La
"revolución bolivariana" está cumpliendo 9 largos años en el
poder, y se hace necesario evaluar diversos resultados
concretos del período 1999-2008, en los que la bonanza
petrolera ha proporcionado más de 400 mil millones de
dólares. La manera más elocuente es respondiendo las
principales preguntas que el propio presidente Chávez
formuló en la Asamblea Nacional, para referirse a los
fracasos de su gobierno, en materia de escasez, carestía,
inseguridad personal y deterioro de la calidad de vida
cotidiana de 27 millones y medio de venezolanos.
¿Por qué las gestiones ante las instituciones públicas
siguen siendo una pesadilla para el ciudadano común? En
primer lugar porque el tamaño del Estado ha crecido de forma
caótica en los últimos años. De 16 ministerios en 1999 a 28
ministerios y más de 100 viceministerios en el 2008; incluso
se creó un viceministerio para los ríos de la selva
amazónica... El número de empleados públicos de la
administración nacional subió de 850 mil a 2 millones, sin
contar los laborantes en las Misiones.
Así mismo, se recentralizaron en la capital gran parte de
las competencias que se habían descentralizado en las
regiones y municipios. Se han multiplicado los Institutos
Autónomos, las Empresas del Estado, las Fundaciones Públicas
y otros entes estatales. Se han politizado corporaciones
gerenciales como Pdvsa, Edelca y el Metro de Caracas, y se
han desordenado sus funciones: Pdvsa pretende fabricar
muebles, las FAN organizar mercados, Pequiven construir
casitas. Se nombran y remueven los principales funcionarios
a cada momento, impidiéndose que cuaje cualquier política
pública. En suma: porque el burocratismo y la ineficiencia
se han llevado a límites casi insuperables.
¿Por qué la inseguridad sigue siendo un problema tan grave
en los pueblos y en los barrios? Porque el número de
asesinatos o muertes violentas se disparó de 4 mil
quinientos en 1998 a más de 15 mil en el 2007, es decir un
aumento superior al 330%, y todavía se considera que las
cifras rojas están subestimadas. En los Estados Unidos, que
tiene 11 veces la población de Venezuela, el número de
homicidios fue de 17 mil en el 2006. Ya Caracas registra
casi la misma cantidad de asesinatos que toda Venezuela hace
9 años.
Del mismo modo se han incrementado el secuestro, el
secuestro express, y otras modalidades delictivas como el
narcotráfico y lavado de dinero. En extensas áreas del país,
como la frontera tachirense, la zuliana, el Alto Apure y el
extremo noreste costero, el control del Estado ha sido
sustituido por el imperio de irregulares colombianos, mafias
vernáculas y bandas asociadas al negocio de la droga, como
en la península de Paria. Por el ministerio de Interior y
Justicia han desfilado 9 ministros en 9 años y la situación
empeora, mientras el presidente Chávez se dedica a
"pacificar" a Colombia y guarda silencio sobre la violencia
en Venezuela.
¿Por qué desapareció la leche y por qué nos cuesta tanto
producir bienes de uso diario? Porque el "gobierno
revolucionario" se ha empeñado en desbaratar el aparato
productivo privado, en su afán por imponer un modelo
socialista a punta de petrodólares. En 1997 había en el país
más de 11 mil establecimientos manufactureros, de los cuales
cerca de 10 mil eran pequeñas y medianas industrias. Para
finales del 2005 quedaban 6 mil quinientos y ahora el INE
contabiliza 7 mil quinientos. Es decir que en una década
desapareció el 46% del sector industrial, lo que explica el
aumento del desempleo formal y del buhonerismo, a pesar de
los malabarismos estadísticos oficiales.
Igual acontece en el dominio agropecuario, donde muy pocos
rubros muestran algún crecimiento y la mayoría refleja un
saldo negativo, como la producción de sorgo que cayó 39% en
el 2007, la de plátano que bajó 30%, y la de azúcar cuya
caída productiva fue de 1%, pero se quedaron en el campo 5
millones de toneladas por la debilitada capacidad de los
centrales. Ha disminuido la frontera agrícola, el rebaño
vacuno, la actividad agroindustrial y las inversiones
respectivas.
En Venezuela no se ha desatado una hambruna de magnitud
subsahariana gracias al incremento exponencial de las
importaciones de alimentos, que se han duplicado del 2000 al
2007, al pasar de US$ 1.970 millones a un monto superior a
los 4 mil millones de dólares. Las importaciones totales
marcaron un récord histórico de 45 mil millones de dólares,
cortesía del "desarrollo endógeno".
¿Por qué no hemos podido solucionar problemas tan graves que
azotan a nuestro pueblo en cada esquina, en cada casa, en
cada vida? Porque en pleno siglo XXI están rebrotando
endemias como malaria, paludismo y dengue en proporciones
críticas. Por ejemplo, se ha registrado un incremento de 99%
en la media de enfermos de paludismo por año entre el
período 1994-1998 y el presente de 1999-2008. Así mismo, los
niveles de pobreza que se ubicaban en 42% en 1999 se
incrementaron a 54% en el 2004, y luego que el INE
"modificara" sus sistemas de medición, ahora aparecen entre
30 y 35%.
Por otra parte, según la Memoria y Cuenta del ministerio del
Poder Popular para la Educación, el número de inscritos en
el primer grado de la Educación Básica es menor que en 1997,
la matrícula escolar pública viene descendiendo desde el
2005 y hay un aumento en la deserción escolar. Y en materia
de vivienda, en estos 9 años se han construido una cantidad
considerablemente menor que en cualquiera de los 6
quinquenios gubernativos del período 1968-1998.
¿Por qué la corrupción no la hemos podido frenar y mucho
menos derrotar? Porque el Estado "revolucionario" ha
desmantelado los controles administrativos sobre el manejo
de los recursos, y porque éstos se han multiplicado por obra
del vendaval de petrodólares. La dupla "más dinero y menos
control" conduce a mayor corrupción, máxime si el jefe del
Estado "se hace el loco" con las acusaciones de corrupción,
tanto nacionales y foráneas, en contra de muchos de los
jerarcas del Estado "revolucionario".
La concentración de los poderes
del Estado en Miraflores, impide que la Asamblea Nacional
denuncie e investigue, que la Contraloría supervise y
sancione, que la Fiscalía ejerza acciones y que los
tribunales procesen y condenen. Encima, la nomenklatura y la
boliburguesía son dos caras de la misma moneda de una de las
satrapías más corrompidas que se recuerden, no ya en
Venezuela sino en América Latina.
Pero al señor Chávez le faltaron por hacer muchas preguntas
importantes. La más apremiante es qué se hicieron los más de
400 mil millones de dólares del boom internacional de los
precios petroleros, pero además, ¿por qué se ha duplicado el
monto de la deuda externa y por qué se ha multiplicado el de
la deuda interna?, ¿por qué tenemos la espiral inflacionaria
más elevada desde 1996?, ¿por qué se dispara el gasto
militar y la transferencia de recursos al exterior con
tantas necesidades sociales agravadas?, ¿por qué campea la
desconfianza y la incertidumbre?, ¿por qué se ha
desaprovechado tan inmensa oportunidad de desarrollo? ¿por
qué en tiempos de vacas gordas la vida diaria es de vacas
flacas?
Porque la dura realidad es que nunca antes los venezolanos
habían tenido que hacer largas colas para comprar un litro
de leche o un kilo de harina. Nunca antes la inseguridad
personal se había convertido en el problema social número
uno. Nunca antes las muertes violentas se habían situado
como la segunda causa de mortalidad en el país. Nunca antes
la población venezolana había buscado emigrar de su propio
antes. Nunca antes un gobierno venezolano había sopesado
inventar una guerra con Colombia para tratar de evitar su
naufragio interno.
El desgobierno de Chávez, como señala Manuel Malaver, está
dejando a un "país exhausto, escaldado, enfermo y dividido".
Es cierto, pero también lo es que por causa de sus desmanes
se ha generado una revalorización de la democracia, en
especial entre los más jóvenes, que ya se expresó el pasado
2-D del 2007 al derrotar la pretensión continuista, y que
puede ser razón de esperanza para la necesaria
reconstrucción de Venezuela.
Ya le están sonando las campanas de novenario a la llamada
"revolución bolivarista".
flegana@movistar.net.ve
* |
Columnista,
profesor universitario y ex-Ministro de Información |