Si
bien los venezolanos no salieron a la calle a gritar fraude el
pasado 16 de agosto, tampoco salieron a la calle el 4 de febrero a
defender su democracia y repudiar el golpe que acababan de
intentar Hugo Chávez y compañía. Posteriormente a ello la opinión
publica venezolana, desató un inclemente ataque contra las
instituciones democráticas, como si el problema para la época en
Venezuela era institucional y no el de un presidente en ejercicio
insoportablemente corrupto; al final nadie notó que fueron las
instituciones democráticas las que terminaron sacando del poder a
CAP. En fin, una opinión pública miope y unos intelectuales
supremamente subdesarrollados amamantaron al lactante pichón de
dictador que para aquél entonces era Hugo Chávez.
Elecciones del 98, democrática y pulcramente ganadas por Chávez de
por medio, la corriente destructiva de la opinión pública
vernácula seguía su equivocado rumbo y Chávez convirtió dicha
corriente en su bandera, bajo la figura de la Constituyente, y en
esa locura nuevamente todos, tanto chavistas, como oposición
acompañaron el naciente sainete democrático, embarcándonos en el
plebiscito del 25 de abril del 99 que aprobó mayoritariamente la
convocatoria de la Asamblea Constituyente. El 25 de julio del
mismo año 99, la oposición acompañó al polo patriótico en las
elecciones que éste último montó y ganó de manera avasallante, con
su kino y Miquilena mediante. El 11 de agosto del 99 Chávez juraba
nuevamente su cargo. Y para finalizar el año 99, el 15 de
diciembre participaba la oposición en el proceso electoral a
través del cual se aprobó la Constitución Bolivariana.
Así las
cosas, el 30 de julio del 2000, el presidente Chávez convoca a las
llamadas mega elecciones, presidenciales, legislativas y
regionales; y la oposición no tuvo mejor idea que presentarse a
dicha consulta con un candidato militar golpista proveniente del
selecto grupo de los conjurados del Samán de Güere.
Protestas, paros, pronunciamientos castrenses altamiranos y paro
petrolero de por medio; llegó el firmazo y luego vino el
reafirmazo acto para el cual igualmente acompañamos al presidente
y su CNE, con todas y cada una de las trabas y reglamentaciones
que estos le impusieron a la oposición. Como era de esperarse, la
oposición no pasó la prueba, las dudas razonables de Jorge
Rodríguez constituían una sentencia condenatoria, y así el CNE
llevó a la oposición a Reparo.
A pesar
de las amenazas y el chantaje, la oposición pasó la prueba del
Reparo por un pelín y ello le otorgó un segundo y bien merecido
aire a la corriente opositora. Pero resulta que el chavismo, se
estaba poniendo en posición para dar un jaque mate y así llegamos
al revocatorio, una vez mas acompañando a Chávez y su CNE
imponiendo sin rubor alguno todo tipo de tácticas dilatorias,
violando y manipulando el reglamento electoral hasta apenas
minutos antes del revocatorio.
Sorprendidos todos por el raudo aval que le dieron la OEA y el
Centro Carter a los resultados que del revocatorio emitiera el
CNE; debemos pasar la página de los observadores internacionales,
el que se fue no hace falta; además ya nos quedó claro, el por qué
el gobierno venezolano se empeñó en sacar del juego a Jaramillo el
jefe de la misión de la OEA en Caracas durante los reparos, y en
consecuencia se impuso como jefe de misión de la OEA para el
revocatorio al brasileño Valter Pecly, un hombre cercano al
presidente Lula.
El país
de hoy dista muchísimo, de la Venezuela de febrero del 92, las
instituciones ya no existen, la popularidad del presidente Chávez
es menos que un sainete y la corriente de opinión pública que
tanto le ayudó en el pasado, hoy ha cambiado diametralmente su
visión. Dicho esto, ¿hasta cuando y hasta donde el liderazgo de la
oposición venezolana está dispuesto a acompañar al presidente
Chávez en su farsa pseudo democrática?
En el
día de ayer la CD dio un primer paso que pareciera ir en ese
sentido, al negarse ésta a participar en las auditorias acordadas
entre el CNE y los observadores internacionales.
¿Será
que habrá llegado definitivamente el momento de examinar, seria y
profundamente – mientras se llevan adelante a nivel nacional las
protestas contra éste smartgate criollo - si es políticamente
conveniente o no, el que la oposición no participe en las
venideras elecciones regionales, las cuales sin duda representan
una suerte de segunda vuelta presidencial que de salir airoso el
chavismo, se certificaría y sellaría de manera definitiva el
fraudulento triunfo de Hugo Chávez?
