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Más sobre la neo-dictadura
por Fernando Luis Egaña
domingo, 19 julio 2009


    La neo-dictadura es una adaptación viral de la dictadura tradicional para burlar el sistema inmunológico democrático. Y es lo que impera en Venezuela.

 

    La diferencia capital entre una dictadura convencional y la neo-dictadura, es que la primera no disimula su aborrecimiento de la democracia, mientras que la segunda aprovecha y manipula los recursos propios de la gobernabilidad democrática para erigir un proyecto de dominación del Estado y la sociedad.

 

    El castrismo-comunismo o el trujillismo-militarismo son ejemplos notorios de olímpica anti-democracia, pero en cambio el chavismo-bolivarismo ha sabido exprimir las reservas democráticas en provecho propio.

 

      La neo-dictadura no es una dictablanda y acaso es más perversa en buena parte de su proceder. Se asimila plenamente a la dictadura convencional en su afán de control hegemónico y continuista del poder, pero es habilidosa en el cuidado de ciertas apariencias, y al respecto concentra sus esfuerzos para mantener y exhibir la llamada legitimidad de origen o de carácter electoral: la patente indispensable del esquema neo-dictatorial.

 

      Y ello porque la cultura democrática ha generado anticuerpos o mecanismos de defensa que tienen peso en el concierto internacional y en la opinión pública nacional. El principal es que los gobernantes sean elegidos y no impuestos, y alrededor de dicha coordenada es que se organiza la neo-dictadura. Otros aspectos como el imperio de la ley, la existencia de un régimen de libertades y el respeto de los derechos humanos, son tergiversados de manera grotesca en el intento de forzar una silueta diferente a la de la dictadura crasa.

 

      De allí el concepto de "zonas de tolerancia" o espacios de relativa autonomía o libertad dentro de la jaula institucional de la neo-dictadura, en variados ámbitos de la vida política, económica y social, que serían inconcebibles en una dictadura clásica pero que son esenciales para su mutante y contemporánea adaptación. El límite de la zona de la tolerancia depende de que ésta represente o no una amenaza a la neo-dictadura en su propósito básico o el dominio hegemónico del poder.

 

       Así por ejemplo, en las dictaduras típicas se proscribe la actividad política de oposición, pero en  la neo-dictadura no se ilegalizan los partidos opositores y se permite el despliegue de sus labores, siempre y cuando se encuadren dentro de una zona de tolerancia. Por esa razón, si un dirigente opositor se destaca lo suficiente como para significar un riesgo inmediato o eventual, entonces se le acosa, denuncia, enjuicia, inhabilita, encarcela o exilia.

 

       Y la configuración de zonas de tolerancia se aplica para el sector privado de la economía, para los medios de comunicación independientes, para la educación no-estatal y, en fin, para cualquier área principal del quehacer nacional. Y desde luego que la neo-dictadura se empeñará en estrecharlas en la medida que se sienta a la defensiva, incluso por obra de sus innumerables desmanes.

 

        La neo-dictadura tiene que ser identificada y explicada para que se entienda bien cómo funciona una dictadura disfrazada de ropajes democráticos.

flegana@gmail.com

 

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 Columnista, profesor universitario y ex-Ministro de Información


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