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La hora de la mayoría independiente 
por Julio Palma

miércoles, 6 octubre 2004


         Es harto evidente que los grupos opositores van derecho al desastre, sea si participan desunidos en las elecciones, sea si se abstienen parcialmente, pues el dilema no ofrece mejores alternativas de solución en cualquiera de los rumbos mencionados. Pero, como decían nuestros abuelos, sólo la muerte no tiene solución, y debe encontrarse pronto una solución satisfactoria aplicando las mejores herramientas del análisis y de la lógica, para luego implementar acciones pragmáticas y efectivas a tiempo para el 31 de octubre. Fecha que sigue siendo inamovible a pesar de infringir la Ley del Sufragio, ya que algunos partidos se apresuraron a aceptarla como válida desde el principio, en aras de arrancar sus campañas con ventaja para defender sus espacios políticos o, mejor dicho, cambures, en el mejor estilo de la llamada “cuarta república”.

         Examinemos este dilema como aparece en la actualidad. Es obvio que la alternativa de ir los opositores desunidos a los comicios, le daría ventajas a los candidatos oficialistas, que muy probablemente no sólo conservarán sus actuales espacios, sino que ganarán la mayoría de los cargos sujetos a elección, tanto en gobernaciones como en alcaldías. Esto significaría una auténtica debacle para la oposición, que sería reducida a la mínima expresión, en un papel meramente simbólico y muy conveniente para el régimen, el cual puede alardear así de su supuesto “carácter democrático”, para engañar a los incautos de afuera… y de adentro (aquí también abundan). Pero, de ir en planchas unitarias, quizás tengamos oportunidad de conservar algunos espacios, a pesar de las trampas que se le tenderán en el camino por un CNE astuta e ilegalmente parcializado. A estas alturas, son pocas las posibilidades de cambiar las reglas del juego antes de los comicios, ante un Consejo Electoral terco y hermético a las peticiones de la oposición, además de envalentonado por el burdo apoyo gubernamental.

         Para colmo de males, existen serias dificultades para que los partidos empeñados en “defender sus espacios” cambien su actitud incomprensible y logren el apoyo de los sectores independientes, los cuales -disgustados por dicha actitud- se abstendrían parcialmente de participar en los comicios, con el obvio resultado de que estos espacios se perderán irremediablemente. La única manera de evitar esta debacle es la unidad férrea de la oposición, y dado que ésta se compone esencialmente de personas independientes (75%, según buenos estimados), son éstas las que pueden presionar para que se consolide la unión, para usar una célebre frase del Libertador, muy oportuna en la actual coyuntura política. De modo que este sector tiene un arma valiosa para lograr la ansiada unidad, arma que debería utilizar sabiamente a través de los nuevos entes coordinadores de la Red de Asambleas de Ciudadanos, cuyos representantes se perfilan como los nuevos líderes comunitarios.

Si estas Asambleas se organizan rápidamente y nombran voceros creíbles (o preferiblemente un líder con prestigio) y ponen como condición para concurrir a los comicios la necesaria unidad de candidatos, a través de acuerdos o encuestas apropiadas antes del evento, quizás no todo estaría perdido y podría hacerse un papel medianamente satisfactorio para no perder todos los espacios actuales. Si los partidos no oyen a este importante sector e insisten en ir desunidos, entonces el llamado de las Asambleas de Ciudadanos debería ser el de inducir a la abstención absoluta, con lo cual dichos partidos harían el ridículo y se exponen a una segura derrota, e incluso a la desaparición. Ante esta posibilidad, muy real, es posible que ahora escuchen el angustioso llamado del sector independiente y se apuren a lograr un acuerdo unitario a tiempo para fin de mes.

De modo que, a la duda estalinista de “cuantas divisiones tiene el Papa”, se puede contestar desde ahora que los independientes constituyen la gran mayoría y por ende pueden inclinar la balanza hacia un candidato meritorio o causar el desastre opositor si sigue en una actitud terca y no se lograra la unidad en las candidaturas. Alternativamente, la Red de Asambleas podría escoger y publicitar candidatos merecedores de la confianza de la ciudadanía no comprometida, que recibirían la avalancha del voto independiente, nada despreciable y seguramente decisivo. El mensaje a transmitir es “o se unen, o los independientes no los apoyaremos”. Ya que de todos modos van a perder si están desunidos, creo que el simple pragmatismo político exige que escuchen a los independientes y acuerden candidatos unitarios.

 Esto es conveniente no sólo para la oposición sino para que no fenezca el sistema democrático, pues con una oposición minúscula dicho sistema no podría funcionar adecuadamente, estando a merced de un sector oficialista omnipotente y arrogante, que establecería así una virtual “dictadura constitucional”. Se impone, entonces, la definición de una política clara, pragmática y efectiva del sector opositor para lograr la necesaria unidad, antes de que sea demasiado tarde. Y si bien es cierto que las reglas amañadas del CNE pueden afectar los resultados, todo indica que la ciudadanía activa e independiente, con las mujeres y jóvenes al frente, defenderá el voto a como dé lugar, exigiendo escrutinios públicos al final del acto comicial, lo cual puede frustrar los planes perversos del sector oficialista.   

Seguir en la actual actitud indefinida sobre la abstención, y de seguir cada mini-partido con candidato propio, nos colocaría en la peor de las situaciones, y sería un camino seguro al desastre opositor.  Así las cosas, sería un ejercicio de masoquismo político que sólo el sector independiente puede evitar a través de las Asambleas de Ciudadanos, último recurso de la democracia para no dejarse arropar por un seguro triunfo oficialista, con todo lo que esto representa en términos de autoritarismo, corrupción, ineficiencia, inestabilidad y retroceso para el país, como se ha demostrado en 6 años de gestión. Ha llegado la hora de que los independientes hagan sentir su verdadera fuerza, dejando de lado su tradicional apatía y neutralidad, ya que no se puede ser neutral ante decisiones tan importantes para el destino del país. De no hacerlo, habrá mucho tiempo para arrepentirse y lamentar no haber tomado la iniciativa en su debida oportunidad. Ojalá esta idea sea discutida y aprobada en las próximas Asambleas de Ciudadanos, que ya se van perfilando como una verdadera fuerza unitaria y moderna de participación política, sin los vicios del pasado, para remediar  una lamentable situación signada por intereses egoístas ajenos al bienestar y progreso del país.                                    Imprima el artículo Subir Página