“Implicar”
en lugar
de probar
Eduardo
Mackenzie
viernes,
10 julio
2009
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Hace casi siete años que los
comunistas colombianos sueñan con carbonizar el gobierno de
Álvaro Uribe que le ha hecho tanto daño a las Farc. Ayer, un
grupo de esa corriente desembarcó en la sede de la Corte
Suprema de Justicia para exigir, como si los magistrados
estuvieran a sus órdenes, que le devolvieran al presidente
de República la terna que él les había enviado unos días
antes. La elección del nuevo Fiscal General de la Nación les
quita el sueño a los comunistas a tal punto que se
arriesgaron a realizar esa nueva intriga palaciega que
podría devolverse contra ellos.
La clique de conjurados asegura que el presidente Uribe no
tiene derecho a elaborar la importante terna pues él
estaría, según ellos, “impedido” para hacerlo. ¿Impedido por
qué? Según los flamantes “ciudadanos”, como los llamó con
una cierta ironía un diario de Cali, que se presentaron en
ese despacho, el presidente de la República estaría
"implicado” en una “investigación que se sigue por la
masacre del Aro”, en donde un ex paramilitar, agregan, “lo
señaló como comprometido en estos hechos”, y que por ello no
debe él participar, como lo exige la Constitución, en la
elección del nuevo Fiscal general de la Nación.
Toda la técnica del engaño mamerto está allí bien plasmada.
Los señores injurian primero, calumnian después y acusan más
tarde con el propósito de que su víctima termine de alguna
manera “implicada”, como ellos dicen, en una “investigación”
judicial. No es necesario que su víctima haya cometido un
crimen. No es necesario que la justicia la haya condenado o
absuelto. Lo que importa es que alguien la haya acusado de
algo escabroso y que un compañero de ruta infiltrado en la
esfera judicial acoja la calumnia y se preste al resto de
ese juego ruin. “Implicar” es la palabra clave. “Implicar”
en lugar de probar. “Implicar” y mentir. “Implicar” y timar.
“Implicar” y jugar con la prensa. Tal es la mixtura secreta
que mueve la maquinaria leninista diseñada para asesinar
civilmente a la gente.
Iván Cepeda, quien no le ha pedido todavía a las Farc que
dejen de matar colombianos en nombre de su padre, parece ser
quien dirige la nueva maniobra. Los otros son sus amigos de
ocasión, miembros de una oficina de abogados experta en
montar celadas jurídicas en nombre de la revolución
socialista que está, según ellos, a la vuelta de la esquina.
Observemos qué impacto tendrá el novísimo chanchullo mamerto.
Veamos quien hace, y cómo, en la CSJ, para darles gusto, o
para contradecir, a esos nostálgicos de la guerra fría. Los
intereses de esa gente deben ser muy vastos para no dejar
pasar la elección del Fiscal general de la Nación sin mover
sus huestes.
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Periodista
y escritor. Autor de "El enigma IB" (sobre el caso
Ingrid Betancourt), publicado en
diciembre de 2008 (Random House Mondadori, Bogota).
Tambien es autor de "Las Farc, fracaso de un
terrorismo", (Random House Mondadori, Bogota).
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