En
una de sus muy esporádicas apariciones en una sesión del
Consejo de Ministros --es de dominio público que el señor
Chávez no suele asistir a las reuniones del Gabinete
Ejecutivo que debería presidir, como tampoco existe un
régimen regular de cuentas ministeriales, lo que en parte
explica el descomunal despelote administrativo de la
"revolución bolivariana"--, el mandatario rojo-rojito, al
parecer, se echó para atrás con la tentativa de imponer
cuanto antes y manu militari el llamado "Currículo
Bolivariano" (CB), que no es otra cosa que un esperpento
típico de la satrapía que regentan los hermanos Chávez.
Se especula que la reacción prácticamente consensual de los
maestros, padres y representantes, gremios educativos,
oeneges especializadas, autoridades de Escuelas de Educación
en el sector universitario y, en fin, de casi todo el mundo
vinculado a la pedagogía venezolana en contra no de que se
reforme o actualice el pénsum de estudios sino de la
majunchería preparada por el Ministerio del Poder Popular
para la Educación, fue el factor primario que llevó al señor
Chávez (Hugo) a encadenarse en la radio y televisión para
anunciar "que no estaba apurado con el tema" y que más bien
lo dejaba para ser decidido en el 2009.
El ministro del MPPE, Adán Chávez, no había estado en lo
suyo al pasar trabajo tratando de explicar los intríngulis
del "Currículo" que pretende cambiar los contenidos de la
educación inicial, primaria y secundaria de los millones de
venezolanos en edad escolar. Y es que esos cambios no buscan
elevar la calidad educativa sino aprovechar el proceso
educativo como medio para la propaganda oficialista. En las
contadas apariciones televisivas del ministro, todas desde
luego en cómodos programas de los canales oficiales, lo que
hizo fue enredar las cosas con un magma de consignas y
lugares comunes que a más de uno habrá sorprendido por venir
del "funcionario rector" de la educación nacional.
Y es que como casi todas las iniciativas "académicas" que
emanan de la revolución bolivarista, el CB es una mezcolanza
de crasa ideología con burdo militarerismo y el infaltable
toque de mamarracho. Y la verdad es que mucho peor que
adoctrinar, lo que podría conseguir es torpedear con cargas
de cretinismo el aprendizaje natural de las personas. El
riesgo principal no es tanto la ideologización sino el
embrutecimiento.
En el campo de las Ciencias Sociales, por ejemplo, se
enfatiza el estudio del conuco y el fundo zamorano como
unidades de producción social, y se ensalza a la propiedad
colectiva como base de las relaciones de producción. El
"desarrollo endógeno" se presenta como la "transformación de
los recursos para el bienestar social"... Dígame eso, en el
siglo XXI de la globalización, la nanotecnología y la
biocibernética, los muchachos venezolanos estudiando las
bondades del conuco y las virtualidades --porque en la
práctica se han desintegrado-- de los denominados "fundos
zamoranos". Segurito que por ese camino no tardaríamos en
convertirnos en una "potencial mundial" como tanto lo
anuncia el hermano presidente del ministro Chávez.
Mención especial en el CB tiene el análisis de los
"movimientos de emancipación, guerras civiles y conflictos
sociales en el mundo actual". Eso es clave roja-rojita se
debe referir a la guerrilla colombiana y al talibanismo
islamista, porque al parecer el autonomismo tibetano no goza
de buen ambiente en el Miraflores revolucionario. Si hasta
escuché un comentario de humor negro según el cual ese
"Currículo" parecía salido de la computadora de Raúl
Reyes...
En los contenidos de "Ciudadanía", es decir la vieja "Moral
y Cívica" pero con boinacolorá, llama la atención el
predominio de lo militar sobre lo civil, las reiteradas
menciones a la "seguridad y defensa", la descripción de los
equipos, habilidades y destrezas militares, incluyendo el
"orden cerrado", la identidad entre Fuerza Armada y Estado,
y la organización de la reserva militar. ¿Y eso qué tiene
que ver con una educación cívica y republicana? Porque una
cosa es que lo militar esté presente en el pénsum educativo
nacional, y otra muy distinta es que lo esté de la misma
manera e intensidad de un liceo militar o militarizado.
En cuanto a la enseñanza de la historia se repite la versión
caricaturesca de los almanaques oficiales: el edén
precolombino, la opresión colonial, la Independencia, la
traición de la oligarquía desde Páez-I hasta Caldera-II con
la excepción zamorana y, no faltaba más, "la revolución
bolivariana como plataforma de un proceso participativo,
protagónico y corresponsable". Y en tan largo y complejo
proceso histórico, no ya de siglos sino de milenios, los "9
añitos de la revolución" tienen más espacio y peso que los
300 de la historia colonial, o los 200 de la era
republicana, y ni que hablar de los 40 años de la República
Civil. Si eso no es contrabando de la más burda especie,
¿qué es?
Como era de esperarse, buena parte de los contenidos se
dirigen a alabar los "logros de la revolución bolivariana",
vale decir los núcleos de desarrollo endógeno, la
geopolítica internacional, las misiones y programas
desarrollados, la participación protagónica, y pare de
contar. Se repiten los eslóganes más sonoros de la
publicidad oficial y se empaquetan como si fueran realidades
trascendentales para el "devenir histórico de la patria". O
sea una farsa tan baratona que hasta los más esmerados
intelectuales del oficialismo se han hecho de la vista
gorda, inclusive a pesar de los sustanciosos estímulos que
algunos reciben para corear filosófica y literariamente las
ocurrencias del mandamás.
En suma, lo que no merecería ser más que un manual de
adoctrinamiento del PSUV se le quiere dar el rango de
currículo obligatorio en el sistema educativo nacional, sea
público o privado. ¿Por qué tanto ensañamiento en contra de
la educación venezolana? Como si no fuera ya bastante que
Adán Chávez ocupara el ministerio del ramo, ahora el CB es
una amenaza adicional a la coeficiencia intelectual de la
población en edad escolar. Menos más que obras son amores y
no buenas razones, y eso, repito, al parecer, lo ha
detectado el primer mandatario quien ahora prefiere dejar
para después la imposición del CB. De allí la necesidad de
que la sociedad educadora refuerce su lucha y ese "para
después", en lo que atañe a este mamotreto curricular más no
a un currículo moderno y actualizado, sea para más nunca.
flegana@movistar.net.ve
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Columnista,
profesor universitario y ex-Ministro de Información |