¿Qué
ocurrió en
la reunión
Chávez,
Carter y
mi
persona?
por
Gustavo
Cisneros
viernes,
20 julio
2007
|
Quiero
comenzar el recuento de la reunión entre el Presidente Hugo
Rafael Chávez Frías, el ex presidente James Earl Carter, Jr.,
y mi persona, efectuada el viernes dieciocho de junio de dos
mil cuatro (18/6/2004), en la Base Militar Fuerte Tiuna,
Caracas, Venezuela, narrando cómo llegué a conocer al
Presidente Carter. Tengo el gusto de conocerlo desde sus
tiempos de Gobernador de Georgia, a mediados de los años
setenta (70). En esa época, Eleanor Rosalynn Smith Carter,
su esposa, pertenecía a una organización filantrópica de
intercambio cultural internacional, llamada La Fuerza de
la Amistad, organización activa globalmente con casa
matriz en Atlanta. Fue el Embajador Robert McClintock,
entonces encargado de la Embajada de los EE.UU. en
Venezuela, quien me recomendó ante Rosalynn para ser
representante de La Fuerza de la Amistad,
responsabilidad que asumí durante un año.
INTERESES,
VALORES Y AFICIONES EN COMÚN
Desde nuestra
primera reunión hasta el día de hoy he estado en contacto
con el Presidente y su señora, a quienes considero unos
buenos amigos. Esta amistad se sostiene más allá de
diferencias de puntos de vista que puedan existir, y se
sustenta en intereses, valores, y aficiones comunes.
A partir de
ese punto, todo relato aquí expuesto está respaldado por las
notas preparatorias para la reunión en cuestión, al igual
que por gran número de documentos originales que he
conservado relacionados a dicho encuentro.
ATAQUES DEL
PRESIDENTE CHÁVEZ
Después de los
sucesos de abril de dos mil dos (4/2002), durante los cuales
me había esforzado por contribuir al diálogo y la paz entre
los venezolanos, se inició una campaña sistemática de parte
del Presidente de la República contra mi persona, mis bienes
y las empresas que presido. Fueron tantas las agresiones que
no tuve otra alternativa que demandar al Presidente Chávez
por difamación e injuria, demanda que fue presentada ante el
Tribunal Supremo de Justicia el martes veintiuno de enero de
dos mil tres (21/1/2003), estando presente el Doctor Iván
Rincón Urdaneta, Presidente del Tribunal.
NACÍ EN
VENEZUELA Y QUIEREN QUITARME LA NACIONALIDAD
Unidas a estas
agresiones, durante el mes de mayo de dos mil cuatro
(5/2004) se produjeron dos operaciones de allanamiento a
propiedades de nuestra familia, a nuestra finca familiar
“Carabobo”, en el Estado Miranda, y en mi campamento de
pesca en el Río Orinoco. Ambas operaciones, con gran
despliegue de armamento, se hicieron sobre bases infundadas
y sin consideración a las personas presentes. El jueves
trece del mismo mes (13/5/2004), la Diputada Iris Varela,
representante del Movimiento Quinta República (MVR),
presentó ante la Asamblea Nacional una resolución que fue
sometida a votación para privarme la ciudadanía venezolana,
aún cuando soy venezolano por nacimiento.
Para todos los
trabajadores de Venevisión, y por supuesto para mí, la
agresión más alarmante se produjo el viernes once de junio
de dos mil cuatro (11/6/2004) cuando la Dirección de los
Servicios de Inteligencia y Prevención (DISIP), la policía
política, invadió nuestras instalaciones en otra operación
policial. Durante esta operación se hallaron armas en desuso
e inservibles, que estaban en un depósito de seguridad
clausurado, y luego se comprobó judicialmente que eran armas
no operativas, pero el daño ya estaba hecho.
CARTER OFRECE
FACILITAR LA REUNIÓN
El
Presidente Carter estaba al corriente de lo que sucedía en
Venezuela, y en su constante empeño dirigido a
fortalecer los cimientos democráticos en mi país, ofreció
facilitar un encuentro entre el Presidente Chávez y diversas
personalidades en la nación, como parte de su rol de
facilitador invitado por el gobierno y la Coordinadora
Democrática. Así lo contemplaba su programa, el cual
promovía el diálogo entre los medios y el gobierno desde
hacía dos (2) años, utilizando la ayuda de William Ury,
mediador profesional
estadounidense reconocido internacionalmente.
El
Presidente Carter pensaba además, específicamente en
referencia a mi caso, que sería útil saber directamente del
Presidente Chávez cuáles eran las razones de sus agravios.
Señaló que una reunión mía con el Presidente Chávez en
presencia del Presidente Carter me permitiría clarificar
cualquier malentendido y aclarar las falsas acusaciones, si
ese era el caso.
Mi objetivo
principal en esa reunión sugerida por el Presidente Carter
era asegurar que llegásemos en paz al referéndum
revocatorio, e iniciar un intento de reconciliación que
uniese a todos los sectores de Venezuela en un esfuerzo
común por el desarrollo del país, preservando la convivencia
del gobierno con los medios de comunicación. La reunión me
permitiría determinar la presencia o ausencia de una
capacidad de tolerancia y un espíritu de concordia por parte
del Presidente Chávez, variables fundamentales para un
diálogo futuro. El Presidente Carter me había aconsejado
encauzar la conversación en esa dirección.
SE CONCERTA LA
REUNIÓN
Durante el
primer trimestre del año dos mil tres (2003), el Presidente
Carter se puso en marcha para coordinar la reunión pero fue
hasta el periodo de la recolección de firmas del referéndum
que se logró concertar la misma.
Preparando
el encuentro, consideré que la mejor manera de llegar a esta
reunión sería encontrando puntos en común en anticipación a
un diálogo entre el gobierno y los medios de comunicación
para asegurar así el buen funcionamiento democrático de
Venezuela. La única ventana por la que podíamos asomarnos
era la oportunidad de diálogo, tanto el Presidente Chávez
como yo, para asegurar la celebración del referéndum
revocatorio.
En mis
notas consideré que tenía una pieza de información muy
valiosa para llevar conmigo como premisa. Esta información
provenía de la Comisión de las
Naciones Unidas para el Desarrollo Humano, era su
definición del diálogo democrático:
“el proceso ideal para abordar crisis complejas que
involucran problemas sociales y políticos a través de
alentar a los participantes a escucharse para construir
señales básicas de confianza que puedan permitir generar
consensos mínimos para la convivencia pacifica".
La logística y
seguridad de la reunión fueron organizadas con absoluta
discreción por la Casa Militar del estado venezolano, el
equipo del Presidente Carter, y el mío.
La fecha se fijó
para el martes ocho de junio de dos mil cuatro (8/6/2004).
Días más tarde, el Presidente Chávez difirió la reunión y se
fijo una nueva fecha, el viernes dieciocho de junio de dos
mil cuatro (18/6/2004), pues era la fecha más próxima en que
el Presidente Carter estaba disponible. La reunión tendría
lugar en la Isla La Orchila.
El jueves
diecisiete de junio de dos mil cuatro (17/6/2004), recibí
una llamada telefónica de mi oficina donde me informaron que
se había recibido una llamada del Jefe de la Casa Militar
del Presidente Chávez, General Carlos Mata Figueroa,
informando el cambio del sitio de la reunión de la Isla La
Orchila a la Base Militar Fuerte Tiuna. Esto también se le
transmitió al Presidente Carter. El Presidente Carter aprobó
el cambio y los planes se pusieron en movimiento para volar
a Venezuela a la mañana siguiente.
ENCUENTRO
PREVIO: CHÁVEZ Y CARTER
Cuando el
Presidente Carter y yo aterrizamos en el Aeropuerto
Internacional Simón Bolívar, de Maiquetía, a las diez
cuarenta y cinco de la mañana (10:45 a.m.), del viernes
dieciocho de junio de dos mil cuatro (18/6/2004), nos
dirigimos al helicóptero corporativo que estaba listo para
despegar hacia la base militar Fuerte Tiuna. En ese momento
el Presidente Chávez estaba asistiendo a una ceremonia anual
de reconocimiento al personal militar. A nuestra llegada al
aeropuerto nos sorprendimos al enterarnos por el General
Mata Figueroa que teníamos que volar en un helicóptero
militar y no en el helicóptero corporativo, como se había
acordado previamente. Nos informó también que solamente
podíamos abordar el helicóptero, el Presidente Carter y yo,
sin su equipo del Servicio Secreto. El Presidente Carter
insistió que por lo menos lo acompañase su jefe de seguridad
Alex Parker.
La
reunión tuvo lugar en la residencia oficial del Ministro de
Defensa, General Jorge Luís García Carneiro, ubicada dentro
de Fuerte Tiuna, aunque el Ministro no estuvo presente. A
nuestra llegada a la residencia oficial, alrededor de las
once y veinte de la mañana (11:20 a.m.), el Presidente
Chávez vino a saludarnos y explicó que había un serio
enfrentamiento militar en la frontera colombiana que
requería su atención inmediata. El
Presidente Chávez pidió disculpas y nos dejó con el General
Mata Figueroa y sus edecanes de la Casa Militar, en una sala
de espera.
El Presidente
Carter fue el primero en entrar para ver al Presidente
Chávez, lo que ocurrió cuarenta y cinco (45) minutos después
de la llegada al Fuerte Tiuna, aproximadamente a las doce
del mediodía (12:00 p.m.).
Tras los
cuarenta y cinco (45) minutos previos del encuentro entre el
Presidente Carter y el Presidente Chávez, me incorporé a la
reunión, aproximadamente a las doce y cincuenta del mediodía
(12:50 p.m.).
PROMOVER LA
PRECONCILIACIÓN
A partir de
ese momento desarrollé mi conversación según lo planeado,
con base en los documentos y notas que había preparado y
conservado.
Comenzó la
reunión con una conversación acerca de la polarización en
Venezuela, y cómo la misma había afectado al país desde un
punto de vista económico y social. Expuse mi opinión que la
polarización venezolana había interrumpido el diálogo
democrático entre los venezolanos
El Presidente
Chávez argumentó que hasta el momento no había confiscado
propiedades, que el mayor potencial para la violencia había
sido controlado, y que la oposición había cerrado la
industria petrolera pero que él la había restablecido.
Le
mencioné al Presidente Chávez que la nueva Constitución les
garantizaba a los venezolanos una serie de derechos que
debían ser respetados, que el liderazgo del Presidente era
esencial para promover la reconciliación y erradicar toda la
violencia, así como el lenguaje del odio el cual había
profundizado la polarización social. En mi opinión,
era imprescindible impedir que se usara el
marco jurídico como instrumento punitivo,
como fue el caso de la propuesta de
modificar el Código Penal. Esa
fue una de las razones por las que sugerí que hiciera un
llamado al diálogo nacional entre los representantes de la
Iglesia, los sindicatos, los partidos políticos, la
comunidad empresarial y otras organizaciones sociales.
El
Presidente Chávez repasó su trayectoria admitiendo tanto sus
aciertos como sus excesos de retórica, e hizo un resumen de
su gestión. Explicó su esperanza de mejor vida para los
pobres, y agregó que, al menos por los momentos en un plano
psicológico había logrado algún progreso social. El
Presidente Chávez nos recordó igualmente que el
presidente
Franklin Delano Roosevelt, Jr., había hecho lo mismo en los
años treinta, tal y como lo señala el economista
norteamericano, John Kenneth Galbraith, en su libro de 1992,
“La cultura de la satisfacción”.
Les hablé de
la importancia de establecer las condiciones necesarias para
que el referendo constitucional del domingo quince de agosto
de dos mil cuatro (15/8/2004) tuviese lugar de forma
pacífica, siguiendo estrictamente lo que había sido aprobado
tanto por el Consejo Nacional Electoral como por varios
actores políticos del país.
El Presidente
Carter sugirió al Presidente Chávez aceptar el esfuerzo de
mediación programado para comenzar en el lapso de tres días
por William Ury, entre el gobierno y los medios de
comunicación privados. El Presidente Carter le propuso
también al Presidente Chávez que se reuniese con William Ury
y designase un representante emblemático de gobierno. El
Presidente Carter sugirió entre gobierno y medios que
cualquier acuerdo debía ser publicitado, de modo que los
observadores internacionales pudiesen poner en vigor los
compromisos hechos por los medios a través de una cobertura
justa y equitativa, así como por la retransmisión de
comerciales de campaña.
Hablamos acerca
de la importancia de vivir bajo los preceptos
constitucionales, y de respetar la legitimidad democrática
de todo líder político electo en comicios libres y
transparentes.
Le
expresé mi opinión que la situación
entonces vigente en el país era perjudicial para que
cualquier jefe de estado que aspirase a consolidar su
liderazgo democrático, garantizar el desarrollo económico y
el progreso social.
Le sugerí que él y
todos los principales dirigentes nacionales, debían
considerar la adopción de un conjunto de
reglas, que fomentasen el diálogo y la participación
democrática.
Hablamos de
los medios de comunicación. En mi opinión, el clima que
prevalecía en Venezuela estaba marcado por la violencia y la
agresión contra los periodistas y los propietarios de los
medios.
El Presidente
Chávez explicó que el único canal de televisión que había
sido silenciado durante los eventos de abril de dos mil dos
(2002) fue el Canal 8, el cual había sido cerrado por sus
opositores mientras él estaba encarcelado.
NO NEGOCIAMOS
Mencioné que el clima de agresión y violencia entonces
predominante había deteriorado la libertad de expresión y el
diálogo constructivo entre los venezolanos. Agregué que la
creación de la confianza entre todos los ciudadanos exigía
la implementación de una serie de pasos;
el cese de las agresiones verbales y el
desestímulo de las acciones violentas contra periodistas y
dueños de medios para cultivar un ambiente de entendimiento
que le permitiera a los medios hacer su trabajo; el acceso
equitativo de las divisas a las empresas de medios una vez
cumplidos todos los requisitos establecidos en la ley; la
reducción del recurso de la programación en cadena de manera
de no afectar negativamente el derecho al entretenimiento;
el respeto absoluto a la libertad de expresión; y estudiar
urgentemente la posibilidad de abrir el diálogo entre el
gobierno y los medios, a través de William Ury como
mediador.
Le expliqué
al Presidente Chávez que sólo podía hablar en mi nombre, ya
que no estaba representando a ninguna otra empresa de medios
durante la reunión. Lo que a continuación discutimos de
ninguna manera fue una negociación. Sólo se trató de
una muestra de buena voluntad.
El Presidente
Chávez reconoció que yo no representaba a los otros medios
de comunicación, y entendió que sólo hablaba en mi nombre,
pero manifestó su esperanza de que Venevisión y los otros
medios privados, pudiesen mostrar mayor balance si él mismo
bajaba el nivel de retórica. Los acontecimientos posteriores
demostraron que la ventana de oportunidad que veíamos abrir,
posteriormente se cerró.
Hablamos
extensamente acerca del problema de la pobreza en
Venezuela. El Presidente Chávez y yo, compartimos la misma
opinión: el tema de la pobreza debía unir al país, sobre
todo en vista del alto crecimiento de hogares que se
colocaban bajo la línea de la pobreza. Por mi parte,
insistí en que una vez finalizado el proceso de referendo,
el diálogo nacional debía enfocarse en la búsqueda de
soluciones al citado problema. Manifesté que los
venezolanos debían dirigir sus esfuerzos a mejorar la
educación y a estimular las capacidades empresariales
nacionales, para así competir exitosamente en los mercados
mundiales.
El Presidente
Carter comentó que el Presidente Chávez ya había realizado
un importante llamado en Venezuela y Latinoamérica, en
función de su militante campaña a favor de los pobres. El
Presidente Carter, añadió que el Presidente Chávez no era la
única persona que impulsaba este proyecto, ya que otras
empresas y fundaciones, tales como la Fundación Cisneros
habían conseguido importantes y exitosos logros para mejorar
la vida de los venezolanos a través de varias iniciativas.
Ratificamos la
importancia de avanzar en la agenda social mediante una
convocatoria al diálogo nacional, contando siempre con el
apoyo de la comunidad internacional, para afrontar el
problema de la pobreza en Venezuela.
Insistí que mi
vocación es la de ser un empresario cuya gestión estimulase
el desarrollo económico y la prosperidad social.
Al finalizar la
reunión, el Presidente Carter repitió su consejo al
Presidente Chávez: debía patrocinar y apoyar públicamente un
diálogo nacional entre el gobierno y la oposición. Dicho
diálogo podría ser liderizado como mediador o agente de
buenos oficios por el Presidente Carter, el Presidente de la
República Dominicana Leonel Antonio Fernández Reyna,
conocido por tener una amistad con el Presidente Chávez, o
cualquier persona de su confianza.
NO HUBO PACTO
El Presidente
Carter y el Presidente Chávez luego abordaron diversos
temas. Hablaron principalmente de temas políticos, de los
acontecimientos actuales en Venezuela, de los EE.UU., de
América Latina y del mundo en general.
Es importante
resaltar que el encuentro no tuvo un propósito distinto al
ya esclarecido. No se llegó a pacto alguno.
En ese mismo
sentido se pronunció el Presidente Chávez en el
programa Alo Presidente #194, del día domingo veinte de
junio de dos mil cuatro (20/6/2004): “No hubo pacto de honor
con nadie, mi único pacto de honor es con el pueblo”.
El sábado
diecinueve de junio de dos mil cuatro (19/6/2004) el Centro
Carter afirmó que: “Hubo un compromiso mutuo de honrar los
procesos constitucionales y apoyar futuras conversaciones
entre el gobierno de Venezuela y los medios de comunicación
social con el fin de asegurar el clima más adecuado para el
proceso constitucional del Referendo.”
También la
Organización Cisneros emitió un comunicado el martes
veintidós de junio de dos mil cuatro (22/6/2004) en el que
afirmó que: “Concurrí a una reunión auspiciada por quien ha
sido amigo de Venezuela a lo largo de muchas décadas, y
quien me ha honrado con su amistad personal durante buena
parte de este trayecto vital. Me refiero desde luego, al ex
presidente de los Estados Unidos, Jimmy Carter… El encuentro
sin agenda ni puntos de negociación, era para el presidente
Carter un medio para iniciar la restitución de uno de los
atributos esenciales de toda democracia: el dialogo”.
El objetivo de
la reunión en lo que a mi persona respecta, fue conversar
sobre Venezuela y su democracia, y en específico, sobre lo
ya expresado en este documento. Nada más.
Quisiera resaltar, para refrescar los hechos, que en ese
entonces, Venevisión, junto con todos los medios privados y
muchos otros sectores en el país, buscaba la forma de
garantizar que el referendo se llevase a cabo. Recuerdo que
había mucha incertidumbre y todos temíamos que el proceso
refrendario no llegase a concretarse. Repito, el diálogo
que tuve, con el Presidente Chávez y el Presidente Carter no
condujo a pacto alguno, ni a mediano ni a largo plazo. Sin
embargo, la reunión con los Presidentes Chávez y Carter, le
abrió la puerta al respeto mutuo, temporalmente, entre los
medios y el gobierno, facilitando el trabajo de los medios
hacia el referendo revocatorio. Es
del conocimiento público que el desempeño de William Ury
como mediador entre el gobierno y los medios de comunicación
se llevó a cabo durante los días anteriores al referendo.
Al menos al corto plazo, la
mediación de William Ury logró que el gobierno y los medios
privados y públicos llegasen a un consenso en apoyo de una
campaña transparente y equilibrada para el referendo.
LOS ATAQUES NO
HAN CESADO
La reunión entre
los Presidentes Chávez, Carter y mi persona terminó
aproximadamente a las cuatro de la tarde (4:00 p.m.), y tras
despedirnos del Presidente Chávez, nos llevaron de vuelta a
Maiquetía. Ahí, el Presidente Carter y yo subimos al jet
corporativo, despegando de Caracas a las cuatro y treinta y
siete de la tarde (4:37 p.m.) hacia el Aeropuerto de
Southern Field, Americus, Georgia, EE.UU.
Durante
el vuelo, el Presidente Carter redactó su propia minuta de
la reunión, y yo hice lo mismo. Ambos nos sentíamos
optimistas, pero si teníamos algo claro eran las enormes
dificultades, para que aquella
ventana de oportunidad hacia el dialogo continuase abierta.
Lamento que los acontecimientos posteriores, conocidos por
todos los venezolanos, no cubriesen las expectativas
generadas.
Después de tres
horas y cincuenta y cinco minutos de vuelo, a las siete y
treinta y dos de la noche (7:32 p.m.), dejamos al Presidente
Carter y su equipo en Georgia, y para las ocho de la noche
(8:00 p.m.), ya estaba en camino al Aeropuerto de Teterboro,
New Jersey, EE.UU. y después regresé a Venezuela.
A sugerencia del
Presidente Carter, nos pusimos de acuerdo para distribuir
solamente un comunicado de prensa, en nombre de las tres
partes que estuvimos presentes en dicha reunión. El Centro
Carter sería la entidad que emitiría y divulgaría la
noticia, el sábado diecinueve de junio de dos mil cuatro
(19/6/2004). Los puntos a destacar en el comunicado emitido
serian los siguientes: “Hubo un compromiso mutuo de honrar
los procesos constitucionales y apoyar futuras
conversaciones entre el gobierno de Venezuela y los medios
de comunicación social con el fin de asegurar el clima más
adecuado para el proceso constitucional del Referendo. Los
participantes en la reunión conversaron también otros temas,
incluyendo la necesidad de un diálogo nacional para después
del 15 de agosto”.
Como es
evidente, las agresiones contra mi persona no solamente no
han cesado, sino que han persistido y en ocasiones se han
acrecentado, todo ello a contracorriente de la voluntad de
diálogo y reconciliación que los tres participantes en la
reunión aquí reseñada pusimos de manifiesto en junio de dos
mil cuatro (6/2004).
Esta situación,
esas agresiones y ataques y sus diversas secuelas, deben
verse e interpretarse en el marco de la polarización
política que continúa aquejando a Venezuela, y que de un
modo u otro afecta también a millones de venezolanos.
Dentro de ese
marco deberían verse e interpretarse igualmente las
decisiones empresariales tomadas por Venevisión, que han
buscado ajustarse a los requerimientos legales vigentes, y a
la vez preservar el canal como un medio de comunicación
independiente, para el presente y el futuro, suministrando
entretenimiento y presentando una perspectiva equilibrada
sobre una realidad compleja.
En lo personal,
y ya por último, no puedo sino reafirmar mi adhesión plena a
los principios democráticos, así como mi fe y confianza en
la fuerza de la libertad como valor esencial del ser humano.
Este es
mi testimonio como protagonista de la reunión entre el
Presidente Chávez, Presidente Carter, y mi persona.
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