La
reciente gira regional del señor Chávez en protesta por el
tardío periplo latinoamericano del señor Bush, tuvo el
propósito principal de reforzar la tesis cubano-chavista de
que en América Latina solo hay dos opciones: o el "modelo"
que representa la llamada "revolución bolivariana" o la
"alineación colonial" al imperio norteamericano.
Un falso dilema, desde luego, pero reforzar el "corres o te
encaramas" es el objetivo "estratégico" del activismo
continental del señor Chávez. Así, por ejemplo, o se está
con el Alba o se está con el Alca; o se es nacionalista o se
es imperialista; o se le rinden loas al supuesto "socialismo
de siglo XXI" o se es defensor del neoliberalismo salvaje;
en suma: o es patriota o se es lacayo.
Sin embargo, lo vitriólico de la retórica del mandatario
venezolano en Buenos Aires, La Paz y Managua, más bien ayudó
a conseguir un efecto distinto del propuesto, pues terminó
resaltando el relativo éxito de la tournée hemisférica del
actual inquilino de la Casa Blanca. En cierta manera, una
ironía producto del desafuero.
Aconteció algo similar al resultado del encendido discurso
del señor Chávez en la última Asamblea General de la ONU en
Nueva York. ¿Se acuerdan del "aquí huele a azufre"? Por
efecto contrario le produjo modestos beneficios políticos al
destinatario del tiroteo verbal, en ese y este caso George
W. Bush, 43º presidente de Estados Unidos.
Cómo sería la cosa que en la entrevista con la celebérrima
Barbara Walters, el presidente venezolano deslizó que
estaría dispuesto a pedirle disculpas a Mr. Bush por algunos
de sus comentarios. En todo caso, insistió, "yo no tengo
nada personal en contra de él".
Ciertamente, la desmesura tiende a ridiculizar al
desmesurado, quien, si además dedica una publicitada gira
por Argentina, Bolivia, Nicaragua, Jamaica y Haití, casi que
montada en hora undécima, para denunciar que el jefe
imperial lo quiere matar, amén de reiterar la lista de
viejos y nuevos agravios, entonces los ingredientes de la
torta están listos y sólo falta que se levante un poco la
levadura para que la tesis de la "alternativa única" se
debilite de forma considerable.
Total que la visita de Bush, más bien de despedida luego de
6 años de dejadez hacia la región por parte de su ya
debilitada Administración, de pronto cobró una importancia
adicional ante la opinión publicada del hemisferio, que ha
puesto de relieve, por ejemplo, la solidez de las relaciones
entre Washington y Brasilia, más allá del conservadurismo de
Bush o del izquierdismo de Lula.
Y la proyección mediática de este tipo de vínculos
"interamericanos" se ha fortalecido, en no poca medida, por
esa peculiar obsesión anti-imperialista de Chávez, que al
mismo tiempo que lo lleva en las palabras a vituperar del
"imperio" como quizá ningún otro mandatario de la
actualidad, también lo lleva en los hechos a que Venezuela
dependa económicamente de Washington como probablemente
ninguna otra nación de la comarca.
La fraternidad de Bush con Lula y Tabaré es noticia, pero lo
es más si quien se las da de aliado y hasta mentor del
brasileño y del uruguayo, anda por el vecindario criticando
a todo pulmón la presencia del gringo en la República
Federativa y la República Oriental. ¿O cómo es eso que mi
archienemigo imperialista es el nuevo gran amigo de mis
correligionarios socialistas?
Y es que con motivo de la visita del gobernante
norteamericano, Chávez no se limitó a la pirotecnia anti-Bush
sino que también cuestionó las intenciones, los procederes y
los contenidos de los acuerdos suscritos por sus colegas
presidentes con el "diablo mismo". Hasta Fidel Castro se le
unió en la diatriba contra el Etanol, cuyo desarrollo como
energía alternativa acaban de acordar Planalto y la Casa
Blanca.
De allí que la confiabilidad en el mandatario venezolano,
entre muchos de sus pares regionales, deba apuntar hacia
niveles "freáticos". Otra conquista que por retruque ha
conseguido el jefe de la "revolución bolivariana" con esa
manía tan característica de entrometerse en los asuntos de
los demás como si fueran propios.
Con su reciente gira, ¿logró el señor Chávez seguir abonando
el terreno para la estrategia de Bush o yo? Si se le
preguntara a Lula Da Silva o a Tabaré Vásquez, dos
emblemáticos presidentes socialistas de América Latina, de
seguro que la respuesta sería rotundamente negativa.
flegana@movistar.net
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Columnista,
profesor universitario y ex-Ministro de Información |