Señalar
las contradicciones del gobierno actual se ha hecho, ya lo
dije, un ejercicio extenuante e inútil.
Entonces, surge la sospecha de que los hechos en apariencia
incoherentes e inconexos tengan algún sentido. Mi sospecha
es que todo esto está dirigido a destruir el Estado
boliviano.
A ver. Después de comprobar que la nación boliviana existe y
que ha generado anticuerpos y antivirus capaces de maniatar
a la Asamblea Constituyente y demorar todas las reformas
pensadas por los asesores del Presidente, no es absurdo
pensar que el gobierno, es decir sus asesores, hayan
decidido que hay que cortar por lo sano.
Si las instituciones de Bolivia impiden avanzar, si se han
convertido en un obstáculo, hay que destruirlo todo para
comenzar de cero. Lo que existe, es decir la nación
boliviana, es una rémora que se debe extirpar.
¿Cómo se destruye un Estado? ¿Cómo se destruye una nación?
Los incas tenían su método, que era muy eficiente.
Quizá estemos ante el método de destrucción de la nación
boliviana comenzando por la destrucción de todo lo que es el
Estado. Y para ello se van creando territorios donde no
rigen las leyes del Estado.
Lo de Escoma, Achacachi y toda la región aymara que vive de
pasarle a los peruanos las subvenciones bolivianas, es el
último desagarre de la soberanía boliviana. La Aduana
admitió la semana pasada que hay siete zonas rojas en las
fronteras (La Paz, Oruro y Tarija), donde no puede controlar
el contrabando ni el tráfico de drogas. En el Chapare no
manda el Estado boliviano, sino la Federación de Cocaleros
que, aunque tiene el mismo presidente que Bolivia, no admite
la presencia de la policía boliviana. Los originarios de
Chacarilla expulsaron a los cooperativistas mineros con el
argumento de que tienen que pagar regalías al ayllu y no al
Estado. Y hay muchos casos más.
Aquí surgen coincidencias peligrosas. Coincidencias con uno
de los poderes económicos más grandes del mundo. La táctica
de crear territorios adonde no llegan las leyes es un
invento del narcotráfico. En Colombia tiene extensos
territorios patrullados por unos mercenarios que se hacen
decir guerrilleros. En Perú hay en este momento siete
provincias en emergencia porque las quieren controlar los
terroristas de Sendero Luminoso, convertidos ahora en
mercenarios del narcotráfico. Hay dos estados en México
donde el narcotráfico está ya en la lucha territorial con el
ejército de ese país. Y en Río de Janeiro el narcotráfico
está usando bazucas contra el ejército brasileño.
Si existe este plan de destruir al Estado boliviano, la
mafia está feliz. Lo que llamamos mafia son las
organizaciones que surgen en todas partes para llenar los
vacíos que deja el Estado. Cuando se destruyó la URSS, y
mientras el Estado ruso se organizaba, las mafias gobernaron
Rusia. Las mafias del narcotráfico no tendrían en Bolivia
solamente 435 pistas de aterrizaje clandestinas, como ahora,
sino muchas más. Mientras el territorio que ahora es Bolivia
se organice en un nuevo Estado, reinaría la mafia.
Sería una coincidencia de métodos con los que quieren
destruir Bolivia para refundarla.
Pero todo esto parece demasiado elaborado. Y un amigo me
dijo que no, que el gobierno no tiene ningún plan, ninguna
estrategia. Que todo está dejado al caos.