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¿Entre la espada y la pared de Chávez o Bush?
por Fernando Luis Egaña
lunes, 19 marzo 2007


La reciente gira regional del señor Chávez en protesta por el tardío periplo latinoamericano del señor Bush, tuvo el propósito principal de reforzar la tesis cubano-chavista de que en América Latina solo hay dos opciones: o el "modelo" que representa la llamada "revolución bolivariana" o la "alineación colonial" al imperio norteamericano.

Un falso dilema, desde luego, pero reforzar el "corres o te encaramas" es el objetivo "estratégico" del activismo continental del señor Chávez. Así, por ejemplo, o se está con el Alba o se está con el Alca; o se es nacionalista o se es imperialista; o se le rinden loas al supuesto "socialismo de siglo XXI" o se es defensor del neoliberalismo salvaje; en suma: o es patriota o se es lacayo.

Sin embargo, lo vitriólico de la retórica del mandatario venezolano en Buenos Aires, La Paz y Managua, más bien ayudó a conseguir un efecto distinto del propuesto, pues terminó resaltando el relativo éxito de la tournée hemisférica del actual inquilino de la Casa Blanca. En cierta manera, una ironía producto del desafuero.

Aconteció algo similar al resultado del encendido discurso del señor Chávez en la última Asamblea General de la ONU en Nueva York. ¿Se acuerdan del "aquí huele a azufre"? Por efecto contrario le produjo modestos beneficios políticos al destinatario del tiroteo verbal, en ese y este caso George W. Bush, 43º presidente de Estados Unidos.

Cómo sería la cosa que en la entrevista con la celebérrima Barbara Walters, el presidente venezolano deslizó que estaría dispuesto a pedirle disculpas a Mr. Bush por algunos de sus comentarios. En todo caso, insistió, "yo no tengo nada personal en contra de él".

Ciertamente, la desmesura tiende a ridiculizar al desmesurado, quien, si además dedica una publicitada gira por Argentina, Bolivia, Nicaragua, Jamaica y Haití, casi que montada en hora undécima, para denunciar que el jefe imperial lo quiere matar, amén de reiterar la lista de viejos y nuevos agravios, entonces los ingredientes de la torta están listos y sólo falta que se levante un poco la levadura para que la tesis de la "alternativa única" se debilite de forma considerable.

Total que la visita de Bush, más bien de despedida luego de 6 años de dejadez hacia la región por parte de su ya debilitada Administración, de pronto cobró una importancia adicional ante la opinión publicada del hemisferio, que ha puesto de relieve, por ejemplo, la solidez de las relaciones entre Washington y Brasilia, más allá del conservadurismo de Bush o del izquierdismo de Lula.

Y la proyección mediática de este tipo de vínculos "interamericanos" se ha fortalecido, en no poca medida, por esa peculiar obsesión anti-imperialista de Chávez, que al mismo tiempo que lo lleva en las palabras a vituperar del "imperio" como quizá ningún otro mandatario de la actualidad, también lo lleva en los hechos a que Venezuela dependa económicamente de Washington como probablemente ninguna otra nación de la comarca.

La fraternidad de Bush con Lula y Tabaré es noticia, pero lo es más si quien se las da de aliado y hasta mentor del brasileño y del uruguayo, anda por el vecindario criticando a todo pulmón la presencia del gringo en la República Federativa y la República Oriental. ¿O cómo es eso que mi archienemigo imperialista es el nuevo gran amigo de mis correligionarios socialistas?

Y es que con motivo de la visita del gobernante norteamericano, Chávez no se limitó a la pirotecnia anti-Bush sino que también cuestionó las intenciones, los procederes y los contenidos de los acuerdos suscritos por sus colegas presidentes con el "diablo mismo". Hasta Fidel Castro se le unió en la diatriba contra el Etanol, cuyo desarrollo como energía alternativa acaban de acordar Planalto y la Casa Blanca.

De allí que la confiabilidad en el mandatario venezolano, entre muchos de sus pares regionales, deba apuntar hacia niveles "freáticos". Otra conquista que por retruque ha conseguido el jefe de la "revolución bolivariana" con esa manía tan característica de entrometerse en los asuntos de los demás como si fueran propios.

Con su reciente gira, ¿logró el señor Chávez seguir abonando el terreno para la estrategia de Bush o yo? Si se le preguntara a Lula Da Silva o a Tabaré Vásquez, dos emblemáticos presidentes socialistas de América Latina, de seguro que la respuesta sería rotundamente negativa.

flegana@movistar.net

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 Columnista, profesor universitario y ex-Ministro de Información


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