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Los vendepatria  
por Fernando Luis Egaña
viernes, 25 julio 2008


    A los voceros oficialistas les encanta acusar de "vendepatria" a cualquiera que critique la revolución bolivarista. Y mientras más conversos o pedigüeños sean los supuestos "revolucionarios", con más ruido vociferan. Por eso vale la pena precisar algunos conceptos elementales. 

   La donación oficial a un gobierno extranjero de cuantiosos recursos naturales que le pertenecen a la nación venezolana, ¿cómo se llama? ¿O es que el suministro de por lo menos 100 mil barriles diarios de petróleo al gobierno de los hermanos Castro a cambio de medicinas anticuadas y hasta vencidas, no es un delito de lesa patria y con mayúsculas?

 

    Algunos cálculos prudentes señalan que la factura petrolera que adeuda Cuba se acerca a los 10 mil millones de dólares, es decir una cifra no muy lejana al valor total de los ingresos petroleros de Venezuela de hace 10 años. Y ello sin contar otras transferencias y donaciones en materia financiera, petroquímica, comercial, industrial, aeronáutica, militar y de servicios. Y no sólo a Cuba sino también a Bolivia, Nicaragua, Ecuador y a  los Kirchner de Argentina. Atentar tan flagrantemente contra los intereses del país, amén de su ordenamiento legal, ¿no es acaso vender la patria?

 

     ¿Y qué nombre se le puede poner al abandono de las legítimas reclamaciones territoriales de Venezuela sobre el Esequibo? Abandono público y notorio porque el propio jefe de Estado proclama que esa reclamación era y es un instrumento del imperialismo gringo y británico en contra de Guyana, para máxima sorpresa, por cierto, de los mismos guyaneses que ni siquiera se habían atrevido a vituperar de esa manera a la histórica posición venezolana.

 

       De un sopetón el actual gobierno de Venezuela ha echado por tierra todo el proceso que se activó con el Acuerdo de Ginebra de 1966 y que había sido consecutivamente continuado por todos nuestros gobernantes, incluyendo al señor Chávez cuando empezó su gestión. Por cierto que ahora el principal interesado en el Esequibo es Brasil, y Lula sabe que puede acordar lo que quiera con Georgetown, ya que Chávez no dirá ni pío, entre otros motivos, porque no quiere perturbar su útil vinculación con el mandatario brasileño. ¿Sería posible vender la patria de una forma más literal y grotesca?

 

     ¿Y cómo calificar la conducta del gobierno venezolano cuando se hace el loco ante denuncias referidas a Estados del Caribe que están licitando concesiones petroleras y gasíferas en áreas del territorio marítimo de nuestro país?  Porque no hace falta ser un genio de la diplomacia para saber que la vista gorda es para complacer los muchos votos del Caribe angloparlante en instancias internacionales tipo la OEA.

 

     ¿Y cómo denominar el contubernio con las Farc y la tenaz negligencia en el resguardo de nuestras fronteras con Colombia? Hace años los venezolanos nos quejábamos que no había presencia del Estado colombiano en su lado fronterizo, y ahora son ellos los que se quejan que no hay Estado venezolano en nuestro lado, salvo, desde luego, para proteger a la narcoguerrilla.

 

     Y en ese mismo sentido, ¿no son trágicas las evidencias de qué nuestro territorio se ha convertido en casi un paraíso para el narcotráfico, el contrabando de minerales, el lavado de dinero y el tráfico de armas? Todo ello en las propias narices del Ejecutivo y las Fuerzas Armadas, que llevan tiempo rechazando la cooperación internacional en la materia, tanto con países vecinos como con organismos especializados, léase Interpol. ¿Cómo se llama eso? ¿Cómo justificar que Venezuela se haya convertido en el país bisagra de Narcosur?

 

      ¿Y cómo también se llama cuando un Gobierno entrega la dirección o supervisión de muchas de sus operaciones importantes a funcionarios de gobiernos extranjeros? Casos, por ejemplo, como la presencia del G-2 cubano en las labores de inteligencia política y militar del Estado venezolano, o el control de los iraníes en buena parte de nuestra industria petroquímica, o el manejo de las políticas de salud, de importación de alimentos y hasta de transacciones petroleras por parte de delegados de La Habana.

 

     Y por si todo lo anterior fuera poco, el señor Chávez se ha convertido en el primer presidente venezolano desde la consolidación de la República de Venezuela en 1830, es declarar públicamente y además en un país extranjero, que le da la bienvenida a nuestro territorio a fuerzas militares de una potencia internacional.

 

     Conste que no me refiero tanto a la supuesta declaración en Moscú sobre la cesión de territorio venezolano para la instalación de bases rusas, sino al propio desmentido del propio presidente, en cuyas palabras expresó que "le daría la bienvenida a la flota rusa a nuestras costas y que sería recibida con banderas y tambores".

 

     Sí, en efecto, en Venezuela hay toda una tribu de vendepatria. Y el cacique principal pronto cumplirá 10 años medrando en Miraflores.

flegana@movistar.net.ve

 

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 Columnista, profesor universitario y ex-Ministro de Información


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