Ha
sido tan pero tan frágil la respuesta del señor Chávez y del
conjunto de su gobierno al informe de la Interpol, que
incluso han contribuido a abonar la credibilidad de la
investigación forense realizada por esa institución
internacional a la "biblioteca documental" de las
computadoras de Raúl Reyes. Llama la atención que unos
personeros tan duchos en las malas artes de la manipulación
política se hayan autogoleado de una manera grotesca.
Limitarse a contestar que todo se trató de un "show de
payasos" conducido por un "corrupto policía gringo",
debilita la posición de la Miraflores roja-rojita con
respecto a las señaladas vinculaciones políticas,
financieras y militares entre el Estado nacional y las Farc
que se desprenden de la información contenida en las tres
portátiles. No por nada es que la presidenta de Chile, la
muy socialista Michelle Bachellet se vio obligada a enviar
una nota de protesta por los ramalazos que alcanzaron al
chileno presidente de ese organismo mundial.
La rueda de prensa presidencial con corresponsales
extranjeros convocada para justo después de la presentación
bogotana del secretario general de la Interpol, Robert K.
Noble, dio pena ajena para decir lo menos; y la tragadera de
mamones en los programas "informativos" de los canales del
Estado fue de lo más curiosa. Al fin y al cabo si no saben
qué contestar, es preferible esperar un poco a siquiera
medio revisar el Informe, que anunciar "programas
especiales" y eventos mediáticos para poner la cómica con
precarias "refutaciones".
Cómo sería la cosa, que la declaración del Psuv que ofreció
Jorge Rodríguez flanqueado por Cilia Flores y Jacqueline
Farías, al no más concluir la de Interpol, parecía igualita
a esas intervenciones que hacen los comandos de campaña del
candidato perdedor momentos antes de reconocer la derrota.
La misma sonrisa tiesa y los mismos chistes estresados.
Acusar de payasería a la labor técnica de un organismo inter-gubernamental
al cual pertenece el gobierno de Venezuela y con el cual
mantiene múltiples relaciones, y vituperar de su secretario
general, electo y reelecto por consenso en las Asambleas de
la Interpol, es decir sin la oposición del actual gobierno
de Venezuela, es una salida tan burda e improvisada que deja
muy mal parado al señor Chávez. Y ni hablar de la nueva
Fiscal General de la República cuya originalidad declarativa
no sorprende a nadie.
En razonada contraposición, desde el comisionado de la Unión
Europea para las relaciones exteriores, el socialista
español Javier Solana, hasta el muy independiente Fiscal
General colombiano y fuerte crítico de Uribe, Mario Iguarán,
innumerables voceros se han pronunciado por la continuación
profesional de las investigaciones sobre las "ciber-revelaciones"
de las Farc. Es lo que debe proceder y de seguro lo que
procederá, entre otras causas, por la extrema importancia y
gravedad de aquellos contenidos.
Lo contrario sostiene Ramón Rodríguez Chacín, ministro
encargado de la policía y la seguridad, que se ufana de su
relación personal con el secretariado de las Farc, "de
Marulanda para abajo", y acto seguido califica de "infamia"
el que se alegue en Colombia que hay jerarcas faracos
viviendo en Venezuela, o que el Gobierno del cual él forma
parte mantenga vínculos con ese grupo narco-terrorista.
¿Podría haber una contradicción más infantil?
Cierto que ni la Interpol es infalible ni sus informes son
incuestionables. Pero si se tienen fundadas dudas sobre su
desempeño, éstas deben expresarse con seriedad y raciocinio,
porque la burla baratona y el nerviosismo disfrazado de
sarcasmo o insulto suelen ser tan incriminantes como la data
dura y pura. Sólo quién no tenga el más mínimo interés en
que algo se investigue, es quien descalifica de raíz a la
investigación y a los investigadores. ¿O no?
flegana@movistar.net.ve
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Columnista,
profesor universitario y ex-Ministro de Información |