Lo
grave de las "inhabilitaciones" del Contralor no es sólo que
perjudiquen a Leopoldo López, Enrique Mendoza o David
Uzcátegui, para apenas nombrar a los principales
"enlistados" caraqueños de entre más de 400 aspirantes
censurados por la Contraloría en todo el país: es que
perjudican el derecho a elegir de todos y cada uno de los 16
millones de venezolanos que están inscritos en el registro
electoral. Ya lo ha dicho el padre Luis Ugalde con su serena
elocuencia: lo que está en juego es el derecho a votar por
el candidato de mi preferencia.
Clodosvaldo Russián alega que sus inhabilitaciones no son
"políticas" porque son viejas, es decir fueron acordadas
años atrás cuando aún no despuntaba el panorama electoral de
2008. Un argumento de lo más truculento ya que el meollo del
asunto no está en que sean políticas o no --que desde luego
lo son y de pe a pa, incluyendo la cuota de rojas-rojitas
para el acostumbrado disimulo. El quid de todo se encuentra
en que dichas "inhabilitaciones" violentan de manera
flagrante la Constitución de 1999, y es que su artículo 65
es muy claro al establecer que "no podrán optar a cargo
alguno de elección popular quienes hayan sido condenados o
condenadas por delitos cometidos durante el ejercicio de sus
funciones y otros que afecten el patrimonio público".
En la mayoría de los casos incluidos en la "lista de Russián"
no ha habido condena judicial y en muchos ni siquiera ha
comenzado un juicio propiamente dicho. Lo que hay es apenas
una decisión administrativa de un funcionario que no es juez
y que, por tanto, no puede tener facultades para la
inhabilitar políticamente a nadie, según lo dispone con
infrecuente claridad la Constitución que el Contralor ha
jurado cumplir y hacer cumplir. Encima, ese acto
administrativo ha sido recurrido por buena parte de los
perjudicados y todavía se están esperando las decisiones
tribunalicias, incluso después de varios años.
Esto no se puede quedar así por una sencilla razón: el
derecho político básico que queda hecho añicos es el de
participar libremente en los asuntos públicos por medio del
sufragio. Y no sólo porque se le pretenda arrebatar el
derecho a cientos de ciudadanos de postularse
electoralmente, sino porque se menoscaba el derecho de
millones de ciudadanos de elegir al candidato de su real
saber y entender. Prácticamente toda la sección de la
Constitución de 1999 referida a los derechos políticos sólo
serviría para emergencias higiénicas, de mantenerse en pie
las resoluciones inhabilitantes del señor Russián.
Hoy los inhabilitados serían fulano y mengana, pero mañana,
además, también lo serían sultano y perenceja, y así el
señor Contralor se erigiría en una especie de censor previo
con el poder delegado de determinar quiénes van y no van
para una contienda electoral. Digo "delegado" porque todo el
mundo sabe quien corta el bacalao en la "revolución
bolivarista". Mudando lo mudable, eso sería equivalente a lo
que hizo Chávez en el simulacro de primarias del PSUV:
predeterminar los elegibles y los no elegibles, para luego
condicionar los resultados.
Por ello es un craso error el que algunos sectores de la
oposición política planteen que se deba "pasar la página" de
las inhabilitaciones y proceder, así no más, a seleccionar
candidaturas alternativas. Eso sería como sacar una
banderita blanca antes de la contienda. Se trata de una
señal muy negativa, no sólo en términos de principios y
valores sino también desde el punto de vista práctico. Lo
justo y razonable, entonces, es reforzar la lucha contra
este gravísimo atropello, siguiendo el patrón de firmeza de
RCTV cuando defendió sus derechos ante el anunciado cierre
de su señal abierta, en los primeros meses de 2007.
De esta manera lo que de suyo sería una causa política o
jurídica adquiriría la fuerza de una causa moral, con un
enorme potencial de solidaridad y movilización. Y no hay que
ser un genio de la política para darse cuenta que esto le
hace buena a la campaña electoral del 23 de noviembre, que
hasta ahora no ha sido, precisamente, un tributo a la
motivación ciudadana.
La mejor manera de impedir que la estrategia de dictar
inhabilitaciones cumpla su objetivo de fracturar y querellar
a importantes ámbitos del país opositor, es que todos a una
la denunciemos y combatamos, y no sólo pensando en sus
víctimas más directas sino en los 16 millones de votantes
que Chávez y Russián quieren controlar.
flegana@movistar.net.ve
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Columnista,
profesor universitario y ex-Ministro de Información |