droga.
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Artículo publicado originalmente en el diario, La
Razón |