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La tragavenados del Bs. F
por Fernando Luis Egaña
viernes, 5 octubre 2007


El "bolívar fuerte" puede convertirse en una tragavenados del ingreso petrolero. Y es que mantener la paridad oficial actual costaría una boloña de petrodólares al Fisco, a Pdvsa y a lo que quede de mínimo sentido de elemental criterio al frente del Estado venezolano.

Al ministro Cabezas el agua le está llegando al cuello, porque la notoria "reconversión monetaria" está dejando de ser un proyecto propagandístico para convertirse en una realidad cotidiana de mañana, tarde y noche. Al fin y al cabo, él fue el adalid del asunto cuando desde la Comisión de Finanzas de la Asamblea buscaba afanosamente el ministerio correspondiente.

Los entendidos señalan que el antecesor de Cabezas, Nelson Merentes, no estaba muy convencido del asunto, pero que el señor Chávez se prendó de la idea y cual "pet project" la ha venido impulsando sin tomar en cuenta el clima de inseguridad económica y financiera que existe en el país, en abrumadora medida generado por él mismo.

El llamado bolívar fuerte se estrenará al cambio de 2, 15 bolívares por dólar, es decir el mismo del bolívar corriente y oficial de 2.150. Pero el llamado "bolívar callejero" anda encaramado muy por encima de los 5.000 por cada dólar. Una diferencia bestial que luce muy ominosa para la entrada en vigor de la nueva moneda.

Diferencia que no hace sino abultarse con el paso de las semanas. Ya para muchos el dólar marcador está en los 6.000 bolívares, y el representante de la firma Ecoanalítica, Alejandro Grisanti, no descarta que en el próximo año la tasa cambiaria no oficial se ubique el Bs. F 8 por dólar, es decir 8.000 en los términos de hoy.

Los fundados temores que genera la llamada "reforma constitucional" y las constantes amenazas que profiere el mandamás de Miraflores a todo lo que huela a libertad económica e inversión privada, agravan esa situación esquizoide del signo monetario y le complican al máximo la tarea al BCV y al MF.

Con la particularidad de que no hay, como en episodios de décadas pasadas, escasez de divisas sino todo lo contrario. Estimaciones diversas calculan que el Estado bolivariano tiene entre 60 y 70 mil millardos de dólares en diferentes fondos de reservas, incluyendo las del Banco Central. Algunos economistas sostienen que la cifra es superior.

Y es que desde el punto de vista de los precios petroleros estamos en plena época de vacas gordas; de hecho, con el barril por encima de los 70 dólares, la época de vacas más obesas que se tenga memoria. Muy distinta a la situación de épocas de vacas flacas o pellejudas en el que la baja cíclica de los precios petroleros en el mercado internacional producía efectos muy nocivos a la economía fiscal.

Recuérdese, por ejemplo, que durante los años 90 del siglo XX, los precios de la cesta venezolana promediaron entre 14 y 15 dólares, con algunas temporadas de picos altos y otras de bajas cotizaciones que incluso se situaron por debajo de los 10 dólares, como en 1998 luego de la severa crisis financiera del sureste asiático que redujo la demanda petrolera mundial.

El panorama presente, por tanto, es por completo diferente en cuánto al caudal de petrodólares. Quizá por ello el ministro Cabezas insiste en que no habrá devaluación y el ministro Giordani, al parecer muy preocupado por mantener a raya la tasa de inflación, le estaría secundando en la terquedad cambiaria. La verdad sea dicha, inaugurar el Bs. F con una caída formal de su valor equivaldría a echar por tierra toda ese sonoro discurso oficialista de "bolívar fuerte, economía fuerte, país fuerte"Š

Así mismo, nunca como ahora la economía endógena había sido tan dependiente de la importación exógena. Cerca de 40 mil millones de dólares costarán las importaciones del 2007 a fin de compensar, por una parte, el achicamiento de la producción nacional, y a fin de estimular, por la otra, la "sensación de bienestar" que ocasiona el respectivo aumento del consumo de bienes importados.

Todas esas contradicciones se pondrán a máxima prueba a partir del primer día de enero del 2008. Pero desde ya el señor Chávez insiste en aplicar nuevas restricciones en Cadivi, porque a su juicio no se deben "entregar" dólares para financiar el consumo elitesco, mientras, por ejemplo, continua impulsando la transferencia de petrodólares para subsidiar el combustible de Londres o Nueva York.

Cuando el señor Chávez llegó a Miraflores el bolívar estaba en 550 por dólar. Ahora se cotiza 10 veces más, fuera del sistema de Cadivi, y la moneda continua desvalorándose. Y ello en medio de un vendaval de ingresos adicionales generados por los altos precios del petróleo en el mercado internacional, cortesía en gran parte, por cierto, del empuje de las nuevas economías capitalistas del mundo, sobre todo las de China y la India, que juntas suman casi 2.500 millones de habitantes.

La "revolución bolivarista" que es tan ducha en mercadear artificios tendrá que escoger entre correr y encaramarse con la implementación del bolívar fuerte. ¿Quizás un cambio dual o tripartito? A ciencia cierta no se puede saber porque es muy probable que en la Miraflores roja-rojita tampoco lo sepan.

flegana@movistar.net.ve

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 Columnista, profesor universitario y ex-Ministro de Información


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