Inicio | Editor | Contáctenos 
 

Chávez y los rehenes colombianos:
¿Misión imposible?

Eduardo Mackenzie
domingo, 26 agosto 2007


"Marulanda, te habla Chávez : no te conozco. Donde quiera que estés, espero una señal tuya". Con esas enigmáticas palabras el jefe de Estado venezolano notificó a todo el mundo, el pasado 19 de agosto, en su habitual intervención radiotelevisada Aló Présidente, que está dispuesto a intervenir, en calidad de “facilitador”, en la liberación eventual de las personas que las Farc mantienen cautivas desde hace varios años.

Con el “no te conozco”, Chavez plantó el decorado de su nueva aventura: él no conoce a Tirofijo, jefe histórico de las Farc, ni tiene nada que ver con la organización terrorista, a pesar de que desde hace varios años las huestes de Marulanda se refugian, secuestran y disponen de baluartes en Venezuela[1]. Si esto no fuera cierto, la nueva aventura de Chávez sería menos riesgosa y el “no te conozco Marulanda” habría sido superfluo. Pero no lo es. Esa ficción es fundamental. Pues los contra-ejemplos existen[2]. Y no es sino que, de ahora en adelante, la prensa venezolana independiente, o activistas de la oposición, descubran que las Farc esconden a uno o a varios rehenes colombianos en Venezuela, para que Chávez pierda, de la noche a la mañana, su pretendido status de mediador “humanitario”, y gane el de cómplice de esos crímenes.

El presidente Hugo Chávez espera reunirse con su homólogo colombiano, Alvaro Uribe, el próximo 31 de agosto. Pero horas después de ese anuncio, medios de prensa venezolanos dijeron que Raúl Reyes, el vocero de las Farc, se encontraba ya en Caracas tratando de ambientar un encuentro en el palacio de Miraflores con el presidente, lo que fue mal recibido por las autoridades colombianas.

Otro elemento llamativo de la curiosa orquestación en curso es que ésta debe ser leída, según Chávez, no como una iniciativa personal de él, sino como una respuesta desinteresada de su parte a la “invitación” que le formulara una senadora colombiana, Piedad Córdoba, quien había recibido, días antes, la autorización del presidente colombiano Alvaro Uribe, para mediar en el espinoso asunto de las víctimas, vivas y muertas[3], de las Farc.

Aunque ella figura como una dirigente del partido Liberal colombiano, la diligente senadora Piedad Córdoba está al servicio del movimiento “bolivariano” venezolano desde hace años y es una admiradora confesa de Marulanda[4].

Es obvio que el presidente Chávez se embarca en esa difícil mediación para tratar de frenar la degradación de su imagen, acelerada por sus actividades más recientes: hizo aprobar una nueva Constitución que le permitirá gobernar de forma vitalicia, amordazó el principal canal de televisión de su país, eliminó la autonomía del Banco Central, va a crear una milicia popular, aumentó la pobreza de la población y el número de prisioneros políticos y está amenazando a sus vecinos con un arsenal impresionante[5] que viene de la Rusia de Putin y de los ayatolas de Irán.

¿Logrará Chávez arrancarle los rehenes a las Farc? No es imposible que lo logre, pues el hombre ganaría mucho con ello, aunque no será cosa fácil. Prisioneras de sus propias obsesiones, las Farc han dicho que no liberarán a nadie mientras el presidente Uribe esté en el poder. Han hecho saber que no soltarán a nadie hasta que no les entreguen una zona “desmilitarizada” más grande que Nueva York para hacer de las suyas. Chávez es impotente frente tales reivindicaciones pues él no tiene cómo ordenar “despejes” en Colombia. Y Uribe ha dicho y reafirmado, con razón, que los despejes que quieren las Farc él no los autorizará jamás.

No es la primera vez que Hugo Chávez se ve ligado a la suerte de los rehenes de las Farc. Un grupo de éstos le propuso que los acogiera como refugiados políticos tras una eventual liberación. Pero las Farc rechazaron la idea y Chávez no abrió la boca para denunciar la brutal actitud de Marulanda. Lo triste es que los autores de esa angustiada propuesta están hoy muertos: ellos eran los diputados del Valle, rehenes que fueron asesinados por las Farc en junio pasado.

La prensa colombiana se ha dividido frente a la anunciada mediación de Chávez. El diario bogotano El Tiempo, de centro-izquierda, estima que Chávez “es el primero al que las Farc pueden ver con otros ojos” a causa de sus “posturas socialistas, revolucionarias y antiimperialistas” y por el hecho de que él “se ha negado a calificar de terroristas a los guerrilleros colombianos”, sin olvidar, claro está, “su generosa chequera petrolera”. Por el contrario, El Colombiano, de Medellín, observa que Chávez “comenzó a ejercer una labor de interlocutor sin que haya mediado una declaración del Gobierno colombiano para oficiar en ese asunto”. El matutino conservador alerta contra los obscuros “juegos políticos” que se podrían estar fraguándo tras bambalinas y estima que esa mediación “comenzó coja y podría ser una arma de doble filo”. En su editorial del 22 de agosto, intitulado Chávez ¿un caballo de Troya?, ese diario concluye: “sinceramente dudamos que la participación de Chávez en nuestros asuntos, con su excesivo protagonismo, le haga bien al futuro institucional [de Colombia]”.

No le falta razón a El Colombiano. La incursión de Chávez debe ser analizada, en efecto, no a la luz de una fraseología “humanitaria” sino de sus ambiciones continentales. Después de haber logrado imponer regímenes adictos a él en Bolivia, Ecuador y Nicaragua, Chávez se esfuerza por caer sobre Colombia, mejor puerta de salida sobre el océano Pacífico para su petróleo que el Ecuador. Para eso él organiza desde hace años en Colombia una fuerza política, el llamado Polo Democrático, que ejecuta a la perfección, hasta hoy, sus órdenes de diabolizar el gobierno de Alvaro Uribe, minar el Estado colombiano e ir moldeando la opinión pública con la idea de que esa pretendida “izquierda democrática” ganará el próximo 28 de octubre las elecciones regionales[6] y la elección presidencial en 2010.

Es pues la cita electoral de octubre en Colombia el otro factor que explica la súbita arremetida de Chávez. El quiere que las Farc salgan de su postración política y militar y juegen un papel activo en las campañas que él conduce a través del partido cipayo PD.

¿Qué riesgos corre Alvaro Uribe con la intervención de Chávez? Un detalle que la prensa parece olvidar: Uribe no le pidió a Chávez que mediara en ese asunto. La iniciativa no viene de Bogotá ni de Uribe sino de la parte adversa, de la galaxia del llamado “movimiento bolivariano”. Piedad Córdoba hizo recientemente viajes a Caracas para estructurar ese proyecto. Ella solicitó a Chávez, a comienzos de agosto, que ayudara en la realización de un eventual acuerdo humanitario en Colombia. Fernando Araújo, el ministro colombiano de Relaciones Exteriores, tuvo que explicar en ese momento que la senadora no era en ningún caso un emisario del gobierno colombiano. Fue ella quien después insistió y le pidió al presidente Uribe que le permitiera jugar un papel en la “busqueda de un acercamiento entre el gobierno y las Farc”. Tras el visto bueno de Uribe, la primera iniciativa de Córdoba fue la de ir a buscar la mediación de Chávez.

Si la idea viene del campo “bolivariano”, al cual las Farc no son ajenas, se puede deducir que éstas son quienes tiran los hilos de esa operación. La gente de Marulanda deja ver así como una cierta urgencia. Ello se explica por sobradas razones. Todos las maniobras de las Farc para ganarse aliados en el pulso que sostiene contra Alvaro Uribe, como la Iglesia católica, la UE, y hasta el gobierno de Nicolas Sarkozy, han fracasado. La terquedad de Raúl Reyes está hundiendo a las Farc. Por otra parte, esa banda vive una crisis militar, sus frentes están pierdiendo hombres más rápido de lo que ella puede soportar, sus exportaciones de drogas encuentran más dificultades, sus rehenes se les están muriendo, o están siendo abatidos por sus captores ante los fracasos de la negociación de un “acuerdo humanitario”.

Al permitir que Hugo Chávez meta sus narices en el expediente de los rehenes, Uribe demuestra que tiene varios ases en la manga y la voluntad necesaria para lograr un arreglo del problema, y que la intransigencia de las Farc es, por el contrario, el verdadero problema, como lo admiten hoy hasta los habituales críticos de Uribe, como la Ong Redepaz.

Uribe no está, pues, a la defensiva. La ruptura con la UE y con Francia buscada por las Farc no ocurrió y las tratativas respecto del congreso norteamericano por el TLC están, de nuevo, en buen camino. Por otra parte, todos los índices de seguridad en Colombia han mejorado, el crecimiento económico del país es el mayor de los últimos 20 años, las fuerzas militares están mejor equipadas y a la ofensiva y las Farc no logran salir de su fase defensiva.

Uribe está recogiendo el fruto de sus cinco años de gobierno. ¿Por que tendría que hacer él las mayores concesiones ante una fuerza declinante como las Farc? Chávez debería saber eso. El presidente de Venezuela, si quiere redorar su blasón, debería obligar a Raúl Reyes a transigir, a autorizar la liberación de los secuestrados. Chávez podría incluso ir más lejos: obtener que las Farc acepten que su violencia no tiene futuro, que deben regresar a la legalidad y transformarse en partido político desarmado.

Si él lo consigue su prestigio revivirá en Latinoamérica. Ello ayudaría, objetivamente, a sus mamelucos del PD, pero esa apuesta, a pesar de ese inconveniente, vale la pena. El problema es que las Farc carecen de un liderazgo que sea capaz de conducirlas durante un proceso de esa importancia. Pues para llegar a tal situación las Farc deben comenzar con un cese al fuego, y seguir los pasos que dieron sus enemigos, las autodefensas de las Auc: la concentración de sus tropas, la entrega de armas y pactar la desmovilización real.

El Estado colombiano los tratará entonces como trató y trata a las Auc: con la ley de Justicia y Paz que dice no a la impunidad, no a las amnistias, no a los indultos, pero que prevé una tarifa de penas atractiva para quienes confiesen sus crímenes y reparen financieramente a sus víctimas. Tal es la apuesta obligada entre Colombia y las Farc, la única que puede haber entre esas dos partes. Si el presidente Chávez quiere ayudar a hacer menos largo y costoso en vidas humanas ese proceso está en sus manos hacerlo. ¿Estará él a la altura del momento? ¿Se dejará empantanar, por el contrario, en las terquedades aberrantes y sin fondo de las Farc? En los próximos días se verá quien es el patrón de quien.

--------------------------------------------------------------------------------

[1] Ver las revelaciones a ese respecto de tres periodistas colombianos de El Tiempo, Bogotá (7 de abril de 2002) y del diario caraqueño El Nacional (8 de septiembre de 2002). Según un estudio de la Federación de Ganaderos de Venezuela, durante el mandato de Chávez, 1.505 personas han sido secuestradas, 78 de las cuales siguen en cautividad. El Pais, Cali, 23 de agosto de 2007.

[2] Las Farc declararon, en 1993, que ellas “siempre han estado agradecidas” con el gobierno venezolano quien, “desde 1991”, les “abrieron sus puertas para contribuir a la paz en Colombia”. El Tiempo, Bogotá, 24 de marzo de 1995. En 2000, Chávez permitió a dos jefes de las Farc echar discursos incendiarios contra Colombia en el Parlamento venezolano. No hay que olvidar, igualmente, el episodio Fernando Serna, un combatiente de las Farc que hacía parte de la escolta personal del presidente Hugo Chávez durante su visita oficial a Bogotá en mayo de 2001. Según la investigación ulterior, Serna había sido puesto en ese cargo gracias a la intervención personal de Alfonso Cano, un lider histórico de las Farc. Ver los informes de la revista colombiana Cambio, en septiembre de 2001.

[3] Pues las Farc se niegan a entregar los cuerpos de sus rehenes asesinados o muertos, como los once diputados abatidos en condiciones misteriosas en junio de 2007 y los dos suboficiales del Ejército, Jesús Alfonso Sol Rivera y Alexander Cardona, muertos a comienzos de agosto de 2007 no se saben en qué condiciones.

[4] Piedad Córdoba reveló que habia ido a conocer a los jefes de las Farc y que el momento de su encuentro con Tirofijo constituyó uno de los momentos culminantes de su vida. Ver Voz, semanario del Partido Comunista de Colombia, 14-27 de octubre de 1998.

[5] Desde que tomó el poder, Hugo Chavez ha invertido 4.300 millones de dólares en armamentos, suma colosal pues supera las compras en ese rubro de Irán, China y Pakistán. Grupo de Estudios Estratégicos, Madrid, 2 de febrero de 2007.

[6] Ese día serán elegidos unos 15.000 funcionarios : gobernadores de departamento, alcaldes, concejales municipales y diputados departamentales.

*

Periodista colombiano, autor del libro: "Les Farc, ou l'échec d'un communisme de combat".
Editions Publibook, Paris, 593 páginas, diciembre de 2005.


© Copyright 2007 - WebArticulista.net - Todos los Derechos Reservados.