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¿Qué dice la nueva encuesta?
por Gonzalo Iribarren
jueves, 22 marzo 2007


La salida de una nueva encuesta es siempre interesante para los que nos ocupamos de política, y la nueva de la empresa Hinterlaces (marzo, 2007) no es la excepción. Allí están los últimos números de popularidad de Chávez, su gobierno y sus planes para el país. También los de la oposición y de las aspiraciones de la gente encuestada, que suponemos es una muestra fiel y representativa de la nación.

En este caso, como en los anteriores, me ha llamado la atención la percepción que tienen los encuestados sobre el país y de cómo se porta el gobierno con ellos. Me sorprendió que, en unas entrevistas citadas en el trabajo, hubieran testimonios de simpatizantes chavistas que criticaran la entrega de dinero: “Tampoco estoy de acuerdo con que nos estén dando plata por todo. Con el dinero de las becas deberían pagarle a buenos profesores.”; “Hay que ayudar a la gente pero no sirvengüenciarla. Hay que ponerla a trabajar” y “Lo que pasa es que las Misiones alivian la pobreza pero no te sacan de la pobreza. Lo que te saca de la pobreza es un buen trabajo y la educación”. Esto mezclado con las clásicas quejas por problemas que el gobierno no les resuelve y la eterna percepción de que tenemos un país rico, y, por ende, no deberíamos ser pobres.

Estos testimonios de chavistas (según la encuesta) son muy reveladores. Dan la muy refrescante impresión de que hay conciencia sobre la única salida de la pobreza: el trabajo y la educación. “La gente pobre depende más del gobierno, y eso no puede ser así, uno tiene que salir a echarle bola, pero no estar dependiendo del país”; “Lo que no me gusta es la gente que abusa en pedir comida y no trabajar...” son otras afirmaciones de chavistas.

Sin ánimo a repetir lo que mucho se ha dicho, creo que es importante recordar, no obstante, que Chávez tiene una relación afectiva muy fuerte con los humildes y pobres. Representa, en este momento, su única esperanza, y no están dispuestos a abandonarla por algo incierto, así éste no les cumpla y los decepcione. Por eso siempre el ánimo a disculparlo. Por el contrario, la oposición, pese a todos sus esfuerzos, no ha podido presentar una verdadera alternativa y sigue siendo percibida como ajena, egoísta y hasta humillante.

Los partidos políticos siguen quedando en el foso: nadie los quiere ni cree en ellos (67%). Los que manifiestan alguna simpatía por partidos se vuelcan en el partido de Chávez (20%), mientras el que le sigue no llega al 3%. Esta preferencia aplastante por el MVR sólo puede considerarse como una adhesión al individuo, no como una real simpatía partidista. Lo cual pareciera llevar a la lamentable conclusión que en la Venezuela actual lo único que pudiera enfrentársele a Chávez es otro líder carismático y mesiánico. Y los que creemos en proyectos políticos jamás seremos escuchados.

Tal como mencioné arriba, los venezolanos hemos estado desde hace décadas bombardeados por el discurso que tenemos un país rico (“de los más ricos de la tierra”). Este inmenso engaño ha causado daños irreversibles. Odio y violencia son los más obvios, pero también insatisfacción y una gran antipatía hacia el trabajo y los méritos individuales. El corolario es: el que tiene real es porque me lo quitó. Por otro lado, este discurso le ha servido a cada demagogo que se presente en escena para declarar que él sí le va dar “lo suyo” al pueblo. Resulta que para darle “lo suyo” tiene a juro que quitarle a otro porque no hay para todos. Esto lo aprendió Hitler en los años 30 y terminó en lo que todos conocemos.

gonzalo.iribarren@gmail.com


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