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Lo que dijo el brasileño
por Fernando Luis Egaña
sábado, 29 septiembre 2007


El vicepresidente del Senado de Brasil, Tiao Viana, dio unas declaraciones de prensa que no le podían agradar al señor Chávez. Dijo que el gobernante venezolano era "un loco" y que "no tenía estatura para ser presidente de un país". Como era de esperarse, el receptor de los juicios se molestó en alto grado aunque se refrenó de contestarle con cargas de similar calibre.

Más tarde, el referido senador, que por cierto es figura clave de la fracción parlamentaria del partido de gobierno o PT y dirigente muy cercano al presidente Lula, manifestó que él no había dicho lo que dijo, y que sus palabras habían sido tergiversadas. En todo caso, se quedó corto en sus supuestas apreciaciones sobre el mandamás miraflorino, porque la esquizofrenia del poder tiene a Venezuela cayendo sin fondo.

Sin ir muy lejos, el propio día en que el anfitrión de Aló Presidente abordó el tema en su show dominical, evidenció que muchos de los aspectos tratados en ese maratón televisivo le daban justificada razón al parlamentario de la vecina nación.

Realizado desde las instalaciones de El Tablazo en el estado Zulia, complejo petroquímico diseñado, construido, inaugurado y desarrollado muchísimo antes de que Chávez apareciera en el horizonte político, el jefe único de la "revolución" anunció con bombos y platillos el lanzamiento de una "revolución petroquímica" a través de un plan para el período 2007-2012.

Lo que no dijo fue que esa misma promesa ya había sido ofrecida en varias ocasiones, casi que con las mismas palabras, el mismo tono retórico y el mismo síndrome de estar descubriendo el agua tibia. Vale la pena recordar, entonces, que el anterior lanzamiento de la "revolución petroquímica" tuvo lugar en la refinería de Morón, en el estado Carabobo, en plena campaña electoral del 2006. Ha pasado más de un largo año desde aquella ocasión y la cacareada "revolución petroquímica" ha brillado por su ausencia.

Tampoco dijo que luego de tantos "impulsos revolucionarios" al sector petroquímico nacional, Pequiven está cada vez más en manos de los técnicos iraníes que nos envía el gobierno del presidente Ahmadinejad, y mucho menos reconoció que Pdvsa tiene que aumentar sus importaciones de gasolina para abastecer el mercado interno, no tanto porque se haya incrementado el consumo nacional sino porque viene disminuyendo la producción de combustibles.

De seguro que Francisco no es el único de los hermanos Ameliach que habla pistoladas. Y digo esto ya que Saúl es el presidente rojo-rojito de la muy venida a menos Pequiven.

Por otra parte, en el mismo Aló Presidente el señor Chávez pareció estremecerse con los efectos de la violencia colombiana, y todo ese horror de muerte, secuestros e inseguridad que signan la realidad social de la hermana república. La senadora Piedad Córdoba, por ejemplo, ya luce más protagónica en Miraflores que cualquiera de los ministros venezolanos.

Según las reiteradas declaraciones del indispensable de la "revolución bolivarista", ahora anda muy atareado tratando de facilitar un acuerdo humanitario que alivie los males de la violenta Colombia.

¿Y la violenta Venezuela, que durante su presidencia ha padecido el exponencial incremento de los asesinatos en más de 300%? ¿Por qué el señor Chávez ignora en sus comparecencias públicas el drama de la violencia venezolana, y todo su horror de muerte, secuestros e inseguridad? ¿Quién le responde a los familiares de los secuestrados de nuestro país, cuyo número también aumenta de manera exponencial? ¿Será que simplemente se hace el loco o hay explicaciones más graves?

Y así se puede ir hasta el infinito repasando casi cualquier tema de la realidad política, social y económica de Venezuela. Siempre se encontrará una ruptura esquizoide entre la propaganda gobiernera y la situación concreta y objetiva que, en algunas ocasiones, es incluso reportada en diversos informes de procedencia oficial. Al respeto, recuérdese el océano de diferencias entre la información contendida en las "Memorias y Cuentas" ministeriales consignadas a comienzos de este año y las proclamas de los ministros sobre sus infinitos logrosŠ.

Si el senador Tiao Viana viviera aquí a lo mejor sí refrendaría la polémica declaración, e incluso sostendría que fue más bien una subestimación del asunto. Eso que el actor de Hollywood y activista de causas de cierta moda, Kevin Spacey, llamaría un "understatement".

Al fin y al cabo, al final del citado telemaratón su hablachento protagonista se ufanó de haber roto el récord de las 8 horas continuas de parla y parla, e informó que de seguidas encadenaría a las numerosas televisoras oficialistas para transmitir una entrevista de él mismoŠ Eso se llama exaltación del ánimo con privación de lo razonable. Y tanto en Brasilia como en Caracas.
 

flegana@movistar.net.ve

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 Columnista, profesor universitario y ex-Ministro de Información


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