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Una guerra impopular, antipatriótica e inconstitucional
por Fernando Luis Egaña
miércoles, 5 marzo 2008


Un conflicto bélico con Colombia se justificaría si el Estado colombiano agrediera nuestra soberanía territorial. Pero instigar una guerra para defender a las FARC y para politiquear en lo interno es una irresponsabilidad criminal.

El mundo está al revés en la mente del señor Chávez y de su entorno cívico-militar. Venezuela tiene añales siendo agredida por la narcoguerrilla colombiana mediante ataques armados, asesinatos de oficiales y civiles, secuestros de innumerables compatriotas, invasión de la soberanía a través de campamentos fronterizos, complicidad con el negocio del narcotráfico en nuestro territorio, etcétera, y resulta que ahora estaríamos a punto de ir a una guerra con Colombia para defender los intereses de esa misma narcoguerrilla.

El líder más importante de las izquierdas colombianas reunidas en el Polo Democrático, el ex-candidato presidencial Carlos Gaviria, le está pidiendo al señor Chávez que "se serene y recapacite" en sus actitudes últimas con motivo de la muerte del segundo comandante de las FARC, Raúl Reyes.

El presidente de Venezuela está en su derecho de condolerse por el violento final de su amigo ideológico y personal, pero lo que no tiene es el derecho de involucrar a las Fuerzas Armadas nacionales y a la sociedad venezolana es una escalada bélica binacional, y hasta trinacional si incluimos a Ecuador, por razones de afinidad política con las FARC.

Dicha situación se agravaría si la onda guerrera del oficialismo también estuviera fundada, como parece estarlo, en la apelación al patriotismo nacional como instrumento de proselitismo político con miras a compensar el creciente descalabro gubernativo y las ominosas perspectivas roja-rojitas en las venideras elecciones regionales y municipales.

Cierto que del dicho de la retórica bélica al hecho de una confrontación concreta hay un estimable trecho, pero no lo es menos que la inusitada movilización y despliegue militar a lo largo de nuestra muy extensa frontera con Colombia, ordenados y reiterados televisivamente por el señor Chávez en un acto del PSUV, contribuye a espesar un ambiente de tensión de lo más propicio para que cualquier chispa se convierta en tragedia. Diversos generales que han comandado a la FAN en diversas épocas han sido claros en esta delicada materia.

Cuando el Estado colombiano violentó nuestra integridad territorial en el caso de la corbeta Caldas, el país entero acompaño al gobierno de entonces en su firme posición de rechazo y exigencia inmediata a Bogotá para que retractara su posición so pena de una reacción militar.

Las circunstancias de la realidad presente, al menos hasta ahora, son completamente distintas. Justificar un eventual conflicto bélico con Colombia en aras del acuerdo humanitario por la paz de ese país, o para tratar de reforzar la debilitada situación de las FARC, o para abonar la tesis de que la "revolución bolivariana" está siendo vulnerada por la política antiguerrillera del lacayo Uribe, o por angustiosas consideraciones político-electorales, pone de manifiesto, una vez más, el grado de irresponsabilidad con que se manejan los asuntos públicos de Venezuela.

La posibilidad de una guerra por las FARC sería, entonces, antipatriótica e inconstitucional, pero además sería altamente impopular, pues una muy reciente encuesta de la firma Hinterlaces revela que apenas el 5% de los consultados se muestra a favor de la nada solapada alianza entre la Miraflores roja-rojita y este grupo narcoterrorista, o "movimiento político insurgente" como es identificado en el discurso oficialista.

Para un país con una larga y admirada tradición pacifista en el plano internacional, la opción de la guerra se entendería si fuese agredido en su soberanía por un Estado extranjero. Pero no podría justificarse en aras de defender a las FARC.

flegana@movistar.net.ve

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 Columnista, profesor universitario y ex-Ministro de Información


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