Diatriba
anticolombiana
de Correa
en París
Eduardo
Mackenzie
miércoles,
14 mayo
2008
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La
obsesión anti-colombiana dominó la presentación que el
presidente ecuatoriano, Rafael Correa, debía hacer ayer, 13
de mayo, en un auditorio de la Escuela Libre de Ciencias
Políticas de París, más conocida como Sciences-Po. El
ideario de Correa sobre Colombia puede resumirse en una
frase: “El problema de Latinoamérica es Colombia”. El jefe
de Estado ecuatoriano estima que Colombia, por rechazar el
populismo marxistoide que puso de moda en Venezuela Hugo
Chávez, y que el ecuatoriano trata de aplicar penosamente,
merece ese insulto. Correa está convencido, además, de que
el “socialismo del siglo XXI”, concepto que él no pudo
describir ni someramente, se extiende por todas partes. Esa
doctrina consiste, al parecer, en hacer la revolución, es
decir distribuir la pobreza entre todos, “sin romper la
legalidad”. El nutrido grupo de estudiantes ecuatorianos y
franceses invitados, ávidos de verdad pero mal informados
acerca de la realidad del continente, aplaudieron con
entusiasmo al mandatario.
Correa leyó en francés una furiosa aunque deshilvanada
diatriba contra el individualismo, el “neo-liberalismo” y
los medios de información del continente, culpables éstos
últimos de "ayudar a las oligarquías” y a las “élites
transnacionales” en su resistencia contra los “cambios
profundos”. Su carga contra el “separatismo” de Santa Cruz
en Bolivia y sobre la “agresión militar perpetrada por
Colombia contra Ecuador el 1 de marzo”, fue lanzada en el
mejor estilo chavista.
En cuanto a la política interna de su país, Correa indicó
que no es una buena idea desarrollar la industria petrolera
de Ecuador pues “esos ingresos serán transitorios”. También
reveló que la dolarización de la economía continuará y que,
al mismo tiempo, el Sucre, seguirá vigente.
Rafael Correa rechazó la sugerencia de un invitado de
pedirle a la OEA y al Consejo de Seguridad de la ONU que
examine el computador de Raúl Reyes, ex número dos de las
Farc, abatido por el Ejército colombiano el 1 de marzo
pasado. El espinoso tema de lo que revelan los textos de
Raúl Reyes sobre la complicidad del gobierno ecuatoriano con
esa organización terrorista, fue tratado por Correa como un
no-evento. El hecho de que Interpol examina en estos
momentos los textos y el computador de Reyes, no tiene para
Correa ninguna importancia. El estima que Interpol no es más
que una “parte de la dominación de los pueblos”.
Un estudiante colombiano criticó sus expresiones de odio
anticolombiano. Correa le respondió que las Farc son la
verdadera frontera de Ecuador y no Colombia y que Quito es
partidario de pedir que una fuerza militar internacional sea
instalada en la frontera que separa los dos países. Ninguno
de esos puntos será tratado, al parecer, por él durante su
entrevista con el presidente francés Nicolas Sarkozy. Correa
afirmó que discutirá con él “únicamente” el tema de la
liberación de los rehenes (en poder de las Farc), donde “no
sólo está Ingrid Betancourt”, sino también están los tres
norteamericanos “y algunos ecuatorianos”.
Al día siguiente, tras la reunión con Sarkozy, el tema que
quería evitar el presidente Correa reapareció en una
conferencia de prensa. Periodistas de medios franceses,
ecuatorianos y colombianos, volvieron sobre el asunto del
computador de Reyes y del informe que Interpol presentará el
jueves o viernes próximo. Correa, para resumir, reiteró que
“lo que le dice un guerrillero a otro”, que es lo que hay,
según él, en los textos encontrados en el computador, no
tiene “ninguna importancia” y “no prueba nada”. El estima
que el computador de Reyes no pudo haber sobrevivido al
ataque contra el campamento de las Farc en Ecuador y que
todo es “falso”.
Cuando evoqué las declaraciones de Wellington Sandoval,
ministro ecuatoriado de Defensa, quien reveló antes de ser
destituído que sus servicios conocían desde hacía tres años
las andanzas de Franklin Aisalia, alias Lucho Muñoz, Alias
Franklin Pomelia, brazo derecho de Raúl Reyes en Ecuador,
muerto con éste en el ataque del 1 de marzo, Rafael Correa
respondió que él no sabía quien era Lucho Muñoz pero que si
conocía el caso de Aisalia. Todo eso precedido de violentos
ataques contra la prensa colombiana la cual, según él,
“prostituye la verdad”.
El hecho de que Correa no sepa que Aisalia se hacía llamar
Lucho Muñoz o Franklin Pomelia, muestra que el presidente de
Ecuador no conoce bien el expediente de lo que ocurrió el 1
de marzo pasado. El ignora quizás que casi todo miembro de
las Farc utiliza, fuera de su nombre de pila, dos alias o
apodos.
Lo que motivó el acceso de mal humor del señor Correa fue
probablemente la pregunta que le hice acerca de por qué su
gobierno había autorizado la realización, en febrero de
2008, de una reunión en Quito de la Coordinadora Continental
Bolivariana, organización presidida por Manuel Marulanda
Vélez, Tirofijo, jefe de las Farc. Correa, sin embargo,
terminó admitiendo que ese evento, al que participaron
delegados extranjeros, incluidos algunos de los mexicanos
que murieron en el campamento de Raúl Reyes, había sido
“auspiciado” por la prefectura de Pichincha y el municipio
de Quito, pero que él no la había autorizado por no ser ello
necesario y que de la misma él se había “enterado después”.
Sobre sus conversaciones con el presidente Sarkozy, Correa
fue muy parco. Declaró que su gobierno continuará
propiciando contactos con las Farc “con fines humanitarios”
y sin pedirle permiso “a nadie”. Señaló que respecto de los
rehenes civiles sólo se puede exigir su liberación “sin
condiciones” y que frente a los rehenes militares y policías
“sí debe haber un acuerdo humanitario”. La salida es
continuar la presión, dijo, e insistir para que haya una
liberación de los rehenes. Subrayó que él, Correa, “no
cuenta con el presidente Alvaro Uribe para la liberación de
los rehenes”, pues “Uribe no quiere que los liberen”.
Rafael Correa visitó también Madrid y Bruselas, donde abordó
igualmente el tema de los ecuatorianos que viven en Europa.
En esas ciudades, como en Paris, él pidió que el “hecho
inmigratorio no sea criminalizado”. También explicó la
“iniciativa ITT” según la cual su gobierno congelará las
exploración y explotación de nuevos sitios petroleros en su
territorio “para evitar el aumento de la quema de
combustible fósil” y buscar “nuevas fuentes de energía”.
Todo ello se hará siempre y cuando los europeos le paguen
una “compensación” por las pérdidas que tal política implica
para la nación ecuatoriana. Correa agregó que el gobierno
español había “acogido” esa iniciativa, pero no dijo cual
había sido la respuesta de Nicolas Sarkozy.
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Periodista
y escritor.
Ultima obra publicada: “Las Farc, fracaso de un
terrorismo” (Ediciones Random House Mondadori/Debates,
Bogotá, 2007) |
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