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Líbano: A un año de la muerte y la devastación
por George Chaya
viernes, 13 julio 2007


(Sobre el discurso del Pte Emile Lahoud)

<Continuaremos siendo “un estado de resistencia” y firmeza hasta que recuperemos todos nuestros derechos en la región', dijo el Presidente del Líbano Emile Lahoud>. 

El presidente Lahud, aseguro en su discurso, que el Líbano continuará siendo “el país de la resistencia” y vencerá los proyectos destinados a “debilitarlo y dividirlo”. Criticó también a algunos “dirigentes y partidos” por haber hecho fracasar los “frutos de la victoria (¿?)” que a su juicio, se alcanzó el verano pasado, en obvia alusión al Primer Ministro, Fouad Saniora, a las Fuerzas del 14 de marzo (coalición anti siria) y acusó a la mayoría parlamentaria, aglutinada en torno al 14 de marzo y la Revolución de los Cedros de monopolizar el poder y violar la coexistencia entre musulmanes y cristianos.  

Dijo que estas organizaciones políticas que se oponen a él y a la oposición, liderada por Hezbollah y el Gral. Michel Aoun, piensan que “el apoyo internacional les da legitimidad, pero enfatizo que se equivocan”. Y aseguró que el Líbano nunca hubiese obtenido “una victoria” contra Israel, entre julio y agosto del año pasado, sin el apoyo del pueblo a la resistencia que es la que sigue “sacrificándose por la patria”…  

Veamos como desentrañamos y ponemos blanco sobre negro a esta “psicotica diatriba” que pretendió llamarse discurso del Presidente Lahoud para conmemorar el primer año de la guerra entre Hezbollah e Israel. 

Por un lado, es menester recordar que el fruto de la “divina victoria” a la que refiere Lahoud y sus aliados, Nasrallah, Nabih Berri y Michel Aoun se saldo con un numero de mas de 1.100 libaneses muertos, 35.000 heridos, 420.000 desplazados y, desde luego, la infraestructura del país fue pulverizada. Habría que recordarle que lo que el llama victoria, ha sido en realidad una gran “catástrofe para el pueblo libanés en su mayoría, un desastre que retrotrajo al país 30 años en su historia, su económica y calidad de vida”. 

Estos discursos como los de Lahoud son las frases de siempre, añejas, falaces y obsoletas que continúan siendo utilizadas por los que desean estimular la cultura de la muerte y la destrucción que ellos mismos importaron y pusieron en práctica en Líbano durante 30 años de horrores y barbaries; tarea a la que el presidente continua entregado con suma perfección como uno de los mejores asalariados de las energías extranjeras en suelo libanés.  

Lo cierto es, que amparado en las banderas de “la causa, la cultura, la resistencia y las políticas árabes e islamistas", hoy sigue sosteniendo que hay que protegerse contra los "invasores". Nada nuevo ni desconocido para los libaneses que están hartos de escucharlo puesto que bajo el lema de "apoyar a la resistencia" y "promover la cultura de la resistencia" solo se busca mantener cercenados y asfixiados los derechos de los ciudadanos y congelar sus mentes y pensamientos sobre libertad y democracia reales, ello ocurre a manos de personajes como Lahoud de reconocida tendencia pro-siria y también por la arrogancia de muchos pseudos intelectuales que le apoyan desde hace varios años en occidente y el mundo árabe.  

Todos conocemos a que Líbano se refiere el presidente Lahoud, y esta más que claro que quienes le apoyen son lo mismo que el, sencillamente vulgares e irrespetuosos de las libertades democráticas, autoritarios y fascistas, cuyo destino a corto plazo, serán los Jueces y la Justicia.  

El pueblo Libanés y los pueblos libres de occidente, deberán tomar serios recaudos cuando oigan estas diatribas que se han escuchado y grabado en las venas y cerebros de los pueblos de la región por varias décadas. Es recomendable escuchar muy cuidadosamente estos discursos y evaluar cada palabra que se expresa en ellos; y escuchar, no solamente los slogans pegadizos y repetidos que pretenden dar categoría de héroes románticos a los resistentes, que en sus vidas reales no son más que reaccionarios e intolerantes islamo- fascistas. 

Pero, mientras estos falsos defensores de la resistencia y la dignidad incitan a los pueblos -sin ideas nuevas y con discursos suficientemente conocidos y padecidos-, en la vida real, las personas reales, siguen siendo asesinadas, los países siguen siendo destruidos, la gente inocente herida y sus vidas, sustentos, derechos políticos, civiles y humanos, destrozados. 

En la vida real, las sociedades y los ciudadanos que las conforman, aquellos que supuestamente "están siendo protegidos por la resistencia y contra los invasores"- son privados de su normal desarrollo, del bienestar económico, de la educación para sus hijos, y lo más importante aun, del acceso a sus genuinos derechos políticos que le son arrebatados por los mismos que dicen protegerlos. 

En otras palabras, mientras usted apoye el discurso hipócrita y victimista de la resistencia islamo-fascista, usted vivirá siempre en el disvalor de una vida precaria. Por tanto, es menester analizar muy seriamente los dichos del presidente Lahoud y alejarse de esta concepción de degradación intelectual para dar a los pueblos una elección verdadera. Los esfuerzos de estos sujetos por controlar sus vidas económicamente, por elegir por ellos a nivel político, por proveerles su propia justicia, son: absolutamente falsos e hipócritamente populistas. 

En realidad, si hay una cosa de la cual el Líbano y los pueblos árabes necesitan liberarse y resistir, es de estas mentes malignas, de sus discursos de odio y de esa vetusta definición que siempre usan los perversos a través del prisma de “ser la víctima”. 

No obstante, mientras esto sucede y el presidente desgrana sus diatribas contra el Gobierno democráticamente electo; contra la Revolución de los Cedros; Estados Unidos, Israel y Occidente, es obligación de los que nos sentimos libres la construcción de una pacifica y verdadera resistencia por una búsqueda proactiva dentro de cada uno de nosotros para alcanzar y proponer las modalidades que mejoren y viabilicen los cambios hacia un mundo moderno y en paz. Entonces, nosotros, los libaneses comunes, los árabes y los demás pueblos de la región lograremos un cambio para nuestros pueblos y para nuestras vidas.  

Con ello, no estaremos apologizando sobre nada ni nadie contrario a nuestras costumbres, cultura o formas de vida. Con ello estaremos dando el primer paso para desechar el yugo de la opresión tribal, el atraso social e intelectual, la destrucción del ser humano por las creencias anticuadas y la sensación abrumadora de que el mundo árabe, a pesar de su abundancia en petróleo, sigue viviendo lo mas al revés posible del conjunto de sociedades modernas en el mundo de hoy.

george.chaya@gmail.com

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Analista Político Internacional especializado en Oriente Medio, integra el Consejo Académico de la Fundación Safe Democracy en Madrid y es conferencista Titular por la International Consulting in Politics Affaires on  Middle Eastern and Hispanic América, uno de los Think Tank mas reconocidos de América Latina, es Consultor y  asesora  Gobiernos de Hispanoamérica en materia de Oriente Medio*


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