La
política adoptada hace meses por el presidente Alvaro Uribe
respecto del presidente Hugo Chávez, basada en una
combinación sutil de flexibilidad y firmeza, finalmente
está dando resultados. La grotesca exigencia de Chávez
respecto de las Farc, las cuales, según él, no deberían ser
consideradas como organizaciones terroristas, desataron un
movimiento espontáneo de rechazo y de unidad nacional como
no se había visto en los últimos 40 años en Colombia. Todo
el mundo cerró filas en torno al gobierno y hasta el muy
chavista Polo Democrático se vió obligado a deslindarse de
la posición del mandatario venezolano. Los gobierno de
Argentina, Guatemala y España rechazaron la ocurrencia de
Chávez.
Hugo Chávez está
introduciendo en el continente peligrosas prácticas de
ingerencia política-militar propias del Medio Oriente[1].
Venezuela se ha convertido en refugio de las Farc. Desde
allí el terrorismo lanza operaciones para matar y secuestrar
colombianos. Esa actitud irresponsable del hombre fuerte de
Caracas paradójicamente le está ayudado a Colombia a abrir
los ojos. Contra la voluntad de Chávez, las mayorías
colombianas están reencontrando sus valores y fortaleciendo
su instinto de conservación. Los colombianos comienzan a
saber cuán compleja puede ser la guerra subversiva contra la
democracia, pues hasta hace poco creían ingenuamente que las
Farc eran sólo una organización terrorista aislada en el
monte. Las amenazas geopolíticas que Colombia enfrenta hoy
están generando fenómenos de unidad nacional que antes no
existían y que se irán fortaleciendo[2].
La liberación de
dos importantes rehenes “políticos”, Clara Rojas y Consuelo
González, es otro elemento que caracteriza la nueva
situación. Ese hecho sobrevino sin que el Estado colombiano
tuviera que hacer concesión alguna a las Farc. Sin la
política de firmeza de Uribe esa liberación, sin
“desmilitarización” y sin comisiones de aplauso, no habría
sido posible. ¿Cómo no comparar este brillante episodio con
las exhorbitantes concesiones hechas, entre 1999 y 2002,
por el presidente Andrés Pastrana a las Farc, las cuales no
sirvieron para pactar un solo compromiso de paz? El episodio
del 10 de enero de 2008 confirmó un hecho: cuando a las Farc
se les cede terreno ellas redoblan la violencia. Cuando se
las encara con energía ellas pierden terreno.
Chávez quería
desempeñar el papel de mediador por un buen tiempo ante las
Farc. La clique chavista empleó los servicios de una agente
de influencia, Piedad Córdoba, para montar esa plataforma.
El presidente colombiano dijo sí a la invitación y Hugo
Chávez fue transformado en mediador. Lo que algunos vieron
en ese momento como una “inconsistencia” de Uribe pronto se
reveló como una muestra de audacia. Muy pronto el coronel
Chávez empezó a mostrar sus límites y cuando Uribe le retiró
la autorización para seguir en esa comedia, por sus abusos
cometidos, nadie se desgarró las vestiduras, salvo el propio
interesado.
Ese revés
humillante, sumado a las mentiras de las Farc descubiertas
durante la “operación Emmanuel”, obligaron a Chávez a
redoblar esfuerzos para sacar de la selva a las dos rehenes.
Pero ese acto loable de Chávez, que los colombianos
saludaron, fué desfigurado enseguida por él mismo cuando
abogó por las Farc y el Eln como organizaciones armadas no
terroristas, lo que equivale a justificar lo inaceptable, la
barbarie, y a inscribirse en la vía sin salida del
fanatismo.
Al final, Chávez
terminó convertido en un partidario extremo de las Farc. La
farsa de la “neutralidad” de Chávez cayó a tierra y ello
dificultará su trabajo de expansión neo-imperialista en
Latinoamérica y su trabajo de lobby ante las cancillerías
europeas. Chávez y las Farc son vistos ahora como elementos
de un mismo problema, no de la solución. El pueblo
venezolano que le rechazó a Chávez, el 2 de diciembre
pasado, una reforma constitucional que lo perpetuaría en el
poder, ve en lo de las Farc otra fuente de preocupación.
El mandatario
venezolano había salido mal parado ante el gobierno
francés, al no haber podido presentar las pruebas de vida
de Ingrid Betancourt. Los documentos arrebatados a las Farc
por los militares colombianos, mostraron al mundo la verdad
espeluznante que la gente de Manuel Marulanda se esforzaba
por ocultar: el infierno que viven sus víctimas, la soledad
moral y las continuas vejaciones que sufren los rehenes y el
fascismo ordinario de los guerrilleros[3].
Esos desgarradores textos y fotos habrían sido entregadas
por Caracas a los familiares de los rehenes con cuentagotas
y con órdenes, como la de no dejar filtrar nada a la prensa.
Todo eso fracasó.
Esos resbalones
de Chávez, que él camufla como triunfos, son el fruto de la
táctica uribista. Ningún otro lider democrático
latinoamericano ha querido enfrentarlo con la entereza de
Uribe.
Cuando las Farc
relanzaron su exigencia de crear, durante un mes, una zona
“desmilitarizada” de 650 Km² en las localidades de Florida y
Pradera (11 000 habitantes) no lejos de la ciudad de Cali
(casi dos millones de habitantes), como condición previa
para un eventual “canje” de 45 rehenes por 500 miembros de
las Farc encarcelados, Uribe puso en la mesa una variante:
una “zona de encuentro” en un lugar no muy poblado. Ese plan
recibió el aval de la Iglesia católica, de la opinión y del
presidente Nicolas Sarkozy. Como éste, además, se declaró
dispuesto a recibir en Francia, como refugiados, a los
terroristas excarcelados que hicieren parte de un arreglo,
todo quedó listo para que la cuestion de los rehenes fuera
resuelta. De hecho, Manuel Marulanda fue incapaz de decir
no, como habían dicho hasta ese momento algunos de sus
lugartenientes. Las Farc se habían quedado sin argumentos.
Fué en ese
momento que surgió el anuncio, el 18 de diciembre, de la
liberación unilateral de tres rehenes para “desagraviar” a
Chávez. Ahora es evidente que esa operación fue montada como
una cortina de humo para hacer olvidar la salida de la “zona
de encuentro”. Pues tras la reaparición del niño Emmanuel y
de su madre, todo el mundo parece haber olvidado que esa
ventana hacia la liberación de los otros 774 rehenes existe.
El gran
interrogante, que muchos colombianos se hacen en estos
momentos, es: ¿cómo reaccionará el gobierno francés ante las
exigencias de Chávez de retirar las Farc y el Eln de la
lista europea de organizaciones terroristas? ¿Para liberar a
Ingrid Betancourt el Eliseo jugará una aventura desesperada
y sin principios ante la Unión Europea? ¿Le pedirá Francia
al presidente Uribe reeditar la política suicida de la
negociación-capitulación ante las Farc? ¿El episodio del
Hércules francés enviado discretamente al Brasil en
julio de 2003 se repetirá bajo otra forma? O, por el
contrario, ¿se descargará por fin el presidente Sarkozy del
fardo que representan ciertos asesores que en sus bufetes
acolchados no juran sino por las Farc por el hecho de que
esa banda, como el presidente de Venezuela, son pilares del
anti-americanismo más bastardo? Esos “expertos” no han
siquiera comprendido que las Farc son sicópatas incapaces de
ver la dimensión humana de los rehenes y secuestrados. Ellos
están lejos de aceptar que cada vez que los apoyos de
Betancourt atacan a Alvaro Uribe, las Farc se sienten más
interesadas en mantenerla cautiva.
En todo caso, el
llamado a las Farc del presidente Nicolas Sarkozy del 5 de
diciembre de 2007 no encajó con la visión tradicional.
Había en ella como una ruptura con la doctrina Chirac-Villepin.
El presidente Uribe ese día no fue tratado como culpable. El
único culpable del cautiverio de Ingrid era Marulanda. Lo
que es un progreso espectacular y un motivo de desconcierto
para cierto microcosmo parisino. Había pues un tímido
cambio. Ojalá que éste revele toda su potencialidad en los
días que vienen. Pues si Sarkozy no tiene la voluntad de
renovar la línea y desoir a ciertos consejeros, hombres del
pasado, el papel de Francia en Colombia y en América Latina
será errado y mediocre, desconectado de las ambiciones y de
los sueños de la gente normal.
Notas
[1]
Saddam Hussein sostenía en 1983
milicias iraníes para hostigar el gobierno vecino. Irán
sostiene movimientos terroristas chiitas en Palestina y
en Líbano para hostigar a Israel.
[2]
El
4 de febrero de 2008, cientos de manifestaciones se
realizarán contra las Farc en ciudades de Colombia y en
varias capitales de América y Europa, como Nueva York,
París, Londres, Madrid, Barcelona, Buenos Aires, Miami,
Sidney, Munich, Toronto, Filadelfia, Boston y Quito. Ver
« Un millón de voces contra las FARC » :
http://www.facebook.com/group.php?gid=6684734468
Página internet :
http://www.colombiasoyyo.org/french.html
[3]
El 18 de junio de 2007, un frente de las Farc asesinó a
once de los doce diputados de la Asamblea del Valle que
retenían como rehenes desde 2002. La carta de Ingrid
Betancourt a su madre, del 24 de octubre de 2007,
detalla la cantidad de pequeñas y grandes ofensas y
maltratos que las Farc le reservan a sus prisioneros.
El 2 de febrero de 2007, por orden de un jefe del frente
48 de las Farc, seis secuestrados fueron asesinados a
garrote y degollados. Un terrorista arrepentido ayudó a
las autoridades a encontrar la fosa común en Puerto Asís
(Putumayo) donde los cuerpos fueron encontrados.
* |
Periodista
colombiano,
autor del libro: "Les Farc, ou l'échec d'un communisme
de combat".
Editions Publibook, Paris, 593 páginas, diciembre de
2005. |