Uribe y
Sarkozy:
¿habrá un
acuerdo
sobre los
rehenes?
Eduardo
Mackenzie
jueves, 31
mayo 2007
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El
Presidente Nicolas Sarkozy debería desconfiar de los
llamados de Raúl Reyes, el número dos de las Fuerzas Armadas
Revolucionarias de Colombia (Farc). Formado por la Stasi en
la época de la RDA, Raúl Reyes es un manipulador
excepcional. Desde hace años, él sabotea con éxito toda
salida negociada del drama de los rehenes en Colombia. Su
interés es la supervivencia de las Farc y conservar en su
poder el mayor tiempo posible sus infelices rehenes, para
disponer de una potente palanca de propaganda contra su
enemigo de siempre, el Gobierno colombiano.
Reyes se presenta hoy ante el Presidente Sarkozy como un
cordero que quiere sinceramente que Francia desempeñe un
papel en la liberación de Ingrid Betancourt y de los otros
rehenes. El pide a Nicolas Sarkozy “convencer al Presidente
Alvaro Uribe de crear una zona desmilitarizada para negociar
un intercambio de presos”. “Los esfuerzos (de Sarkozy) para
hacer progresar esa propuesta”, asegura, serán
“determinantes para obtener el regreso de Ingrid y de los
otros rehenes”.
Reyes quiere, en realidad, impedir que París y Bogotá se
pongan de acuerdo sobre una estrategia eficaz común para la
liberación de los rehenes. Ese acuerdo es posible. Hay hoy
una voluntad manifiesta de los dos Gobiernos de trabajar
juntos. Anteriormente, Raúl Reyes multiplicó las iniciativas
para envenenar las relaciones entre Francia y Colombia y él
reinicia eso ahora. El sabe que Alvaro Uribe no cederá una
pulgada ante la exigencia de entregar, una vez más, un
territorio a las Farc. Colombia guarda amargos recuerdos de
este tipo de aventura, conducida por el Presidente Pastrana
(1998-2002). Desmilitarizar los municipios de Pradera y
Florida, como lo reclaman las Farc, equivale a abrirle
avenidas a ellos hacia el Océano Pacífico y contribuir a
reforzar su extensión. Esa propuesta de las Farc es un
señuelo que el ex-embajador de Francia en Colombia, Camille
Rohou, no duda en calificar de “inviable” (véase El Tiempo,
Bogotá, 3 de mayo de 2007). Sería lamentable que el palacio
del Elíseo se dejara seducir por las supercherías de Raúl
Reyes.
París debería tomar conciencia de las verdaderas
motivaciones de Raúl Reyes. Las Farc no tienen ninguna
simpatía por el Presidente Sarkozy. La revista comunista
Voz, cercana de las Farc pues nunca condenó sus secuestros
ni sus otras acciones criminales, publicó el 9 de mayo de
2007 un editorial sobre la elección presidencial en Francia.
Allí diaboliza a Nicolas Sarkozy mostrándolo como un “aliado
de Washington e Israel” y un “nacionalista extremo” que se
prepararía “para desmontar las conquistas sociales que
Francia erigió desde el final de la Segunda Guerra Mundial”.
Para los comunistas colombianos, la elección de Nicolas
Sarkozy “es un mal augurio para la democracia francesa”. Eso
no le impidió al director de Voz, Carlos Lozano, ir a París
para entrevistarse, según dijo su partido, con
personalidades “interesadas en la búsqueda de un acuerdo
humanitario” y para reunirse, lo que no ha sido dado a
conocer al público, con altos responsables del Quai d'Orsay.
El palacio del Eliseo debería escuchar al Presidente Uribe y
a la sociedad civil colombiana, que es muy firme frente a
las maniobras de las Farc. Hasta ahora, la visión del
Presidente Sarkozy sobre el caso de los rehenes en Colombia
no constituye una ruptura. Está en la misma línea del ex
Presidente Jacques Chirac y del ex Primer Ministro Dominique
de Villepin. No obstante, es necesario adoptar un nuevo
enfoque: trabajar en estrecha colaboración con el Presidente
Uribe, sin abrumarlo con exigencias absurdas, como la
concesión de una zona desmilitarizada a las Farc.
La posición de Alvaro Uribe no es de una intransigencia
obtusa. El ha hecho evolucionar sus posiciones. En la
actualidad, él parece dispuesto a liberar de manera
unilateral, y sin negociación previa, un grupo de 300 o 400
guerrilleros de las Farc encarcelados y condenados por la
justicia colombiana. Su propuesta tendría como efecto cortar
la hierba bajo los pies de la pretensión de las Farc. Sus
condiciones no son de ningún modo exorbitantes: que los
guerrilleros que sean liberados se comprometan a no
reincorporarse a la lucha armada, que se comprometan a
trabajar por la paz y que acepten la supervisión de un
Gobierno extranjero o de la Iglesia católica.
Todo indica que las cosas se mueven rápidamente en Bogotá.
¿El Presidente Sarkozy tiene algo que ver con eso? ¿Va él,
por fin, a dar el visto bueno para que se acoja bajo el
protocolo de “refugiados políticos” a una parte de los
guerrilleros que podrían ser puestos en libertad por la
justicia colombiana? El Presidente francés recibió, martes
22 de mayo, al Alto Comisionado para la Paz en Colombia,
Luis Carlos Restrepo. De ese breve encuentro la prensa
retuvo una sóla cosa: que Nicolas Sarkozy había repetido que
Francia “se opone al recurso de la fuerza para liberar a los
rehenes”. ¿Se abordaron otros puntos? Después del contacto
del Sr. Restrepo en París, el Presidente Alvaro Uribe hizo
saber, el viernes 25 de mayo, que haría sacar de las
prisiones colombianas a los guerrilleros “antes del 7 de
junio de 2007”. El mismo día, el Presidente Sarkozy tuvo una
importante (y larga) conversación con el Presidente Uribe
sobre la suerte de Ingrid Betancourt. ¿Coincidencia? Difícil
de creer. ¿Esta secuencia de hechos misteriosos es
prometedora?
En todo caso, la hipótesis del recurso a la fuerza en la
liberación de los rehenes no debe excluirse. Esta se
refuerzó con la reciente fuga de un rehén, el suboficial de
policía John Frank Pinchao Blanco, quien logró escapárseles
a las Farc después casi de nueve años de cautiverio. Tras
una errancia de 17 días en la selva amazónica y gracias a la
ayuda de las unidades de combate de la Policía que acosan a
los frentes de las Farc, Pinchao recuperó la libertad. La
información que pudo comunicar puede identificar con más
precisión la zona donde se estarían los rehenes “políticos”,
incluída Ingrid Betancourt.
Bogotá, con su propuesta de liberar un número indeterminado
de guerrilleros encarcelados, espera por supuesto de las
Farc un gesto comparable. ¿Harán ese gesto? Nada es menos
seguro. Interesados como están únicamente en la
desmilitarización de los dos municipios citados, las Farc
dijeron, el 18 y 25 de mayo, en Alemania, a través de
artículos publicados en el diario marxista Junge Welt, que
existe, además de la liberación de su gente encarcelada,
otra exigencia: quieren la liberación de dos de sus
comandantes: “Simon Trinidad” y “Sonia”, extraditados y en
las manos de tribunales de Estados Unidos por tráfico de
drogas. Es impensable que los Estados Unidos acepten tal
demanda. Un acuerdo humanitario que implique tal cláusula no
sería más que una quimera.
Raúl Reyes, responsable del calvario que sufren los rehenes
en Colombia, pretende acercarse a París para hacerse ver
como un “jefe revolucionario” que lucha por la paz de
Colombia. En realidad, el número dos de las Farc quiere
aprovecharse de la nueva situación creada por la elección de
Nicolas Sarkozy. París debería abrir los ojos. Si los
encarcelados de las Farc son puestos en libertad, eso será
visto como una fuerte señal de la voluntad del Presidente
Uribe de obtener la liberación de los rehenes. ¿En cambio,
si las Farc no sueltan a sus rehenes ellas perderán
definitivamente toda credibilidad ante los ojos de la
comunidad internacional. ¿Cuál será entonces la actitud de
París y la del Presidente Sarkozy?
* |
Periodista
colombiano,
autor del libro: "Les Farc, ou l'échec d'un communisme
de combat".
Editions Publibook, Paris, 593 páginas, diciembre de
2005. |
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