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Venezuela y Wall Street
por Fernando Luis Egaña
domingo, 5 octubre 2008


El mandatario miraflorino está seguro de la supuesta fortaleza de la economía bolivarista en estos tiempos de crisis financiera en Wall Street y medio mundo. Quizá Lula sí tenga derecho a resaltar la relativa autonomía del productivo Brasil con respecto al descalabro bancario, hipotecario y asegurador en Estados Unidos y en varios países de la Comunidad Europea. Pero el rentista del señor Chávez debería ser menos ufano en sus proclamas.

El modelo económico "chavista", o la "bolieconomía" que tanto pondera Fidel Castro es sencillo: la repartición urbe y orbe de un chorro de petrodólares gracias a los altos precios del petróleo cortesía del empuje capitalista mundial. Es decir, que si ese empuje se debilita o paraliza, entonces esos mismos precios se moderan o caen, y en consecuencia ese chorro se angosta y hay menos que repartir, y en suma el "modelo" termina de volverse virutas para pasmo de nativos y foráneos. No es muy complicado el asunto, aunque por ejemplo el ex ministro de Finanzas, Rodrigo Cabezas, sea incapaz de comprenderlo.

En pocas palabras, nunca como ahora la economía venezolana había sido tan dependiente y vulnerable. Ya importamos casi todo lo que consumimos, y cada día producimos menos de lo producíamos, incluyendo, por cierto, el propio petróleo. El meollo del asunto es que siempre se incrementen los precios petroleros, de lo contrario más temprano que tarde el país puede terminar sumido en una crisis de proporciones inmanejables, tal cual las de subsistencia subsahariana.

Más de 700 mil millones de dólares asociados a la bonanza petrolera capitalista y mundial, es lo que ha recibido y despachado el Estado bolivarista en 9 años y medio. Ese dineral ha hecho más o menos viable el esquema de crecer sin producir, repartir sin invertir, e importar sin calcular, que tiene a Venezuela en el extremo surrealista del rentismo petrolero. Un esquema sólo interesado en estimular el consumo al costo de lo que sea, que en algunos aspectos se aproxima al delirio crediticio sin respaldo productivo que formó la burbuja financiera que está explotando a nivel global.

Y encima, parte de ese dineral ha servido para que la montaña de la deuda pública adquiera alturas himaláyicas. Otra parte se ha destinado a costear las innumerables aventuras internacionales de la "revolución", y otra ha ido a parar a las arcas de la muy buchona boliburguesía. Pero el origen de tan cuantiosos dispendios y corruptelas es el mismo: los petrodólares suministrados por el capitalismo global. ¿O es que acaso Cuba nos cancela su factura petrolera?

¿La crisis financiera internacional no afectará a Venezuela? ¿Venezuela está desenganchada de Wall Street? ¡Por favor! Pocos países hay más susceptibles de padecer sus efectos que el nuestro. Como si no fueran suficientes los efectos de la crisis endógena, agravada en unos aspectos e incubada en otros, por esta combinación de retórica y retroceso que llaman "proceso bolivariano".

Para alguien que solo viva de una renta, la suerte de quien la pague tiene una importancia absoluta. Eso pasa con la Venezuela del presente, convertida en un apéndice del mercado petrolero internacional y, más en concreto, del mercado gringo que paga la renta petrolera venezolana en su casi totalidad. Por eso el veterano D.F. Maza Zavala señala que estamos "en la ruta del huracán", y su ímpetu amenaza a un país desguarnecido.
 

flegana@movistar.net.ve

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 Columnista, profesor universitario y ex-Ministro de Información


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