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La lucha política del 2008
por Fernando Luis Egaña
viernes, 11 enero 2008

Prioridades distintas tienen el oficialismo y la oposición con respecto a la lucha política en el 2008. Miraflores buscará reencauchar la posibilidad de otra reelección del señor Chávez, a pesar de los golpes de pecho en Aló Presidente, y en el heterogéneo espectro opositor se tratará de consolidar una alternativa de poder a la actual hegemonía.

Ya la "revolución bolivarista" empezó su trabajo con el anunció de las llamadas tres erres: rectificación, revisión y reimpulso, más o menos sustanciadas en la chucuta Ley de Amnistía y en el reciclaje ministerial. El objetivo es ir creando un ambiente más comprensivo hacia el segundo capítulo de la tesis reeleccionista, sobre todo pensando en la millonaria abstención chavista del 2-D.

En pocas palabras, se trataría de una campaña de "marketing político" para masajear a la tradicional base electoral del señor Chávez, en gran medida decepcionada por los resultados concretos de nueve largos años de mando acumulado. Se querrá empaquetar a la "revolución" como un "nuevo gobierno" de políticas públicas específicas dirigidas a enfrentar la inseguridad, la escasez, la inflación y los mil un males agravados al máximo.

Como desde el punto de vista constitucional y político no es posible replantear la "reelección indefinida" como tal, es probable que inventen otra fórmula menos indigesta como el tercer período, vendido como la "ñapa" del 2012-2018. Después de todo el vituperado Alvaro Uribe parece que estaría sopesando emprender un camino similar en Colombia, al intentar conseguir un tercer cuatrienio.

Sostendrán los responsables de la Sala Situacional de Misia Jacinta, que presentar las cosas como si fuera "seguir el ejemplo que Bogotá dio", podría rendir mejores frutos que la fallida propuesta de reforma en el 2007. Desde luego que habiendo en Colombia un estado de Derecho con separación de poderes, tampoco le sería nada fácil a Uribe Vélez despejar la ruta continuista.

En cualquier escenario esa cuesta en Venezuela es empinada, y para intentar remontarla el oficialismo no escatimará esfuerzo alguno en la distribución proselitista del ingreso petrolero, ahora reforzado con los nuevos incrementos de los precios en el mercado internacional. Encima, ese saco de gatos que se llama "las fuerzas leales al proceso" luce más enguerrillado que nunca en lo interno, y basta echarle un vistazo a alguno de sus medios emblemáticos para constatarlo.

El tiempo apremia y el 2008 será crucial para definir la prioridad reeleccionista. Después de todo, para el régimen imperante la conservación del poder sin límite de tiempo es el alfa y omega de su razón de ser.

En ese sentido, no importa mucho que el señor Chávez jure y perjure que no buscará otra reelección y que su período finalizará de manera inexorable en enero del 2013: eso ya lo ha dicho antes y aquellas palabras se las llevó el viento. En todo caso, como dijo Santo Tomás, ver para creer.

En cuanto a la oposición venezolana, tenemos por lo menos tres sectores formalmente distintos: el conjunto de los partidos políticos que conformaron el "Bloque del no", el renovado movimiento estudiantil, y el tercer polo o la "oposición quintorepublicana" que encabezarían el general Raúl Isaías Baduel y otros factores del "proceso" que ya no comulgan con el señor Chávez, incluida la exprimera dama Marisabel Rodríguez y el partido Podemos.

Vaya la aclaratoria que "oposición política" es una especie del género "sentimiento opositor".

Los tres ámbitos referidos se alinearon a favor de "votar no" en el referendo del 2-D, pero no necesariamente esa unidad de propósito continuaría de la misma forma en el 2008. De hecho, Baduel viene proponiendo la convocatoria de una Asamblea Nacional Constituyente, mientras que la mayor parte de la oposición política se inclina por concentrar el esfuerzo en las elecciones regionales y municipales de finales de año.

Dicha diferencia no sólo sería conceptual sino pragmática: hace falta una cierta infraestructura política para participar con chance en los comicios descentralizados de 23 estados, más de 330 municipios y el Distrito Capital, por lo que el "Bloque del no" tendría, en principio, más oportunidades que la iniciativa en formación de una "plataforma bolivariana no-chavista".

Para este factor emergente sería, en principio, menos trabajoso el supuesto de una consulta de carácter general con listas nacionales, como lo fue la elección de los diputados a la Constituyente de 1999. No obstante, el impulso "constituyente" que de pronto cobró cierta fuerza luego del referendo, se ha venido apagando.

Y es que para una sociedad saturada de grandielocuencia política, tipo "refundación de la república" y etcéteras, no le resulta sencillo volver a comprar esa clase de espejismo, máxime con las calles repletas de basura, con los anaqueles del mercado semivacíos y con el hampa campeando en todos los rincones.

Sonaría más razonable que la unidad de criterios que privó para el 2-D se volviera a confeccionar para las elecciones regionales. En especial si el movimiento estudiantil también participara en el proceso, y no únicamente con su credibilidad social, sino también con nombres propios que bien pudieran aspirar a cargos de elección.

Y más razonable aún sería que la voluntad unitaria no se limitara a los mecanismos de participación electoral, sino que se ampliara en la defensa de la cultura democrática del país, ya que sería ilusorio sostener que la vocación totalitaria del "régimen revolucionario" será rectificada y archivada.

Lo cierto de la situación es que la lucha política seguirá recobrando vigencia, y que aquella muralla en apariencia infranqueable del poderío rojo-rojito está siendo erosionada por el pluralismo de la sociedad venezolana.
 

flegana@movistar.net.ve

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 Columnista, profesor universitario y ex-Ministro de Información


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