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La capital de la incuria
por Fernando Luis Egaña
viernes, 1 agosto 2008


Abandonada, inmunda y reviolenta, Caracas se ha convertido en la propia encarnación de la revolución bolivarista, y hasta el señor Chávez lo reconoce como si esta realidad no tuviera que ver con su desgobierno.

La gran Caracas ha sido una víctima trágica del decenio "revolucionario". Los principales indicadores urbanos indican un craso retroceso, mientras otras capitales de América Latina, como Lima o Bogota, y otras ciudades de Venezuela, como Maracaibo, Valencia o Barquisimeto, han salido adelante de manera evidente.

A su regreso de Madrid y desde las alturas de La Charneca, el señor Chávez fingió en el teatro de un Aló Presidente su enésima calentera por la situación atroz en que está sumida Caracas. Digo fingió, porque de cuando en cuando monta el mismo arrebato y no pasa absolutamente nada. Tan es así, que la basura sigue amontonada hasta en la vecindad de Miraflores y el montarrascal se traga hasta los alrededores de La Casona.

Hoy en día Caracas registra un número similar de homicidios que el de toda Venezuela de hace 10 años. Y su población, es preciso recordarlo, ha crecido a un ritmo menor que el de otras grandes ciudades o regiones del país. No hay otra ciudad de América Latina, de población parecida, que le supere en índices generales de criminalidad y en particular de muertes violentas.

¿Obras públicas en la década de boinacolorá? Muy pocas en verdad. El conjunto habitacional de Sabana de Blanco que inauguró Noemí Campbell, la terminación tardía y costosísima de la primera parte de la Línea 4 del Metro de Caracas, la terminación del multiterminal de pasajeros en La Rinconada, y casi pare usted de contar, salvando el hospital cardiológico infantil de Montalbán y el mini-metrocable que está por verse.

Para un Estado que ha gastado el equivalente de 700 mil millones de dólares de 1999 para acá, el referido inventario es un auténtico escándalo. Caracas nunca había estado tan sucia, y de punta a punta porque las montañas de basura se ven tanto en Carapita como en Las Mercedes.

Encima, la estatizada Electricidad de Caracas ha comenzado a desmejorar el servicio, y los apagones --llamados eufemísticamente "paradas"-- se hacen cada vez más rutinarios. Sin ir muy lejos un familiar recién comentaba que por donde vive (en el municipio Baruta) acababan de producirse dos milagros en un mismo día: habían recogido la basura de por lo menos tres semanas, y a pesar de un fuerte aguacero no se había ido la luz....

Así mismo, buena parte de los parques, plazas, caminerías y demás espacios públicos son guaridas de malandros y están al margen del disfrute de la ciudadanía. Aquel útil programa para el rescate de áreas cívicas, "Un cariño para mi ciudad", que estimuló la cooperación entre gobierno nacional, alcaldías, sector privado y comunidades, fue desechado por autoridades oficialistas y de oposición, y el mantenimiento de las zonas verdes se terminó volviendo ñoña.

Con la veintiúnica excepción del municipio Chacao, uno de los más pequeños y adinerados de los 355 municipios de la división político-territorial de Venezuela, el conjunto de la gran Caracas parece dejado no a la buena de Dios sino a la mala del diablo. Sobre todo los municipios más populosos en el oeste y el extremo este de la urbe.

Llama la atención, por cierto, que se estén rompiendo y reponiendo aceras de forma obviamente innecesaria en diversas encrucijadas de la ciudad, incluyendo a Chacao. ¿Tendrá esto que ver con inveteradas mañas electorales?

En Caracas gobierna el hampa y en más de un sentido. Se han masificado modalidades delictivas como el atraco en las colas de tránsito, y los estados mayores de la Policía Metropolitana se confunden con las antiguas listas de "los más buscados".

Y ahora, luego de 10 largos años en el poder, el señor Chávez de nuevo se queja porque Caracas esta hecha un descalabro citadino. Que en honor a la verdad los problemas de la capital no son nuevos, pero su agravamiento al por mayor en medio de un vendaval de petrodólares sólo tiene explicación razonable en la negligencia criminal de los dueños del poder.
 

flegana@movistar.net.ve

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 Columnista, profesor universitario y ex-Ministro de Información


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