Uno tiene
derecho a imaginar que el rabipelado que “oficialmente”
causó el enésimo colapso eléctrico en Ciudad Guayana, no
debió ser el humilde marsupial de la geografía venezolana
sino una especie de eslabón perdido de la era jurásica... Al
igual que la iguana aquella que produjo el mega-apagón en
medio país, también ha debido de ser un super saurio de las
eras pre-glaciares.
En fin, para
los jefes de Corpoelec como para cualquiera de los jerarcas
oficialistas, las excusas, por más delirantes que sean,
siempre están a la orden del día.
Así por
ejemplo, tenemos las excusas climatológicas de tanta
recordación para justificar la debacle generalizada del
sistema eléctrico. “El Niño o La Niña”, desde luego, con sus
secuelas de sequías o aguaceros, y hasta los consabidos
calorones del verano, suelen ser invocados a la hora de
explicar las constantes fallas matutinas, vespertinas y
nocturnas de tan menoscabado servicio público.
Y claro,
las excusas geo-políticas son el pan nuestro de cada
día en la retórica gubernativa, porque el Imperio yanqui y
sus planes de dominación planetaria, son esgrimidos como
argumentos cotidianos para razonar todos los tipos de
problemas políticos y económicos que confronta la sufrida
Venezuela. Mísis Gollinger, debe reconocerse, no tiene par
en esta materia.
Y ni
hablar de las excusas ideológicas, ya que sabemos de
sobra que la “lógica del perverso capitalismo” es la que
hace comprensible a la inflación, la escasez, la carestía y
el cuasi-aniquilamiento de la capacidad productiva nacional.
El ministro Giordani, por cierto, se ha convertido en un
sabueso empedernido de los pretextos efectivos o imaginarios
del implacable capitalismo.
¿Y qué
decir de las excusas tecno-subversivas que son
asociadas a los laboratorios de la CIA? Desde la propagación
del cáncer en líderes progre de América Latina hasta la
contaminación de los reservorios hídricos, casi nada parece
escapar a esta índole de justificativos. Tanto es así, que
la febril y legendaria inventiva de Fidel Castro se queda
corta en comparación con la cachaza bolivarista.
Un tanto
demodé han quedado las excusas retrospectivas, sobre
todo en cuanto a los “nefastos gobiernos anteriores”, entre
otras razones porque el señor Chávez ya lleva tres y aspira
a un cuarto, y bueno el tiempo pasa y el crédito de estas
argucias pierde fuerza. Y sin embargo, un día sí y otro
también se insiste en el calamar.
Hay, así
mismo, excusas magno-históricas que nos remontan a la
pretendida traición de Páez a Bolívar como fuente de
innumerables males, incluyendo a los propios del siglo XXI;
o excusas magnicidas que sirven para redoblar al
Estado policial; o excusas colombo-desestabilizadoras
para responsabilizar a la infiltración para-militar del auge
delictivo en todos y cada uno de los rincones de nuestro
país; o las excusas saboteófilas que tanto agradan a
los encargados de la acontecida administración pública.
Y desde
hace un tiempito tenemos a las excusas zoológicas que
identifican a iguanas y rabipelados como causa de
devastación de la infraestructura estatal. Por este camino,
en el repertorio de las excusas sólo faltarían las
extraterrestres, y a que el día menos pensado aparecen
por el firmamento...