La estrategia oficialista para
la enmienda del 15-F consiste en no hablar de reelección
indefinida sino de "derecho de postulación". Puro gato por
liebre del Día de los Inocentes.
En jerga mercadotécnica la expresión reelección indefinida
es lo que se llama una "marca de posicionamiento negativo"
en la opinión pública. Y es lógico que así sea porque en el
contexto de concentración de poderes equivale a reelección
perpetua. La marca fue "probada" el 2-D del 2007 y fracasó.
Las encuestas recientes, además, lo confirman.
De allí que los estrategas de la revolución bolivarista
hayan resuelto obviarla en su campaña para la enmienda (in)
constitucional que, vaya cinismo, sólo versa sobre ese tema.
En su lugar han optado por inventar el concepto de "derecho
democrático de postulación", como una suerte de disfraz para
tratar de contrabandearla.
Según el pretendido guión, lo que el señor Chávez busca no
es reelegirse como tal, sino apenas postularse para que el
pueblo tenga la alternativa de votarle. Algunos diputados
llegan al extremo de balbucear que de eso se trata el
principio de gobierno alternativo consagrado en el artículo
sexto de la Constitución de 1999.
El objetivo de la maniobra sería colocar al mandatario
rojillo no como el victimario que sólo quiere mandar él y
más nadie, sino como la víctima de una conspiración anti-democrática
que no le permite otra postuladita.
La conclusión de la maroma no tendría desperdicio: al señor
Chávez no le interesa para nada el poder, sólo aspira que se
le amplíe al soberano el derecho de postular al candidato de
su preferencia.
De lejos se ve la traza habilidosa de Jorge Rodríguez,
verdadero experto en trastocar el espíritu, propósito y
razón de la democracia electoral. Al fin y al cabo, si
alguien ha usado y abusado de la reelección es su jefe
supremo.
Elegido en 1998 para 5 años sin reelección inmediata,
impulsó una Constituyente para alargar el período a 6 más 6
con reelección mediante. Relegitimado en el 2000 y reelecto
en el 2006, en el 2007 propuso otra reforma para volver a
alargar el mandato, esta vez a 7 años y con reelección
indefinida. No lo logró, y ahora replantea el asunto para
poderse reelegir hasta el "2000 siempre".
Y no contento con tanta reeleccionitis, ya ha dicho que de
no aprobarse la enmienda del 2009 seguirá insistiendo, pues,
en sus propias palabras: él es el único imprescindible.
De manera que las cosas son como son: reelección continua,
indefinida o perpetua es lo que en verdad obsesiona al señor
Chávez. Nada bolivariano y sí muy fidelista en cuanto a
atornillarse en el mando omnímodo. Lo del "derecho de
postulación", por tanto, es una jugada propagandística para
intentar hacer digerible lo que de suyo no lo es.
Pero hay que estar alerta ante el birlibirloque y centrar el
debate en los términos magistralmente definidos por el jefe
de la campaña del "no". Simón Bolívar, El Libertador.
flegana@gmail.com
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Columnista,
profesor universitario y ex-Ministro de Información |