El
"bolívar fuerte" puede convertirse en una tragavenados del
ingreso petrolero. Y es que mantener la paridad oficial
actual costaría una boloña de petrodólares al Fisco, a Pdvsa
y a lo que quede de mínimo sentido de elemental criterio al
frente del Estado venezolano.
Al ministro Cabezas el agua le está llegando al cuello,
porque la notoria "reconversión monetaria" está dejando de
ser un proyecto propagandístico para convertirse en una
realidad cotidiana de mañana, tarde y noche. Al fin y al
cabo, él fue el adalid del asunto cuando desde la Comisión
de Finanzas de la Asamblea buscaba afanosamente el
ministerio correspondiente.
Los entendidos señalan que el antecesor de Cabezas, Nelson
Merentes, no estaba muy convencido del asunto, pero que el
señor Chávez se prendó de la idea y cual "pet project" la ha
venido impulsando sin tomar en cuenta el clima de
inseguridad económica y financiera que existe en el país, en
abrumadora medida generado por él mismo.
El llamado bolívar fuerte se estrenará al cambio de 2, 15
bolívares por dólar, es decir el mismo del bolívar corriente
y oficial de 2.150. Pero el llamado "bolívar callejero" anda
encaramado muy por encima de los 5.000 por cada dólar. Una
diferencia bestial que luce muy ominosa para la entrada en
vigor de la nueva moneda.
Diferencia que no hace sino abultarse con el paso de las
semanas. Ya para muchos el dólar marcador está en los 6.000
bolívares, y el representante de la firma Ecoanalítica,
Alejandro Grisanti, no descarta que en el próximo año la
tasa cambiaria no oficial se ubique el Bs. F 8 por dólar, es
decir 8.000 en los términos de hoy.
Los fundados temores que genera la llamada "reforma
constitucional" y las constantes amenazas que profiere el
mandamás de Miraflores a todo lo que huela a libertad
económica e inversión privada, agravan esa situación
esquizoide del signo monetario y le complican al máximo la
tarea al BCV y al MF.
Con la particularidad de que no hay, como en episodios de
décadas pasadas, escasez de divisas sino todo lo contrario.
Estimaciones diversas calculan que el Estado bolivariano
tiene entre 60 y 70 mil millardos de dólares en diferentes
fondos de reservas, incluyendo las del Banco Central.
Algunos economistas sostienen que la cifra es superior.
Y es que desde el punto de vista de los precios petroleros
estamos en plena época de vacas gordas; de hecho, con el
barril por encima de los 70 dólares, la época de vacas más
obesas que se tenga memoria. Muy distinta a la situación de
épocas de vacas flacas o pellejudas en el que la baja
cíclica de los precios petroleros en el mercado
internacional producía efectos muy nocivos a la economía
fiscal.
Recuérdese, por ejemplo, que durante los años 90 del siglo
XX, los precios de la cesta venezolana promediaron entre 14
y 15 dólares, con algunas temporadas de picos altos y otras
de bajas cotizaciones que incluso se situaron por debajo de
los 10 dólares, como en 1998 luego de la severa crisis
financiera del sureste asiático que redujo la demanda
petrolera mundial.
El panorama presente, por tanto, es por completo diferente
en cuánto al caudal de petrodólares. Quizá por ello el
ministro Cabezas insiste en que no habrá devaluación y el
ministro Giordani, al parecer muy preocupado por mantener a
raya la tasa de inflación, le estaría secundando en la
terquedad cambiaria. La verdad sea dicha, inaugurar el Bs. F
con una caída formal de su valor equivaldría a echar por
tierra toda ese sonoro discurso oficialista de "bolívar
fuerte, economía fuerte, país fuerte"Š
Así mismo, nunca como ahora la economía endógena había sido
tan dependiente de la importación exógena. Cerca de 40 mil
millones de dólares costarán las importaciones del 2007 a
fin de compensar, por una parte, el achicamiento de la
producción nacional, y a fin de estimular, por la otra, la
"sensación de bienestar" que ocasiona el respectivo aumento
del consumo de bienes importados.
Todas esas contradicciones se pondrán a máxima prueba a
partir del primer día de enero del 2008. Pero desde ya el
señor Chávez insiste en aplicar nuevas restricciones en
Cadivi, porque a su juicio no se deben "entregar" dólares
para financiar el consumo elitesco, mientras, por ejemplo,
continua impulsando la transferencia de petrodólares para
subsidiar el combustible de Londres o Nueva York.
Cuando el señor Chávez llegó a Miraflores el bolívar estaba
en 550 por dólar. Ahora se cotiza 10 veces más, fuera del
sistema de Cadivi, y la moneda continua desvalorándose. Y
ello en medio de un vendaval de ingresos adicionales
generados por los altos precios del petróleo en el mercado
internacional, cortesía en gran parte, por cierto, del
empuje de las nuevas economías capitalistas del mundo, sobre
todo las de China y la India, que juntas suman casi 2.500
millones de habitantes.
La "revolución bolivarista" que es tan ducha en mercadear
artificios tendrá que escoger entre correr y encaramarse con
la implementación del bolívar fuerte. ¿Quizás un cambio dual
o tripartito? A ciencia cierta no se puede saber porque es
muy probable que en la Miraflores roja-rojita tampoco lo
sepan.
flegana@movistar.net.ve
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Columnista,
profesor universitario y ex-Ministro de Información |