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Esperando una señal
por Luis DE LION

lunes, 12 julio 2004


Aún no se dispone de una línea, ni de una campaña precisa y motivadora, que entusiasme al electorado de oposición, el cual se supone mayoritariamente dispuesto a votar por el Sí, el próximo 15 de agosto. Una constatación que en forma de preocupación han expresado diversos analistas y articulistas en la prensa nacional el pasado fin de semana. 

Se trata de una situación ciertamente preocupante, de la cual trasluce una falta de ideas, de conceptos, de programas y proyectos;  una escasez que deja indiferente – pero no despreocupado, ni inconsciente – al electorado.
Si le metemos la lupa a la actual dirigencia de oposición en una importante medida la misma está compuesta y hasta encabezada por los elementos que conforman la tragedia moderna que ha puesto en jaque a nuestra democracia. Ex-chavistas, adecos, copeyanos, militares retirados y afines. En fin gente que con anterioridad participó en campañas electorales, pero de otro tipo, con otras comodidades, pero igualmente sin aportar un pensamiento, sin esquemas, ni planes. Los exchavistas que conforman la CD, hicieron en el 98 una campaña meramente destructiva, el lema era borrar el pasado; por su parte los pocos adecos y copeyanos, que aún parasitan en la Coordinadora, estuvieron siempre acostumbrados a campañas sinvergüenzonas, con mucho derroche en metálico, pero en la actualidad solo disponen de piticos repotenciados, y de Aleidas Josefinas el país está que revienta. Así mismo, pululan dentro del comando de campaña de la oposición, unas pseudo encuestadoras, cuyos directivos ante una cámara y un micrófono, les da por hablar de todo cual taxista. Y al propio Pompeyo Márquez quien está haciendo una magnifica labor de apagafuegos, el momento histórico lo sorprendió militando o simpatizando, con un partido político cuyo candidato presidencial es un ciclotímico militar golpista. 

 

Mientras tanto el gobierno le mete dinero y acelerador a una campaña, que comenzó hace un año. 

 

Ambas campañas, tanto la del gobierno como la de oposición, no logran captar, ni mucho menos encauzar el sentimiento popular, por ello hablábamos anteriormente de nuestra tragedia moderna ; conocemos el drama, a los culpables los tenemos identificados, invocamos nuestros principios y orgullo democrático, pero la vida continua y nada pasa, la corrupción sigue su ruta, ahora con mayor intensidad. 

 

¿Será que llegamos al colmo de la superficialidad? ¿Por qué no se ataca de frente el asqueroso balance de corrupción y violencia chavista? Será que adecos, copeyanos, exchavistas y afines temen verse en un insostenible espejo; sin duda, la apariencia sigue siendo más importante que la verdad en sí misma. 

 

En consecuencia, el coraje, el reto y las ideas brillan por su ausencia; se anteponen valores obsoletos, más volubles ante la inagotable inmediatez, que habita en nuestros dirigentes cual enfermedad incurable.  

No obstante, la responsabilidad de hacer algo y de actuar el próximo 15 de agosto está en manos del electorado. Hace ya un buen rato que nuestros dirigentes por sí solos, no llenan ni estadios, ni avenidas. Si se produce una avalancha de participación en el venidero RR, no debe crear falsas ilusiones, por cuanto se tratará sin duda de un voto rechazo y no de un voto de adhesión.

Eso que lo tengan bien claro, ese arrogante triunvirato conformado por encuestadoras, políticos y publicistas quienes con su actitud, están represando y obstaculizando a una potencial, emergente y necesaria dirigencia de oposición, renovada, portadora a su vez de un discurso corajudo y dispuesta a asumir los retos que la sociedad venezolana de estos tiempos exige.  Imprima el artículo Subir Página