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¿Hasta cuando la Oposición acompañará a Chávez?
por Luis DE LION

jueves, 19 agosto 2004


Si bien los venezolanos no salieron a la calle a gritar fraude el pasado 16 de agosto, tampoco salieron a la calle el 4 de febrero a defender su democracia y repudiar el golpe que acababan de intentar Hugo Chávez y compañía. Posteriormente a ello la opinión publica venezolana, desató un inclemente ataque contra las instituciones democráticas, como si el problema para la época en Venezuela era institucional y no el de un presidente en ejercicio insoportablemente corrupto; al final nadie notó que fueron las instituciones democráticas las que terminaron sacando del poder a CAP. En fin, una opinión pública miope y unos intelectuales supremamente subdesarrollados amamantaron al lactante pichón de dictador que para aquél entonces era Hugo Chávez. 

Elecciones del 98, democrática y pulcramente ganadas por Chávez de por medio, la corriente destructiva de la opinión pública vernácula seguía su equivocado rumbo y Chávez convirtió dicha corriente en su bandera, bajo la figura de la Constituyente, y en esa locura nuevamente todos, tanto chavistas, como oposición acompañaron el naciente sainete democrático, embarcándonos en el plebiscito del 25 de abril del 99 que aprobó mayoritariamente la convocatoria de la Asamblea Constituyente. El 25 de julio del mismo año 99, la oposición acompañó al polo patriótico en las elecciones que éste último montó y ganó de manera avasallante, con su kino y Miquilena mediante. El 11 de agosto del 99 Chávez juraba nuevamente su cargo. Y para finalizar el año 99, el 15 de diciembre participaba la oposición en el proceso electoral a través del cual se aprobó la Constitución Bolivariana. 

Así las cosas, el 30 de julio del 2000, el presidente Chávez convoca a las llamadas mega elecciones, presidenciales, legislativas y regionales; y la oposición no tuvo mejor idea que presentarse a dicha consulta con un candidato militar golpista proveniente del selecto grupo de los conjurados del Samán de Güere.  

Protestas, paros, pronunciamientos castrenses altamiranos y paro petrolero de por medio; llegó el firmazo y luego vino el reafirmazo acto para el cual igualmente acompañamos al presidente y su CNE, con todas y cada una de las trabas y reglamentaciones que estos le impusieron a la oposición. Como era de esperarse, la oposición no pasó la prueba, las dudas razonables de Jorge Rodríguez constituían una sentencia condenatoria, y así el CNE llevó a la oposición a Reparo.

A pesar de las amenazas y el chantaje, la oposición pasó la prueba del Reparo por un pelín y ello le otorgó un segundo y bien merecido aire a la corriente opositora. Pero resulta que el chavismo, se estaba poniendo en posición para dar un jaque mate y así llegamos al revocatorio, una vez mas acompañando a Chávez y su CNE imponiendo sin rubor alguno todo tipo de tácticas dilatorias, violando y manipulando el reglamento electoral hasta apenas minutos antes del revocatorio. 

Sorprendidos todos por el raudo aval que le dieron la OEA y el Centro Carter a los resultados que del revocatorio emitiera el CNE; debemos pasar la página de los observadores internacionales, el que se fue no hace falta; además ya nos quedó claro, el por qué el gobierno venezolano se empeñó en sacar del juego a Jaramillo el jefe de la misión de la OEA en Caracas durante los reparos, y en consecuencia se impuso como jefe de misión de la OEA para el revocatorio al brasileño Valter Pecly, un hombre cercano al presidente Lula. 

El país de hoy dista muchísimo, de la Venezuela de febrero del 92, las instituciones ya no existen, la popularidad del presidente Chávez es menos que un sainete y la corriente de opinión pública que tanto le ayudó en el pasado, hoy ha cambiado diametralmente su visión. Dicho esto, ¿hasta cuando y hasta donde el liderazgo de la oposición venezolana está dispuesto a acompañar al presidente Chávez en su farsa pseudo democrática? 

En el día de ayer la CD dio un primer paso que pareciera ir en ese sentido, al negarse ésta a participar en las auditorias acordadas entre el CNE y los observadores internacionales. 

¿Será que habrá llegado definitivamente el momento de examinar, seria y profundamente – mientras se llevan adelante a nivel nacional las protestas contra éste smartgate criollo - si es políticamente conveniente o no, el que la oposición no participe en las venideras elecciones regionales, las cuales sin duda representan una suerte de segunda vuelta presidencial que de salir airoso el chavismo, se certificaría y sellaría de manera definitiva el fraudulento triunfo de Hugo Chávez?              Imprima el artículo Subir Página