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El perfecto camarada
por Fernando Luis Egaña
lunes, 12 febrero 2007


Tal parece que la promesa de la "revolución bolivariana" de forjar un "hombre nuevo" o una "mujer nueva" o una "persona nueva", para decirlo en lenguaje políticamente correcto, va a tener que esperar un tiempito más mientras se apacigua la sampablera de la vanguardia boinacolorá. A pesar de que las figuras del entorno presidencial tratan de ser un modelo de compañerismo, solidaridad y abnegación, no siempre pueden cumplir con el viejo dicho de "querer es poder".

Así por ejemplo, el encumbramiento de Jorge Rodríguez a la vicepresidencia parece que tiene de psiquiatra al gobernador Diosdado Cabello, hasta hace nada segundo al bate en el imaginario "line up" de la nada imaginaria boliburguesía. Ufano de ser el copiloto de la "quinta república", Cabello está siendo desplazado por la reconocida habilidad del nuevo inquilino de Carmelitas, quien ya consiguió ponerle fin al virreinato del clan Rangel.

Tampoco rezuma felicidad el ubicuo Jesse Chacón, sucedido en Platanal por el ocurrente Pedro Carreño, quien promete ocuparse de las cárceles y del hampa, al tiempo que su dilecto amigo y paisano, Luis Velásquez Alvaray, denunciado por Chacón, prepara su retorno al país y, no sería de extrañar, al privilegio de los elegidos. Al fin y al cabo, se trata del autor intelectual de la "reelección indefinida". Por cierto que Carreño acaba de consagrase en los anales del protocolo bolivariano con la expedición de la "Orden 4 de Febrero" que, aún, Chacón no ostenta.

La diputada Iris Varela no pierde ocasión para criticar el proceder de su superiora legislativa, la presidenta Cilia Flores. Desirée Santos también le ha cogido el gusto al sillón principal del hemiciclo, y es muy probable que el potencial de controversia infinita que tales circunstancias tienden a generar, sea una de las razones que llevaron al señor Chávez a "autodelegarse" la Asamblea, y a dejarla, más bien, como una suerte de casa de vecindad. El duelo Varela-Flores podría ser, en consecuencia, el tema principal del inhabilitado "poder legislativo".

Por no haber sido nombrado ministro de Finanzas, José Gregorio Vielma Mora no le quiere conceder estatura a Rodrigo Cabezas, pues declara como si fuera el sucesor de Nelson Merentes, sin demasiada consideración a la jerarquía ministerial del ansioso zuliano. Cortarle la testa es lo que busca el capitán tributario y no tendrá que esforzarse mucho, pues esa guillotina no tardará en caer por su propio peso. La estampida del dólar paralelo podría activar la decapitación, así como también la cacareada "reforma monetaria" que no logra traspasar el umbral de la consigna.

La litis entre Wllian Lara, décimo titular de Información, y Andrés Izarra, el octavo pasante de ese despacho, se encuentra lo suficientemente trabada como para que no se sepa a ciencia quién es el funcionario que dirige la "política comunicacional" del nuevo Estado socialista. La ventaja del segundo es su manejo del inglés, sobre todo ahora en esta etapa internacional de la "revolución". El destino del canal 2 y el manejo de la censura oficial son "issues" que complican el conflicto entre tan elocuentes voceros.

Otra disputa de no poca cuantía venía ocurriendo en el mismísimo Tribunal Supremo, porque la magistrada Luisa Estela Morales no le daba respiro al magistrado Omar Mora Díaz en la competencia por la toga mayor. Ante la designación de aquella como secretaria de Comisión para la Reforma Constitucional, éste llego a proponer que al poder judicial se le apellidara "bolivariano". Pero la Dra. Morales se impuso al final del día y el Dr. Mora quedó relegado a una posición secundaria.

Y no deben olvidarse los incordios más establecidos, como el de Freddy Bernal y Juan Barreto, en especial desde que el presidente anunciara su decisión de "disolver" a la Alcaldía Mayor con todo y su regente. O el match carabobeño entre el gobernador Acosta Carles y su némesis Francisco Ameliach, de bajo perfil a partir de su marginamiento, en hora undécima, del Comando Miranda. O la reyerta larense entre el gobernador Reyes Reyes, de aspiraciones dinásticas, y el alcalde de Barquisimeto, Henri Falcón, de mejor estima entre los votantes guaros. O los intríngulis de poder que caracterizan a esa suerte de "Falcon Crest" llanero en que ha devenido la primera familia del estado Barinas.

Pero las diatribas pican y se extienden hasta la región oriental, sobre todo en Anzoátegui, donde el gobernador Tarek William Saab tiene que afinar su instinto literario para defenderse de los libelos del ex-ministro Luis Alfonso Dávila y de la sonora Lina Ron. O en Monagas donde el mandatario Gato Briceño casi que se sube a la batea para poder enfrentar las denuncias del oficialismo de Maturín. O en los apacibles patios de la Casa Amarilla, en los que cunde el resquemor porque el canciller Nicolás Maduro no le baja la guardia al apurado embajador Jorge Valero.

Como se aprecia, el "impasse" abunda en el reino del socialismo de siglo XXI, y eso sin contar que el principio cardinal de la fraternidad revolucionaria ya dejó de ser una mera ilusión para convertirse es una realidad concreta, o quizás adánica. Al fin y al cabo, el hermano Adán terminó siendo el prototipo genético del perfecto camarada, y quién lo ponga en duda debe apurarse y preguntarle a Fidel Castro por su inseparable Raúl. Todo lo demás cuenta menos o casi nada.

flegana@movistar.net

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 Columnista, profesor universitario y ex-Ministro de Información


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